17 julio 2019
La verdad sobre el Imán
de Ripoll
El CNI fichó a Es
Satty en 2014 a
cambio de no ser deportado y le ayudó a ser imán en Ripoll
En marzo de 2012, tras ser trasladado a Ceuta desde la
cárcel de Castellón para el juicio de su causa por narcotráfico, el imán de
Ripoll cambió de golpe su actitud islamista radical y mostró un perfil bajo,
ante su temor de ser expulsado a Marruecos, y en abril comenzó a recibir
visitas de la Guardia
Civil. Dos años después, recibió la cuarta visita para
captarlo, esta vez de agentes del servicio secreto, que había estado vigilando
su evolución ideológica en prisión, pese a que ahora el CNI lo niegue.
La trayectoria de Abdelbaki Es Satty como confidente
policial es muy larga y culmina con su captación como informante por el Centro
Nacional de Inteligencia (CNI) a cambio de no ser expulsado de España después
de cumplir su condena de cuatro años de prisión tras ser detenido en 2010
conduciendo una furgoneta (Mercedes Sprinter) con 136 kilos de hachís que
pretendía embarcar en el ferry Ceuta-Algeciras.
En realidad, este fichaje por el CNI no es nada
extraordinario, ya que Es Satty había alegado en su defensa que fue obligado a
transportar ese alijo bajo las amenazas de un grupo islamista –con lo que
adquirió interés como posible fuente sobre planes terroristas– y lo de intentar captar
a un miembro de una célula yihadista en prisión, bajo la amenaza de ser
expulsado a su país –donde se arriesga a penas mucho peores–, es una actuación
de captación de manual: Satty es un objetivo con probadas relaciones con
la amenaza que se quiere extirpar (el yihadismo) y se tiene el elemento de
coacción para obligarlo a colaborar (la deportación).
Lo realmente extraño es el empeño que puso el CNI en negar
que se le hubiera querido captar, en sostener que sólo se le interrogó y en afirmar
que no llegó a trabajar para ellos; porque lo que se quiere esconder es el dato
verdaderamente relevante: hasta cuándo fue confidente suyo. De hecho, no
reconoció haberlo entrevistado en prisión hasta que se filtró en prensa
–probablemente como coletazo de la guerra entre el comisario Villarejo y los
servicios secretos–, y entonces "La Casa " (como se llama internamente al CNI)
adujo que se había limitado a interrogar a alguien que decía haber estado en
contacto con islamistas, algo rutinario en las labores de inteligencia.
El informe sobre Es
Satty preso cuya existencia se negó
Pero resulta que los agentes del CNI no fueron a verlo
hasta que le quedaba muy poco tiempo para salir en libertad –en vez de hacerlo
en cuanto se conocieron sus alegaciones sobre las supuestas coacciones de
yihadistas que le habrían forzado a hacer de “mula”–, y luego negaron
haber estado vigilando su radicalización islamista en prisión, cuando lo normal
es que lo hicieran. Incluso
filtraron a los medios que durante su estancia en prisión “nunca se realizó un
informe sobre él”, pese a tener cierta ascendencia sobre la comunidad musulmana
del centro, porque “no estaba dentro de los patrones de vigilancia”.
La verdad es bien distinta. Público ha tenido acceso a la nota
confidencial facilitada a los cuerpos policiales por el Centro Nacional de
lnteligencia en los días posteriores a los atentados, en la que se hacía un
resumen general sobre lo que se sabía de Es Satty. Y uno de sus pasajes explica
(como se puede ver en el fragmento reproducido al inicio de este artículo):
• A la llegada de Es Satty al C.P. [Centro Penitenciario] Castellón I, otro preso denominado Abdellatif Sif era el líder de
las oraciones de la comunidad musulmana interna en prisión. Abdellatif Sif exige
al resto de presos musulmanes el cumplimiento ortodoxo de los preceptos
religiosos, tiene capacidad de liderazgo y posteriormente junto con Abdelbaki Es Satty, lideran un grupo de presión que realiza
actividades proselitistas sobre otros internos musulmanes. Ambos han mantenido un proceso de radicalización en la cárcel y Sif
comenta abiertamente su apoyo a los talibanes en Afganistán, manifestando que de
este conflicto sólo son culpables las fuerzas de ocupación, incluidas las
españolas.
• Satty fue
considerado por IIPP [Instituciones Penitenciarias] como islamista, mostrándose radical
desde el principio de su estancia en C.P. Castellón. Realizaba acciones de proselitismo sobre otros internos, cumplía
un seguimiento exhaustivo de los preceptos religiosos y exigía, junto con Sif,
el cumplimiento del Ramadán al resto de presos musulmanes.
• No hablaba con los funcionarios. Era
extremadamente reservado y actuaba cono líder secundario de Sif en el
grupo de presión establecido en la comunidad musulmana del C.P.
Es decir, todo lo contrario de lo que se filtró a medios
como El Confidencial. De
hecho, cada vez que aparecían en prensa nuevos datos sobre la radicalización de
Es Satty en prisión, surgía de inmediato una nueva filtración desmintiendo lo
evidente. Por ejemplo, al difundirse que su estancia en la prisiòn de Castellón
coincidió con la del yihadista Rachid Aglif, en ECD (elconfidencialdigital.com) se publicó lo siguiente:
"…estas noticias sobre Es Satty han provocado gran
indignación dentro de Instituciones Penitenciarias, y más concretamente en la
cárcel de Castellón, donde no dan crédito a lo leído: “Nada de lo que se ha
contado es verdad y existen informes que confirman lo contrario”.
"Los funcionarios y técnicos de prisiones consultados
por este diario explican que el imán de Ripoll estuvo ingresado en el módulo 3
de la cárcel y en ningún momento tuvo “siquiera opción” de hacerse amigo de
Aglif" [Rachid, uno de los autores del 11-M].
"Su comportamiento en prisión fue “normal” y jamás dio
signos de radicalización: “Ni dirigía los rezos ni tampoco se dedicaba a
reclutar futuros yihadistas”.
Pero la realidad era otra totalmente diferente, según los
informes reservados del CNI a los que este diario ha podido tener acceso:
Integrista, desafiante y admirador de los talibanes...
hasta que entendió que acabaría deportado a Marruecos
• Abdelbaki Es Satty
mostró según los funcionarios el perfil de islamista radical por su
comportamiento, calificándolo estos como un interno distante
y generador de conflictos, desafiante ante requerimientos de los profesionales
del Centro, con los que mantenía escaso trato. Se relacionaba de forma casi
exclusiva con reclusos musulmanes.
• Manifestaba verbalmente cercanía a los
postulados del extremismo islamista, ya que en alguna conversación indicó que los talibanes son los verdaderos musulmanes que cumplen con la palabra de
Allah y con los principios del Corán, debiendo respetar el mundo todas
las tradiciones árabes.
• En marzo de 2012,
después de regresar de un traslado a Ceuta para asistir a juicio, Es Satty
cambió de actitud a un perfil de actividad muy bajo, no destacando por ningún motivo especial, manteniendo a partir
de aquí una actitud completamente distinta. Según se valoró en ese momento este
cambio podría estar motivado por el temor a ser expulsado a Marruecos.
Y este último párrafo es crucial.
Para empezar, según el propio informe reservado del CNI, Es
Satty muestra todos los indicios posibles de radicalización islamista:
comportamiento radical, ortodoxia religiosa, problemas con los funcionarios de
prisiones, apoyo explícito a los taIibanes, etc... Es interesante que ni los
testimonios aparecidos en prensa de funcionarios de prisiones reconozcan cómo
era Satty en verdad, ni lo admita tampoco el CNI. Puede
que nadie quiera relacionarse con el intento de captación de un auténtico
yihadista para trabajar como confidente del Estado.
Pero lo más interesante para cualquier investigador es el
cambio de actitud que sus controladores notan en Es Satty en marzo de 2012,
tras ser trasladado a Ceuta para asistir a la vista oral y comprobar que sería
deportado a Marruecos tras cumplir la pena. Sin duda, sabía también que sólo
con su cambio de conducta no iba a evitar esa expulsión. Y la primera visita
que recibió por miembros de la
Guardia Civil fue casi inmediata: el 5 de abril de aquel
mismo 2012.
¿Casualidad? Es altamente improbable. O en
el traslado a Ceuta ya se le tanteó la posibilidad de trabajar para el Estado o
a la vuelta de la vista, viendo efectivamente que podía ser expulsado
del país, la Guardia
Civil (que tiene buenas relaciones con el CNI) empieza
enseguida a negociar acuerdos de colaboración con Es Satty.
Público tiene fuentes de la inteligencia
española, cuyo anonimato debe proteger, que afirman que en la visita de agentes del CNI que
recibió Es Satty en 2014 –muy poco antes de su puesta en libertad, en abril de
ese año– se cerró un acuerdo con él para que actuase como confidente del
servicio secreto al salir de la cárcel. A cambio, le garantizó que no sería
deportado tras cumplir condena, tal como ocurrió.
Un certificado de 6,5
años de alta en la
Seguridad Social
Pero lo más curioso fue que sus abogados presentaron al
juez un certificado de vida laboral que acreditaba que llevaba de alta en la Seguridad Social
desde hacía más de seis años y medio, así como un contrato de trabajo en vigor, lo
que para el magistrado constituyó un “arraigo laboral” suficiente como para que
pudiera permanecer en España como residente. Extraño privilegio para un
reincidente.
¿De dónde sacó Es Satty los recursos y contactos como para
desplegar esa defensa letrada y demostrar al juez ese currículum laboral? Y ¿por
qué el juez se avino a considerarlo un “residente de larga duración en España”,
cuando la mayor parte de esa residencia era en una celda, preso por
narcotráfico?
No cabe duda de que recibió ayuda extraoficial para evitar
su expulsión –como además aseguran fuentes de la inteligencia cuyas
revelaciones a este medio siempre han resultado ser auténticas a lo largo de
esta dilatada investigación– a cambio de convertirse en confidente de los
servicios secretos. Más aún: dichas fuentes sostienen que el CNI
arregló las recomendaciones y avales que abrieron las puertas a Es Satty para
que fuera admitido como imán del oratorio de Ripoll, utilizando para
ello los servicios de otro informante musulmán en Girona –que después del
atentado se fue a Francia–, con el fin de que desde ese puesto se infiltrase en
redes yihadistas europeas.
Porque, además, el imán de Ripoll ya había colaborado años
antes con las fuerzas de seguridad con motivo de la llamada Operación Chacal,
que se desarrolló durante 2005 y terminó con un desastre procesal (por unas
escuchas telefónicas sin suficiente motivación judicial). Esta causa investigó
los nexos existentes entre tres hechos diferentes: los atentados en Casablanca
en 2003, la ayuda a terroristas huidos de los atentados del 11-M, y el ataque a
una base de Carabinieri italianos en Nasiriya (Irak). Es
Satty ya era islamista entonces y por eso asistía a las reuniones de captación
y radicalización del yihadista Mohamed Mrabet Fhasi en su piso y en su
carnicería de Vilanova i la
Geltrú (provincia
de Barcelona).
En septiembre de 2005, la Policía Nacional
pidió permiso al entonces juez de la Audiencia Nacional
Fernando Grande-Marlaska para pinchar el teléfono de Es Satty como sospechoso
de ser “intermediario en el apoyo logístico” para el terrorismo. Varios
testigos del caso lo señalaban como estrecho colaborador de Mrabet, en cuyo
domicilio se hallarían después transferencias de dinero a nombre de Es Satty y
una fotocopia de su documentación.
Pinchazo telefónico anulado
en sólo un mes
Extrañamente, al mes de iniciar la intervención telefónica,
la unidad policial instructora solicitó el cese de la escucha y observación de
este teléfono, argumentando que no tenía ninguna actividad y que seguramente
empleaba “otro número, sin que por el momento se tenga conocimiento del mismo”.
