12
noviembre 2016
Un USB, ¿icono artístico de la paz
tras ETA?
Exhibido en una vitrina, el USB que
ETA envió al diario ‘Berria’ el 20 de octubre del 2011, en
el que la banda terrorista anunciaba el cese definitivo de su
actividad armada, bien podría ser el icono
artístico de la paz en el País Vasco, que aún carece de él.
También podría serlo el 'Puppy' de
Jeff Koons, la enorme escultura de un perro floral que recibe a
los visitantes del Museo Guggenheim de Bilbao, y
contra la que tres etarras intentaron atentar con granadas en 1997 en un ataque
en el que resultó herido el ertzaina que los sorprendió. Ese objeto y otro
‘Puppy’, blanco y de tamaño casero, del artista estadounidense, forman parte de
la exposición ‘1989. Tras las Conversaciones de Argel. Delirio y tregua’,
que puede visitarse en la Fundació Tàpies,
comisariada por su director, Carles Guerra.
Está pensada como una maqueta con
imágenes, objetos, documentos, fotos y obras -entre otros, de Miró,
Oteiza, Chillida y el propio Tàpies- que forman un mosaico
que intenta “celebrar la paz
civil en una sociedad que desde hace cinco años viene
demostrando que tiene ganas de concluir este proceso, la gente ha asumido la
paz aunque aún no haya un acuerdo político del Gobierno que la rubrique”, explica
Guerra, que con esta muestra no quiere "ilustrar la violencia y el drama
sino empoderar a la imaginación civil que lo ha vivido para escribir la
historia que ella desea”. Porque, añade, no existe aún un relato en las
instituciones de la historia reciente del País Vasco y necesitamos “entender”.
Por ello, a pesar de que el tema aún es extremadamente “sensible” (hay artistas
que han declinado participar), aboga por “el derecho a poder hablar del
conflicto”, huyendo de la parte “traumática” que “nos ha dejado mudos”.
El compromiso de
Tàpies
“ETA fue
un delirio, un monstruo que asesinó a casi 900 personas, pero
en sus orígenes demostró cierto grado de sofisticación y articulación
internacional”. Y lo aclara mostrando unas fotos de Pasolini en una manifestación
en 1970 en solidaridad con los etarras condenados a muerte en el proceso
sumarísimo de Burgos. Contra ello también se rebeló Antoni Tàpies, a través de
un lienzo que luce en el piso de arriba de la Fundació hecho con una
diana a la que su hijo disparaba con balines. Al lado se observa 'Composición
con números' (1976), que según Guerra “podríamos creer una obra abstracta hasta
que nos fijamos en los detalles”: se refiere a la muerte a tiros a manos de la Guardia Civil del
anarquista Oriol Solé Sugranyes, durante la
fuga de presos de ETA y del FRAP de la cárcel de Segovia. Pintó 29 números
por cada fugado y solo uno sobre rojo sangre.
Muy cerca figura, por primera vez
en el centro, su pintura 'L’esperit català' (1971),
prestada por el Museo Universidad de Navarra, símbolo del compromiso político,
donde refleja alrededor de 'les quatre barres' reivindicaciones de la
época en Catalunya como “la soberanía popular”, “la igualdad social” y en el
trabajo o “el derecho al tiranicidio”, que ligaría con el atentado de ETA
contra Carrero Blanco.
Puig Antich
De nuevo en el centro de la exposición, otro Tàpies, ‘A la memoria de Salvador Puig Antich’ (1974),
realizado tras la ejecución del líder antifranquista, compañero de Sugranyes. A
su derecha, la pieza ‘Étnicos’ (1998), de Ibon Aranberri.
Es un despliegue de objetos cotidianos -pilas, mecheros, cables de batería, una
baraja de cartas, 'tetrabriks' de leche, una botella y dos bombonas de
butano cortadas por la mitad-, que “nos proyectan la idea de un secuestro en un
zulo o de la fabricación de una bomba casera”.
“No tenemos el perfil humano del
terrorista, eso no significa que no sea un criminal, pero son gente y debemos
conocerla. Por eso hemos redimido del escándalo algunas de las fotos que Clemente
Bernad hizo en Pamplona, San Sebastián y Hernani y que
desataron en el 2007 la polémica cuando se expusieron en el Guggenheim. Entre
otras escenas, aparecen los efectos de la 'kale borroka', el llanto de una
madre ante su hijo muerto manipulando explosivos o el rostro de la familia de
un 'ertzaina' asesinado.
También una foto, esta de Manel
Armengol, muestra al teléfono, contactando con un comando de
ETA, al desaparecido periodista Xavier Vinader,
célebre por sus reportajes de investigación sobre la extrema derecha, el GAL y
ETA en las páginas de 'Interviú'. De él también se
expone un anónimo que le enviaron los terroristas para quedar y las preguntas
manuscritas del reportero catalán para una entrevista al histórico de la banda
Antton Etxebeste. Como todos los de la exposición, objetos cuya biografía se ha
visto afectada por la violencia.
Opinión:
Advirtiendo que todavía no he asistido
a la exposición y a riesgo de equivocarme… siendo la Fundació Tápies una entidad
catalana y radicada en Barcelona ¿alguna muestra del dolor producido por la
banda terrorista ETA en sus numerosas actividades terroristas en Catalunya?
Directivos de la Fundació Tápies … ¿hola? ¿hay alguien?
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