05 junio 2015
El
lehendakari da el primer paso para encauzar su relación con las víctimas
“Tenemos que conocernos más y mejor,
afirma Iñigo Urkullu durante un encuentro “cordial” pero “tenso” con once
colectivos de damnificados
El lehendakari dio ayer un paso al frente para
tratar de encauzar su relación con los colectivos de víctimas del terrorismo.
Iñigo Urkullu mantuvo un encuentro en Vitoria con cerca de una docena de
asociaciones, que fue estrictamente privado por expreso deseo de estas últimas,
en el que se puso el foco –también la crítica– sobre las políticas llevadas por
el Gobierno vasco en materia de paz y convivencia. En un ambiente “cordial”,
aunque sin duda “tenso”, el jefe del Ejecutivo autónomo se comprometió a
estudiar y dar salida, en la medida de lo posible, a las peticiones de los
damnificados, que abandonaron la reunión sin haberse sacudido del todo los
recelos. “Tenemos que conocernos más, tenemos que conocernos mejor”, reclamó el
lehendakari.
La de ayer fue la primera jornada de trabajo con
asociaciones de víctimas del terrorismo que presidió Urkullu desde que fuera
investido lehendakari hace ya dos años y medio. Fue dicha tardanza la que
decepcionó, en parte, a los colectivos de afectados, que esperaban una mayor
cercanía por parte del jefe del Ejecutivo vasco. Si algo tienen muy presente es
el cara a cara que Urkullu mantuvo en febrero con representantes de la
asociación de familiares de presos de ETA Etxerat. El encuentro de ayer daba
respuesta a una petición de los propios colectivos de víctimas. La Secretaría de Paz y
Convivencia anunció en enero su apuesta por invitar a una recepción pública a
las asociaciones de víctimas de toda España al haber constatado que existe un “déficit
de atención”. En especial, en aquellas familias que sufrieron atentados en las
décadas de los setenta y ochenta.
Pero no todo iba a ser un camino de
rosas. Varios colectivos, entre ellos el mayoritario en Euskadi –Covite–, puso
una condición sobre la mesa: que la cita se desarrollase en privado y sin fotografías.
El objetivo era, básicamente, evitar que la reunión se convirtiera en una
ceremonia que el lehendakari pudiera rentabilizar políticamente. Este
contratiempo obligó al Gobierno vasco a reformular su plan inicial. De una
recepción pública se pasó a dos encuentros, uno abierto, que se celebrará hoy
en San Sebastián –con discurso de apertura a cargo de Iñigo Urkullu– y otro a
puerta cerrada, el de ayer.
Le tocó escuchar al lehendakari.
Así lo hizo durante hora y media larga. Y no todo fueron halagos, precisamente.
Ya lo había adelantado horas antes el portavoz del Ejecutivo autónomo. Josu
Erkoreka aseguró que la voluntad de Urkullu era la de conocer las “inquietudes”
de cada asociación, que no son “coincidentes ni uniformes”, y tratar de
«encauzar sus aspiraciones en relación con el papel que deben desempeñar en la
sociedad y con la atención que merecen a nivel institucional».
Once fueron los colectivos que se
citaron con el lehendakari. Entre ellos figuraron Covite y la AVT , mayoritarios en Euskadi y
España, respectivamente, y azote continuo de las políticas del Gobierno vasco.
También estuvieron presentes la
Plataforma de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo (APAVT),
así como las agrupaciones andaluza, extremeña y canaria, Santiago Apóstol,
Aserfavite, Zaitu y la
Asociación 11-M. No así la Asociación de Cuerpos y
Fuerzas de Seguridad del Estado Víctimas del Terrorismo, que rechazó la invitación
al encuentro por los “desprecios constantes a su trabajo”, denunció su
presidente, Francisco Zaragoza. Este colectivo abandonó en enero el Consejo
Vasco de Participación de Víctimas del Terrorismo por el mismo motivo y la
reciente aparición por «error» en una página web del Ejecutivo autónomo de la Guardia Civil como
parte de un listado de grupos terroristas no ha ayudado a limar asperezas.
