20 marzo 2018
Homenaje al mal
Recibimientos como el
ofrecido en Durango y Ondarroa a un preso de ETA liberado ayer constituyen una
afrenta a las víctimas
Los recibimientos organizados por familiares y amigos a
Zunbeltz Larrea, el recluso que quedó ayer en libertad tras cumplir 15 años de
condena por kale borroka y
colaboración con ETA,
volvieron a escenificar, primero en Durango y después en Ondarroa, homenajes en los que se ensalza cuando menos el tiempo de prisión. En los que
se desliza la supuesta heroicidad del liberado y en los que éste encuentra el
reconocimiento moral a su ‘sacrificio’, junto a un ceremonial colectivo ideado
para exonerarle de cualquier responsabilidad personal. El patrón es siempre el
mismo. El que el pasado 28 de febrero rechazó el Parlamento vasco por la ‘revictimización’
que suponen de las personas asesinadas y perseguidas por ETA. Es más que
comprensible que los familiares se alegren de que un ser querido recobre la
libertad y vuelva a casa, y que sus allegados experimenten parecidos
sentimientos. Pero es la expresión pública de ellos lo que puede convertir la
emoción íntima en una afrenta hacia la memoria de las víctimas.
Se da, además, la circunstancia de que hay presos que
recuperan la libertad sin que nadie ose organizarles recibimiento alguno. Son
aquellos que durante la condena han perdido el favor de la banda terrorista y
sus entornos. Poco importa que ETA esté ya desarmada y a punto de admitir su
desaparición orgánica para que los ‘amigos’ sepan a quién deben homenajear y a
quién no; para que las familias acojan a los expresos en la más absoluta
discreción o en medio de rituales que se escapan de su ámbito de decisión e,
incluso, del ámbito de decisión del excarcelado. Un ‘aurresku’, gritos de
‘txapeldun’, alguna pancarta, los lógicos abrazos y las palabras que se anime a
pronunciar el ex preso componen una secuencia que se vuelve hiriente para los
deudos de las víctimas; especialmente cuando ETA ha dejado de existir de facto
y su ignominia revive en los homenajes a los activistas que la banda terrorista
ha retenido en las cárceles sin permitirles acogerse a vías de reinserción. La denuncia protagonizada por dirigentes del PP ante el recibimiento de Durango es una muestra
de repudio que la izquierda abertzale no puede pasar por alto reduciéndola a
una confrontación partidaria. Si los herederos de ETA consideran que «fue
injusto» constituye un lema excluyente hacia ellos es que tienen aún pendiente
su desarme ideológico y su reconversión ética.
Opinión:
Nada más que añadir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario