18 marzo 2018
Un Memorial con
olvidos y lagunas
Las críticas se ciernen sobre el Memorial de Víctimas del
Terrorismo, que abre sus puertas este año en Gasteiz.
Con un Patronato sin actividad, honra a las víctimas del
terrorismo y relega a los damnificados por otras violencias
E l Centro Memorial de las Víctimas
del Terrorismo, con sede en Gasteiz, aspira a abrir sus puertas este año. Pero
ni siquiera recibiendo a sus primeros visitantes podrá desprenderse de las
desavenencias políticas que han rodeado el proyecto, que viene gestándose desde
2011 tras la aprobación de la Ley
de Reconocimiento y Protección Integral de las Víctimas del Terrorismo. A pocos
meses de que se convierta en una realidad, su gestión por parte del Gobierno
español ha estado rodeado de incógnitas para las autoridades vascas. Entre
otras suspicacias está las que traslada su Patronato, formado mayoritariamente
por el Ejecutivo de Rajoy aunque con presencia minoritaria del Gobierno Vasco y
del Ayuntamiento de la capital alavesa, que no se ha reunido desde que fuera
constituido oficialmente en noviembre de 2015. Otra de las críticas vertidas
desde Euskadi es que las instalaciones sirvan para redactar un relato de parte,
centrado en las víctimas de ETA, en unas instalaciones a las que algunos
consideran que les faltan varias piezas para construir una memoria compartida.
Sea este próximo verano o unos meses más tarde, la puesta
en funcionamiento del Centro para la
Memoria de las Víctimas del Terrorismo se ha visto empañada
por las críticas al funcionamiento de sus órganos de gestión. Más en concreto,
a las tareas encomendadas al Patronato de la Fundación que lo dirige.
No ha vuelto a reunirse aunque el proyecto haya completado sus etapas más
decisivas desde su primer encuentro en noviembre de 2015 en Madrid. Y aunque
recientemente hubo una convocatoria, fechada para el pasado 26 de enero, se
anuló a última hora. El rey Felipe VI ejerce de presidente de honor en un ente
que cuenta con otros 21 patronos: diez representan a la Administración General
del Estado, además del presidente Mariano Rajoy, tres al Gobierno Vasco, uno al
Ejecutivo de Nafarroa y otro a los gobiernos de las restantes comunidades autónomas.
Gasteiz, su Consistorio, también está representado. Por último, Congreso y
Senado aportan un miembro cada uno, y las víctimas del terrorismo, otros dos.
Con el control del Gobierno español asegurado, la Comisión Ejecutiva
-copada también por el Ejecutivo español- no ha tenido excesivas citas en su
agenda. Según fuentes conocedoras de su actividad, se ha reunido en contadas
ocasiones.
Florencio Domínguez, director del Centro para la Memoria de las Víctimas
del Terrorismo, asegura que “las convocatorias del Patronato exceden a nuestra
competencia”. Atendiendo a la llamada de este periódico, asevera que la tarea
del equipo que trabaja en las instalaciones -área educativa y expositiva;
archivo y documentación; administración y comunicación- es ajena a la actividad
de su principal órgano de gobierno. “Ni siquiera formamos parte del mismo”,
incide, para afirmar que están ajenos a este respecto para centrarse en “la
actividad propiamente dicha del centro, en el que estamos trabajando”.
Otra de las quejas de las instituciones vascas es el
desconocimiento de los pasos que el Gobierno español va dando para materializar
el centro, que se ubica en la antigua sede del Banco de España de Gasteiz. De
hecho, y aunque la idea primigenia era que el diseño fuera compartido por los
ejecutivos de Madrid y Lakua -con el PP y el PSE a los mandos entonces-, en
2013 comenzaron las disputas, cuando el Ministerio de Interior encabezado por
Jorge Fernández Díaz amagó con dejar fuera al Gobierno Vasco, ya en manos del
PNV. Para esas fechas ya se había presentado el Plan de Paz y Convivencia, que
años después ha permitido abrir el Instituto Vasco de la Memoria , Gogora, que
incluye no solo el recuerdo a las víctimas de ETA, sino que también analiza
otras violencias como las torturas o incluso se retrotrae a las conculcaciones
de derechos humanos de la
Guerra Civil.
Lakua, sin
información
Las instituciones de la CAV han denunciado en diversas ocasiones que han
obtenido información del Memorial de Víctimas a través de los medios de comunicación,
cuando el Gobierno Vasco y el Ayuntamiento de Gasteiz están incluidos como
parte de sus órganos de gobierno. La web del centro (www.memorialavt.com) no
recoge por ahora informes como las memorias anuales, los planes de actuación o
los dosieres económico-financieros. El Ejecutivo de Rajoy ha inyectado más de
cinco millones de euros para acondicionar el edificio, aunque en el portal
cibernético sí que figuran datos importantes como las subvenciones obtenidas
por parte del Gobierno español: en 2015 fueron 30.000 euros como dotación
fundacional y otros 1,1 millones de euros a cargo de los Presupuestos Generales
del Estado. En 2016 y 2017, la cuantía ascendió a los 1,7 millones anuales.