Tomar nota
Las asociaciones acudieron a su cita con el
lehendakari con las ideas claras. La presidenta del AVT, Ángeles Pedraza, no
dudó en afear a Iñigo Urkullu que “priorizase las reuniones con los presos de
ETA antes que con las víctimas”, al tiempo que le expuso su “total desacuerdo”
con el plan de paz del Gobierno vasco. Las dudas sobre la función que cumplirá
el futuro Instituto de la
Memoria también formaron parte del orden del día, por el
temor de la APVT
a que se haga un “popurrí en el que todas las víctimas estén mezcladas”, algo
que negaron desde el Ejecutivo autónomo. En la reunión estuvieron también
presentes el secretario de Paz y Convivencia, Jonan Fernández, y la directora
de Víctimas, Mónica Hernando y los asesores de este departamento, Aintzane
Ezenarro y Enrique Ullibarriarana.
La nota de ‘color’ la puso Covite.
Sus representantes, Consuelo Ordóñez y Josu Puelles, aprovecharon la reunión
con Urkullu para hacerle entrega de un ejemplar del Código Penal, con lo que buscaron
evidenciar que “el final de ETA debe promoverse mediante la ley y la justicia”.
Exigieron en esta línea al lehendakari que el Gobierno vasco “cese de cuestionar
los operativos policiales” contra la banda terrorista y su entorno, al tiempo
que reprocharon su “condescendencia con la celebración de actos de memoria por
las víctimas en los que solo se guarda silencio”, en lugar de “exigirse una
condena expresa del terrorismo”.
Covite, que desde un principio
criticó con dureza la “falta de rigor” del informe elaborado a instancias del
Ejecutivo autónomo sobre los crímenes terroristas sin resolver, solicitó al
lehendakari que su Gabinete promueva la colocación de placas en todos los
lugares donde se ha perpetrado un atentado –en línea con la iniciativa desempeñada
por el colectivo–, así como que retire “su apoyo público a los verificadores
internacionales”. “La falta de legitimidad y profesionalidad ha quedado patente
en sus actividades”, consideraron.
Desde el Gobierno vasco aseguraron que tanto el
lehendakari como su equipo “tomaron nota de la pluralidad de las inquietudes”
expresadas por los diferentes colectivos de víctimas. Al término del encuentro,
que valoraron “constructivo y fructífero”, se comprometieron a “profundizar” en
la relación entre el Ejecutivo y las asociaciones de damnificados, como también
en su papel en la sociedad. En su intervención final, si bien no se cerró acuerdo
alguno, Urkullu abogó por “conocernos más y mejor” porque, según remarcaron
desde el Gobierno vasco, es “el diálogo el que ayuda a acabar con los estereotipos
y nos acerca a la realidad”. El encuentro finalizó con una fotografía de
familia de todos los asistentes.
Opinión:
Por no repetirme con los comentarios en las noticias
anteriores, sólo quiero poner sobre la mesa un par de preguntas.
Nos ponemos en situación: si hay una asociación que
no ha acudido a esa jornada con el Lehendakari mientras otra asociación sí lo
ha hecho.... la víctima que pertenece a las dos asociaciones al mismo tiempo
¿por cual se habrá sentido representada?
Si el presidente de una asociación ha dedicado su mucho
tiempo libre a insultar o injuriar a cualquiera de los representantes políticos
allí presentes y no ha acudido al acto en cuestión ¿qué culpa tienen de esa
actitud personal sus supuestos
representados?
Ah, una cosa mas... las opiniones reflejadas por los
colectivos ¿se consensúan o se consultan antes con los socios respectivos? Y
cuando digo socios me refiero a los que son (somos) víctimas del terrorismo
reconocidos como tales... no me valen los “socios amigos”, “socios colaboradores”
o “socios virtuales”.... que los hay y muchos.
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