10 junio 2015
Déjà vu y ucronías
Las dos jornadas que lehendakari Urkullu ha dedicado a las
víctimas del terrorismo se han saldado con declaraciones efusivas por parte de
algunas asociaciones. Declaraciones que, entendemos desde Covite, han rayado en
la complacencia más absoluta. Estas asociaciones han puesto en valor algunos de
los pasajes del discurso del lehendakari que, para no ser exhaustivos,
reduciremos a los que más repercusión mediática han merecido: la solicitud de
perdón y el reconocimiento por parte del lehendakari de que “ETA no debería
haber existido nunca”. Desde Covite creemos que ambas carecen de interés
político relevante, porno aportan nada nuevo a lo ya sabido y vivido por las
víctimas del terrorismo y sus asociaciones.
El primero de los pasajes de este
discurso, la solicitud del perdón, nos remite a un viejo déjà vu o algo que ya
vivimos en el año 2007 con el lehendakari Ibarretxe, quien literal y
públicamente expresó el mismo sentimiento y la misma solicitud de perdón a las
víctimas del terrorismo. El déjà vu se completa, además, con la misma respuesta
y valoración dada por la misma asociación, ya que las palabras del lehendakari
Ibarretxe fueron recibidas con la misma efusividad con la que hoy lo han sido
las palabras del lehendakari Urkullu, y también con el mismo tipo de valoración
que hace ocho años. Exactamente las mismas: “Que hay un antes y un después de
estas declaraciones”. Desde Covite, nosotros nos preguntamos: ¿un antes y un
después del 2007 o un antes y un después del 2015? Esto es, ocho años después,
seguimos estando en el mismo punto que en el año 2007.
¿Merecemos las víctimas del
terrorismo asociaciones tan condescendientes, ufanas y complacientes con
cualquier mínimo gesto del nacionalismo vasco? No quiere decir esto que desde
Covite no valoremos la capacidad empática que ha mostrado el lehendakari Urkullu
y el estoicismo con el que asumió las críticas que en la jornada del trabajo
del jueves hicimos algunas asociaciones. Pero estamos en política, no en misa,
y las víctimas del terrorismo ya tuvimos suficientes déjà vu cuándo revivíamos
con cada uno de los asesinatos, extorsiones y secuestros de ETA, la experiencia
sufrida por cada uno de nosotros. ¿Qué se ha hecho ocho años después de aquella
solicitud de perdón? ¿Qué reconocimientos institucionales, sobre todo de
algunos consistorios, se han realizado a las víctimas del terrorismo? ¿Qué
trabajo de pedagogía social se ha hecho para que las víctimas no seamos vistas
como agentes obstaculizadores en un denominado plan de paz y convivencia?
La segunda cuestión que han
enfatizado algunas asociaciones de víctimas del terrorismo se refiere a la
expresión que el lehendakari Urkullu dijo sobre que “ETA no debería haber
existido nunca”. Nosotros entendemos que tal afirmación no supone ni un antes
ni un después de nada, pues carece también de relevancia política. Sólo refleja
un lamento, una frustración o ambas cosas a la vez; en ningún caso una
intención política de hacer las cosas de diferente manera.
Pero el lamento y la frustración sólo nos llevan a la
nostalgia y melancolía, no a la acción política. De esta manera, el lehendakari
Urkullu hace un ejercicio de escapismo valorativo sobre la génesis de la
organización terrorista y de sus fines políticos, situándose en un limbo
ucrónico con respecto a la situación actual. Porque ¿qué significa decir que “ETA
no debería haber existido nunca”?, ¿significa que el proyecto político que
defendía ETA nunca debería haber existido y con ello las causas de su
legitimación, o se refiere más bien a que los medios que utilizó (la violencia)
y las consecuencias de estos (las víctimas) para conseguir ese objetivo
político no deberían haberse producido nunca? Porque, verán, si de lo que se
trata es de lo segundo, y el Plan de paz y convivencia que el lehendakari avala
van por ahí, entonces sepamos las víctimas que los motivos por los que fueron
asesinados nuestros familiares eran absolutamente legítimos para el
nacionalismo vasco y que no merecen ser objeto de juicio moral alguno. Desde
luego. Desde Covite no compartimos ese optimismo que algunas asociaciones
parecen ver y seguiremos trabajando por la verdad, la dignidad y la justicia
que se merecen las víctimas del terrorismo. No hemos llegado hasta aquí para
revivir déjà vu y situarnos en la ucronía melancólica, aunque eso nos cueste
algunas pomposas recepciones, cócteles y ágapes.
Josu Puelles es hermano de Eduardo Puelles y
directivo de Covite
Opinión:
Es importante conocer todas las opiniones y por ello he creído
oportuno publicar el artículo de Josu Puelles.
Dicho esto, también considero importante remarcar que todo
aquello que signifique o pueda significar un avance en el trato a las víctimas
(así en genérico) es provechoso. Los que hemos vivido el abandono de la década
de los 80 (y ya ni me puedo imaginar nada de los años anteriores) entendemos
que es importante el ir dando pasos hacia el final definitivo del terrorismo.
Pero no podemos obviar que hasta no hace mucho había quien reclamaba a la banda
terrorista ETA que siguiera con sus actividades asesinas y, ahora, esos mismos
solo se dedican a pedir que se cumplan ciertos requisitos legales. Si a ello
unimos que el propio Lehendakari reitere el reconocimiento de los errores
cometidos, no le veo el problema.
Ah, para terminar… la pregunta de siempre: la víctima que
pertenezca a Covite y al mismo tiempo a esa o esas asociaciones con las que “desde
Covite no compartimos ese optimismo que algunas asociaciones parecen ver”… ¿por
quién se siente representada? ¿por una o por las otras? ¿o quizás ya por
ninguna?
Ayer mismo estuve toda la tarde con el hermano de otra
víctima asesinada y puedo asegurar a quien le interese saberlo que no coincide
en absoluto con la postura de Covite y está muy cansado de escuchar cosas con
las que no está de acuerdo. Por ello no quiere saber nada con ninguna asociación.
Y nadie le pregunta su opinión.
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