05 enero 2018
Una nueva mirada
sobre el 17-A
Cuatro analistas
reflexionan sobre los atentados de Barcelona y Cambrils, seis meses después
El yihadismo sembró el terror en Barcelona la tarde del 17 de
agosto y horas
después en Cambrils causando dieciséis
muertos y más de cien heridos. Gestos de solidaridad y de condena, y velas,
flores y notas manuscritas en los lugares del horror testimoniaron el dolor de
los ciudadanos, que se unieron bajo un lema: ”No tengo miedo”. Salir adelante
tras la tragedia es reparador, pero quizá se pasó página demasiado rápido.
Cuatro analistas del Cidob (Barcelona centre for International Affairs) han elaborado un informe dividido
en cuatro capítulos y coordinado por el investigador Moussa Bourekba, en el que
ofrecen respuestas a interrogantes clave como por qué ocurrió y cómo evitar que
se repita. Pero sobre todo quieren reactivar el debate.
“Lo que pasó fue muy grave y no se puede explicar con
argumentos simplistas del tipo ‘eran marroquíes y el problema viene del islam o
del salafismo en Catalunya’ –advierte Bourekba–, o bien pensar que los
autores del atentado sufrían una situación de exclusión. Es algo más complejo,
y buscar la razón nos tiene que apelar no sólo como investigadores, también
como sociedad”.
En su capítulo, enfocado a las posibles explicaciones de
los atentados, reflexiona sobre la integración. “Sobre la base de criterios
dudosos, se afirmó repetidas veces que los autores del 17-A estaban plenamente
integrados, ya que hablaban perfectamente el catalán y algunos trabajaban o
practicaban deportes”, escribe Bourekba, que se pregunta: “¿Bajo qué criterios
alguien puede decretar que otra persona ‘está integrada’ sin hacer referencia
en ningún momento al sentimiento de pertenencia?”. Aporta, en esta línea, el
testimonio del primo de uno de los terroristas: “Sí, nos criamos aquí y no
tenemos problemas de convivencia, pero somos y siempre seremos ‘los moros’. En
el colegio éramos ‘los moros’, y las chicas no querían salir con nosotros. Y
los mayores creen que vendemos hachís”.
Bourekba señala que no se puede aplicar el mismo patrón de
análisis a toda la célula terrorista de Ripoll y hay que valorar el papel del
imán, que había recibido órdenes de ejecutar un atentado y contaminó
ideológicamente a un grupo de chicos en los que ya había un poso de
descontento. Y apunta un elemento al debate que no se puede soslayar: “Los
terroristas de Ripoll tienen lazos familiares con Marruecos, pero no se
formaron ideológicamente en Tánger o en Tetuán, sino que todo el proceso se
desarrolló aquí y es hacia donde hay que mirar”.
También defiende que se exploren las actitudes hacia la
inmigración la investigadora Blanca Garcés Mascareñas, que aborda en su
capítulo las reacciones a los atentados, desde el ámbito político y de la
sociedad civil. Las políticas de integración, señala, se elaboran desde los
principios de convivencia e interculturalidad, pero “las encuestas de opinión
muestran que las actitudes hacia la inmigración no difieren sustancialmente de
las del resto de los países europeos”. Lo que cambia es el discurso político
dominante, subraya, que hace hincapié en valores como la convivencia, la
diversidad o la interculturalidad.
Garcés añade que la respuesta de Barcelona a los atentados,
con el triple no –al terrorismo, el racismo y el miedo– supone un cambio de
guion respecto a la respuesta que se ha dado en Europa tras cada atentado
yihadista: incrementar la seguridad y/o criminalizar a la inmigración. “El
objetivo de un atentado no son las muertes en sí, sino la respuesta que
provocan”, recuerda, que pueden ser “respuestas contraproducentes” por parte de
los estados.
La cuestión de la exclusión es también objeto del análisis
de Jordi Moreras. Este analista apunta tres singularidades de los atentados de
agosto: los radares de detección no funcionaron, el duelo fue extremadamente
breve y, la principal, en cuanto se supo que los autores eran de Ripoll
surgieron los interrogantes sobre qué había fallado. Al respecto, Moreras
destaca algunos argumentos que sustentan que estos jóvenes que atentaron en
ningún momento habían sido tratados como los otros chicos de Ripoll: “Nunca fueron
nuestros porque tampoco lo eran sus familias. Nunca valoramos su papel
socializador, ni entendimos por qué deseaban que sus hijos e hijas siguieran
sus pasos. No valoramos su bagaje cultural ni su idioma, por no hablar de sus
creencias. Nos resistimos a que se incorporen a nuestra escuela y deseamos que
se fundan en nuestra identidad sin derecho a réplica”, constata.
En la prevención del extremismo violento, la investigadora
Fatima Lahnait hace un análisis comparativo de las estrategias implementadas en
otros países europeos, en muchos casos para no repetir errores, Y desde la
constatación de que no existe una explicación única a los procesos de
radicalización.
Lahnait habla de factores de incitación y factores de
motivación, es decir, qué puede empujar a alguien a unirse a una organización
violenta y qué ofrece esa organización que le puede ser atractivo (no sólo le
ofrece violencia, quizá también un refugio a la islamofobia de Occidente). “Es
crucial aprender de la experiencia para prevenir y combatir el extremismo
violento”, subraya. Y cita, entre otros, el caso de Francia, donde se ha
constatado que el enfoque represivo no ha funcionado.
“Sigo sin entender por qué hemos pasado página de los
atentados –concluye Moussa Bourekba–. Algunos lo justifican en la agenda
política catalana. También se puede plantear que hayamos entrado en algún tipo
de rutina de atentados, es horrible decirlo. Pero tenemos que profundizar en el
debate, tenemos que entenderlo”, subraya.
https://www.cidob.org/es/publicaciones/serie_de_publicacion/cidob_report/atentados_de_barcelona_reacciones_explicaciones_y_debates_pendientes
Opinión:
Que se realicen estudios sobre lo que falló, lo que no
falló o lo que pudo pasar el 17 d agosto del pasado año es una muy buena
iniciativa para no repetir los posibles errores cometidos.
Pero a quien le interese conocer la realidad relacionada
con la asistencia a víctimas de los atentados cometidos ese maldito jueves, les
recomiendo esperar a la presentación de UAVAT el próximo jueves 14 de febrero.
Será una nueva demostración de lo que todavía falta por solucionar y de que, al
contrario de lo que algunos quieren hacer creer, las cosas pueden y deben
mejorar muchísimo.
Está claro que el tema de víctimas y afectados merece mucho
más compromiso e interés.
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