Pero ni se localizó este otro ni se volvió a pinchar el primero, pese a que en
la motivación de la petición de intervención telefónica
de Es Satty se argumentaba su pertenencia al núcleo de confianza de Mrabet y su participación en las reuniones de
captación, así como su relación telefónica con miembros de la organización
terrorista Ansar al Islam, otro grupo terrorista. Todo ello debería haber
situado a Es Satty en el centro de la investigación.
Un testigo del sumario incluso señaló
que Es Satty convivió con Bilal Belgacem, el muyahidín que cometió el atentado
suicida de 2003 en Nasiriya contra las tropas italianas
desplegadas allí, asesinando a 19 soldados y 9 civiles iraquíes.
Este extraño hecho está claramente relacionado con la
declaración del “testigo protegido B-05” , del mismo sumario, quien describe el
funcionamiento de las reuniones de captación e identifica
a todos sus integrantes; es decir, a todos menos a uno: el propio Abdelbaki Es
Satty. Y son precisamente en esas mismas reuniones donde muchos otros
testigos del caso, que no tienen la consideración de “protegidos”, identifican
a Es Satty como participante.
Sin embargo, la Guardia Civil dirigió un informe en 2008 al juez
Baltasar Garzón, que llevaba la causa y lo había solicitado, en el que en sólo
cinco párrafos cortos sostenía que, pese a que "existe relación directa
con algunos de los integrantes de la célula desarticulada, no se ha observado
que existiera vinculación con la red de reclutamiento de muyahidines".
Sorprendentemente, y contradiciendo los testimonios de tres
imputados clave (Boudame, Bensaliman y Karakoc) que lo habían identificado como
integrante de la célula e
incluso miembro de la cúpula de la organización yihadista.
Así que el juez le excluyó del auto de procesamiento contra
los 22 imputados por presuntamente captar yihadistas que quisieran ir a
inmolarse en Irak o Siria, e incluso ayudar a escapar a algunos terroristas del
11-M. Pero más raro todavía fue que tampoco lo citase como testigo… ¿O sí lo
hizo?
¿Era Abdelbaki Es Satty el testigo protegido B-05? Jamás
fue oficialmente identificado –incluso declaró en el juicio ocultando su rostro
tras un biombo– pero es inexplicable, si no, el hecho de que al ejecutarse la
operación policial que conllevó la detención de más de 20 personas
investigadas, justamente Es Satty no estuviese entre ellas.
Si no fue el misterioso "testigo protegido B-05",
habría sido ilegal que no se le llamase a testificar en el juicio
Y no sólo eso, sino que ni siquiera consta que se le tomara
declaración al menos como testigo de los hechos, en el caso que no se
hubieran hallado indicios de culpabilidad contra él. Esto es absolutamente
contrario al procedimiento policial y judicial más elemental (incluso es una
violación de la ley)… a no ser que en realidad ya hubiera declarado, pero en
secreto y como “testigo protegido”.
En resumen, es perfectamente normal que una persona que ha participado
como testigo protegido en una importante causa judicial, y que tuvo probados
contactos tanto entre grupos afines al yihadismo como como con bandas de
narcotraficantes a gran escala, sea captada como informante por los
servicios de inteligencia españoles, a cambio de no ser deportado e
incluso (según dicen algunas fuentes) de ser remunerado con fondos reservados,
algo que Público no
ha podido verificar.
Así pues, ¿por qué se empeña el CNI en ocultar esa
relación con Es Satty? ¿Es
por miedo a que se destape alguna posible vinculación con los atentados de
Barcelona, como que se pudieran haber financiado –involuntariamente– con fondos
reservados, o que Satty jugó un doble juego y engañó a los servicios secretos,
o incluso que el CNI llegó a tener indicios de la futura comisión del atentado
y no fue capaz de evitarlo?
… continuará
Opinión:
Como me comentaban hoy algunas víctimas de los atentados
del 17 agosto de 2017, coincido plenamente en sus opiniones… ¿por qué no
aparece alguien con responsabilidad gubernamental para desmentir todas estas
informaciones? La excusa de no darle más publicidad no sirve porque son muchos
los medios que no han hablado ni un segundo sobre unas informaciones tan graves,
aunque en Catalunya no hemos caído en esa trampa…
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