“Frente al terrorismo en sus diferentes manifestaciones, la
sociedad democrática española tiene una obligación de reparación, de
dignificación, de protección y, muy especialmente, de memoria, para que la
historia recoja la verdad de lo sucedido, sin neutralidades o equidistancias
entre aquellos que asesinan y los asesinados”, aseveraban desde el Ministerio
de Interior cuando se dio a conocer la formación del Patronato hace ahora tres
años. Y, efectivamente, la calificación de “víctima del terrorismo” quedaba
amarrada y bien amarrada en la normativa que alumbró el centro, que fue
aprobada con el consenso de la mayoría de formaciones en el Congreso y el
Senado. Pero ya desde entonces las administraciones vasca y navarra
reivindicaron su compromiso “con todas las víctimas de cualquier violencia”,
proviniera de donde proviniera la conculcación de los derechos humanos.
Pasados los años y perfilado el proyecto por una comisión
de expertos, el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo va a dar cabida
a “a los demás grupos terroristas que han operado en España, como Grapo, GAL,
Terra Lliure, Exército Guerrilheiro do Povo Galego Ceive, etc. Tanto
organizaciones de extrema izquierda, como de extrema derecha, las de
inspiración nacionalista o las de cualquier otra orientación deben estar
reflejadas y sus víctimas tienen que ser reconocidas”.
Por lo que ha trascendido hasta ahora, la pieza estrella
del Memorial será la réplica del zulo en el que el funcionario de prisiones
José Antonio Ortega Lara permaneció secuestrado durante 532 días bajo un taller
de Arrasate. También albergará un conjunto de documentos, alrededor de 300
armas y efectos aprehendidos a ETA por las autoridades francesas en el
transcurso de dos décadas de lucha antiterrorista que, previo análisis policial
y judicial por si ayudan a esclarecer los atentados aún pendientes de
resolución, pasarán a engrosar el archivo del centro. Ingresarán en el “banco
de la memoria” de las instalaciones de Gasteiz, donde los investigadores los
tendrán disponibles en un futuro. Aunque por ahora se desconoce la ubicación o
áreas exactas, los atentados yihadistas más conocidos que han azotado Europa
estos últimos años también tendrán hueco.
El caso llega al
Senado
Unas recientes declaraciones del portavoz del PNV en el
Senado, Jokin Bildarratz, ponían el foco en otro asunto como el “sesgo
ideológico” que a su juicio “en ocasiones está aflorando de forma muy
evidente”. En una sesión de control al Gobierno, y frente al presidente Rajoy,
el senador jeltzale instó a realizar “una mirada clara y crítica del pasado en
Euskadi, basada en el Pluralismo Memorial; como un ámbito de diálogo
democrático en el que debe hacerse sitio a la mirada de los otros”. Así, ahondó
en que “no es bueno promover construcciones memoriales aisladas, incomunicadas
o acotadas sólo a un sector ideológico-político de la sociedad”, por lo que
reclamó al Ejecutivo de Rajoy a realizar “un mayor esfuerzo”. No solo para
“asentar la pluralidad y la colaboración en la gestión”, sino para construir
“una memoria compartida”.
La respuesta de Rajoy, que la dirección del Centro Memorial
de las Víctimas del Terrorismo dice compartir, versó sobre la génesis del
proyecto. Las instalaciones memorialísticas son, a su juicio, “fruto de la
pluralidad” en sus órganos de gestión. De la misma forma, se escudó en la Ley de Reconocimiento y
Protección Integral de las Víctimas del Terrorismo, aprobada “con la práctica
unanimidad de todos los grupos parlamentarios, y, por supuesto, también con su
voto -por el PNV-”. Recordando que la
Ley vasca recoge expresiones similares, sostuvo que “el
consenso sigue vigente”.
Opinión:
Como era de esperar, ya están aflorando las controversias
sobre el uso partidista de los homenajes, los reconocimientos y/o cualquier
otra historia que tenga relación con “LAS” víctimas del terrorismo. Lo que mas
me duele es que un pequeño grupito de víctimas llevamos años advirtiendo de que
esto iba a ocurrir pero, como casi siempre, solo se escucha a víctimas que
tienen representación (real o supuesta) en el mundo de víctimas del terrorismo.
Qué lástima que no hayan venido a aprender lo que es una
exposición neutral y exclusivamente informativa como la que hemos podido
disfrutar en Barcelona por los 30 años del atentado en Hipercor. Y no me
refiero a esas exposiciones que solo ofrecen fotografías lo mas truculentas y
morbosas posibles, de esas prefiero no hablar ni opinar. Me refiero a una
exposición en las que el visitante puede palpar, ver y escuchar la REALIDAD de lo sufrido
por víctimas anónimas, víctimas reales sin adscripción partidista y que no
buscan su rinconcito dorado en ningún partido utilizando el dolor ajeno en
beneficio propio. Una exposición que ha sido visitada por muchísimas víctimas
sin que ninguna se haya sentido ofendida ni afectada, porque el propósito era
mostrar lo ocurrido para que se conozca la verdad de estos 30 años.
Evidentemente, ha habido quien no ha querido venir porque o bien se habrían
descubierto sus mentiras y sus embustes o bien se habría descubierto el
abandono y el desamparo al que han sometido a muchas víctimas anónimas del
terrorismo.
Y como muestra, un botón: la Fundación de Víctimas
del terrorismo no ha hecho una sola mención de esta exposición en su revista
editada a todo color y con un enorme número de patrocinadores y patronos.
Ese es el problema, la cantidad de gente que está en estos
temas sin haberlos sufrido y que han tenido contacto solo con las víctimas con
las que comparten ideario e ideología.
Algunos ya lo advertimos hace tiempo: ahora, si las cosas
salen mal, ajo y agua.
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