20 febrero 2018
El terrorismo toma la
competición
Dos películas, ‘7
días en Entebbe’ y ‘Utoya 22. juli’, recuerdan sendos ataques luctuosos que han
marcado el mundo actual
Ayer tocaba en la competición de la Berlinale lección de Historia, pero de la más amarga, de la que
marca generaciones y crea cicatrices en el alma de los países.
Como el dolor que aún atenaza a la
población noruega, desde que el 22 de julio de 2011 el ultraderechista Anders
Breivik asesinara a 77 chavales en un campamento de las juventudes del partido
Laborista en la isla de Utoya. Su
reflejo fílmico, Utoya 22. juli, del noruego Erik Poppe, ha sido
realizado con exquisito cuidado y contundencia visual. Rodada en un único plano
secuencia, al asesino solo se le ve de lejos —ni se menciona su nombre—
mientras la cámara se pega a una chica (un personaje ficticio) que huye a
través de la isla. “Es un proyecto colectivo en el que he contado con los
testimonios de tres supervivientes. Opté por la ficción por razones éticas.
Pienso que es mejor que nadie vea ahí a su hijo o hija, a su novio o
amigo", explicaba a la prensa Poppe. El realizador no da explicaciones
sobre lo ocurrido, solo levanta “testimonio de la barbaridad para honrar a las
victimas”. Acierta de pleno.
El brasileño José Padilha ha
reconstruido en 7 días en Entebbe -que
se estrena en España el 20 de abril- el primer gran secuestro de un avión
comercial con rehenes, realizado por simpatizantes de la causa palestina el 27
de junio de 1976 en el vuelo de Tel Aviv a París, y que acabó en el aeropuerto
de Entebbe (Uganda), donde comandos israelíes mataron a los secuestradores y a
45 soldados locales. Solo falleció un militar israelí, el teniente coronel
Yonatan Netanyahu. Su muerte impulsó a su hermano pequeño, el hoy primer
ministro Benjamin Netanyahu a entrar en política. Padilha ganó justo una década
el Oso de Oro con Tropa de élite,y es un hábil retratista de la
violencia política y social: en Berlín promociona una serie de Netflix, El mecanismo, sobre el mayor caso de corrupción de
la historia de Brasil. Sobre 7 días en Entebbe, el
cineasta asegura haber aprendido varias cosas: “Que cualquier político israelí
rehúye las negociaciones con Palestina porque sabe que eso tiene consecuencias
negativas entre su electorado”. Esa restricción política la refleja en las
charlas entre el entonces primer ministro, Isaac Rabin, y el ministro de Defensa, Simón Peres,
entonces considerado un halcón. “Rabin redactó una carta de renuncia porque
temía una matanza, pero esa opción le parecía aún mejor que la negociación”. La
carnicería no pasó por razones alejadas de lo militar. “También sé ahora que
los secuestradores, especialmente la pareja alemana, pudo haber realizado una
masacre”, cuenta el brasileño sobre los personajes que encarnan Rosamund Pike y
Daniel Brühl. Ellos dejaron en libertad a más de la mitad del pasaje, los no
judíos, al inicio del secuestro, y cuando los 100 soldados israelíes entraron
en la terminal ugandesa, la pareja no disparó a los rehenes.
La operación se saldó con cuatro pasajeros muertos, los
terroristas abatidos y 45 soldados ugandeses muertos, muchos de ellos
asesinados por los israelíes en un salón. “Todo esto ha ido poco a poco
saliendo a la luz en diversas investigaciones”, asegura Padilha, que contó con
asesores que confirmaron que cada plano se correspondía con lo ocurrido. De ahí
que se vea que Netanyahu no murió enfrentándose a los secuestradores sino por
un tiro ugandés por la espalda al inicio de la operación: “Yo no hago
propaganda", cuenta Padilha, recordando que varias películas previas,
todas con aires heroicos, habían mostrado esta operación en el cine. Por
desgracia, todo lo anterior Padilha lo enturbia, cortando el ritmo y jugando
con las intenciones, con un coro de bailarines que entonan una canción
tradicional hebrea para remarcar la falta de negociación entre los bandos.
Opinión:
Sin ser crítico de cine, ni tan siquiera un seguidor
ferviente de este arte, cada vez que leo información sobre películas que hablan
de terrorismo pienso en las razones que pueden existir para que todavía no se
haya hecho ninguna película (ni tan solo un documental) sobre el atentado en
Hipercor, del que se dice que fue el peor en la historia del terrorismo de la
banda ETA en España.
No quiero pensar mal pero si lo de Utoya o Entebbe hubiera
ocurrido dentro de un hipermercado de cierta línea comercial ¿se habría podido
hacer lo mismo?
Y no hablo de investigar lo ocurrido porque en las sentencias que muchos ciudadanos han podido consultar en la exposición “La ferida de Hipercor, Barcelona,1987”
ya han podido aclararse muchas dudas… pero creo que entre las víctimas de aquel
atentado coexisten numerosas historias de dignidad humana que merecen
reconocimiento del séptimo arte, del mismo modo que ese reconocimiento de unos
mostraría el cinismo, la hipocresía y el aprovechamiento del dolor ajeno
cometido por algunos otros…
Y no hablo de investigar lo ocurrido porque en las sentencias que muchos ciudadanos han podido consultar en la exposición “La ferida de Hipercor, Barcelona,
Sería una excelente mezcla de lo que se podría llamar “cine
de investigación”…
Ah, y ya puestos, el uso de la palabra “carnicería” para referirse
a una matanza o a una masacre creo que el redactor se la podía haber ahorrado.
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