24 marzo 2018
El crimen que solo ETA puede
esclarecer
El
Gobierno vasco presenta hoy un informe para esclarecer el secuestro, tortura y
asesinato de tres gallegos en 1973
Es uno de los casos más misteriosos en los que jamás
se ha visto envuelto ETA. Pero las familias de Humberto Fouz Escobero, Jorge
Juan García Carneiro y Fernando Quiroga Veiga siguen recordándoles aunque su
pista desapareciera un lejano 24 de marzo de 1973. Apenas se conoce qué pudo
acontecerles a estos tres gallegos residentes en Irun que cruzaron a Iparralde
a pasar una jornada de asueto. Jamás volvieron. Solo las crónicas periodísticas
de la época y las investigaciones policiales, que apuntaban a que se toparon
con un comando de ETA que confundió a los tres jóvenes con policías y los
secuestró, torturó y asesinó, han arrojado cierta luz sobre un caso instalado
en profundos interrogantes. Tantos que, 45 años después, nada se sabe de su
paradero.
ETA jamás ha reconocido que asesinara a Fouz, García y
Quiroga, pero las sospechas se ciernen sobre la organización terrorista, que
pudo haberlos secuestrado, torturado y asesinado al haberles confundido con
policías españoles. Para nada lo eran. Fouz, de 29 años y que se había
recorrido media Europa antes de recalar en la localidad fronteriza guipuzcoana,
era trabajador de una empresa de transportes. García, de 23 años y llegado poco
antes, buscaba empleo. Quiroga, por su parte, trabajaba en la Agencia de Aduanas. Tras
comer con un conocido, los tres cogieron el vehículo de Fouz -un Austin blanco,
más concretamente- para pasar el día en Iparralde, donde acudieron al cine a
ver El último tango en París, una película censurada por una
dictadura que daba sus últimos coletazos, y después habrían visitado un bar
ubicado en Donibane Lohitzune en el que la desgraciada casualidad hizo que se
toparan con los etarras. Allí se habría truncado lo que venía siendo una
jornada de asueto.
Las investigaciones policiales, escasas a la vista de que
el sumario del caso apenas contenía pesquisas, apuntaron a que Fouz, García y
Quiroga pudieron ser secuestrados por ETA, aunque tampoco arrojaba excesivas
certezas. El relato, sin embargo, fue completado con crónicas periodísticas que
apuntaban a hechos mucho más macabros. Las noticias barajaban que cinco etarras
redujeron a los tres coruñeses tras un forcejeo en el que Fouz fue gravemente
herido por un botellazo. Introducidos en dos coches -uno de ellos el Austin
propiedad de los tres gallegos-, habrían sido conducidos a algún punto seguro para
la organización armada.
La mano de ETA
Algunas notas periodísticas de la época coinciden en que
fueron trasladados a un baserri de Donapaleu, donde habrían sido salvajemente
torturados. Fruto de algún soplo policial o de comentarios de algunos miembros
con mando ascendente en la ETA
de la época, las informaciones incluso aportaban los nombres de los etarras que
habrían participado en los macabros hechos: el histórico dirigente Tomás Pérez
Revilla, al que apuntaron como ejecutor y que falleció en 1984 en un atentado
de los GAL; Manuel Murua Alberdi, alias El Casero; Ceferino Arévalo Imaz, El
Ruso; Jesús de la Fuente Iruretagoiena , Basakarte; Prudencio Sudupe Azkune, Pruden;
y Sabino Atxalandabaso Barandika, Sabin. Ninguno de ellos ha reconocido
ser autor de un suceso que, pese a los intentos de esclarecimiento por parte de
la Justicia ,
no ha logrado despejar el paradero de los cadáveres de los tres gallegos. Se
abrieron dos investigaciones judiciales y se cerraron de forma abrupta. Tampoco
surtieron efecto los intentos inmediatos de las familias por hallar a sus seres
queridos, pese a que peinaran la costa de Iparralde. No había huella de
Quiroga, García o Fouz.
Pese al tiempo transcurrido, las especulaciones han rodeado
una desaparición que los allegados de Fouz, Quiroga y García nunca han
olvidado. Ejemplo de ello es la exparlamentaria y exsenadora socialista Coral
Rodríguez, sobrina de Fouz, quien en 1999 pidió en la Cámara Alta al
entonces ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, que reactivara las
investigaciones después de conocerse que una tumba en Iparralde podría albergar
los restos de Eduardo Moreno Bergaretxe, Pertur, el dirigente de ETA
político-militar supuestamente asesinado por el sector más duro de la
organización en 1976. En 2004, por su parte, el caso llegó al Parlamento Vasco.
Y hace pocos meses hizo lo propio, aunque prestando testimonio en el transcurso
de la ponencia de Memoria y Convivencia de la Cámara vasca. Desgraciadamente, ninguna
iniciativa ha conseguido desvelar detalle alguno de lo acontecido hace hoy 45
años.
La enésima tentativa tendrá el sello de la Dirección de Derechos
Humanos, Convivencia y Cooperación del Gobierno Vasco que, junto con la Cátedra de Derechos
Humanos de la UPV /EHU,
presenta hoy un informe sobre la desaparición de Quiroga, Fouz y García con el
que confían arrojar algo de luz sobre un caso que sigue instalado en la
oscuridad.
Casos sin resolver
‘Pertur’. Dirigente de ETA (pm), Eduardo Moreno Bergaretxe
desapareció el 23 de julio de 1976. Las hipótesis apunta a la autoría de los
comandos ‘bereziak’ de la organización en la que militaba, pero tampoco se
descarta que fuera obra de cuerpos policiales.
‘Naparra’. José Miguel Etxeberria, miembro de los Comandos
Autónomos Anticapitalistas, desapareció el 11 de junio de 1980. El Batallón
Vasco Español reivindicó su secuestro y muerte. Aunque en 2017 se buscó el
cuerpo en Las Landas, nunca ha aparecido.
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