17 febrero
2918
El «procés» relega al olvido a
las víctimas del atentado yihadista de Cataluña
Expertos y
asociaciones lamentan que el duelo fuese rápido y superficial
El 17 de agosto Barcelona recibió de
lleno el impacto del terrorismo yihadista después, este trágico
suceso que conmocionó España y despertó una inolvidable ola de solidaridad
parece que ha quedado en el olvido, engullido sin piedad por la actualidad
política catalana.
«La ciudadanía no ha pasado página»,
advierte Robert Manrique, expresidente de la asociación catalana de víctimas. «Se
ha tapado el tema, cuando se debería haber hablado más del atentado», agrega
Manrique, quien después de vivir en primera persona la matanza de ETA en el
Hipercor de Barcelona en 1987 consagró su vida a ayudar y acompañar las
víctimas que el terrorismo de todo tipo ha dejado en España.
«Parece que la política sirva para
taparlo todo, y es una pena. Hay problemas más
allá del proceso (independentista), pero parece que con eso se van tapando otras carencias según
interesen a unos o a otros», agrega este hombre, que se reúne casi a diario con
víctimas de los atentados de Barcelona y Cambrils (Tarragona) para darles apoyo
y asesoramiento «mientras las administraciones miran hacia otro lado».
Fechas en rojo
¿Cómo se pudo olvidar tan rápido?
Moussa Bourekba, politólogo vinculado al Barcelona Centre for Internacional
Affairs (CIDOB), coincide con la visión de Manrique. «El debate que hubo
fue muy corto, no ha sido profundo», alerta. Asimismo, este
especialista en procesos de radicalización explica a ABC que se nota «de manera
objetiva» que la agenda política catalana «eclipsó» los debates entorno a lo
que pasó el 17 de agosto. No en vano, cuando los yihadistas arremetieron con su
odio a los transeúntes de las Ramblas, el proceso independentista ya tenía
marcado en rojo dos fechas: la manifestación de la Diada y el referéndum ilegal
del 1-O.
Tras los atentados, el entonces
presidente de la
Generalitat , Carles Puigdemont, se apresuró a descartar que la embestida terrorista pudiera afectar su "hoja de ruta" y criticó al Estado por -según él-
restringir el flujo de dinero y de información a la Policía catalana por
motivos políticos. Mediáticamente, el otoño político catalán pasó a centrar
todo el interés.
A pesar de lo impactante del asunto, a
Bourekba no le sorprende la actitud demostrada por los dirigentes políticos
tras los atentados de agosto. «Por lo general, interesa a todo el mundo pasar
página ante un evento así. Es un suceso que amenaza directamente a la seguridad
y que puede tener un coste político extremadamente alto», abunda. El hecho de
que únicamente seis de las 16 víctimas mortales fuesen españolas contribuyó también
a difuminar el impacto de la tragedia.
Por su parte, Manrique alerta de que
las secuelas causadas por atentados como los de agosto siguen supurando meses,
o años, después. A pesar de ello, las muestras de apoyo institucional e incluso
las llamadas de los técnicos que debían velar por el
bienestar de las víctimas acabaron repentinamente
cuando las imágenes de los atentados dejaron de reproducirse en bucle en todos
los canales de televisión, denuncia. «En Cambrils hay gente que el día después
del atentado no pudo ir a trabajar por el trauma y los echaron del trabajo
¿Quién se preocupó de ellos?», afirma.
Adiós al servicio de
víctimas
Hasta 2012, Cataluña contaba con un
Servicio de Información y Orientación a las Victimas del Terrorismo impulsado
por el gobierno socialista de José Montilla. Sin embargo, no sobrevivió los
recortes presupuestarios que aplicó Artur Mas cuando llegó a la Generalitat en 2012.
«No hay intención de crear algo así ahora y eso es un error político. La
atención a las víctimas habría sido mejor con un organismo de este tipo. Ahora nos tenemos que encontrar con las
víctimas en un bar o en mi propia casa», lamenta Manrique,
quien lideró este pequeño organismo público que vio recortado su presupuesto en
un 95% antes de acabar enterrado por el gobierno de CiU.
La facilidad con la que se pasó el
duelo también contribuyó a no que se abriese un debate social sobre las
«razones» o causad que condujeron a los atentados, según Bourekba. «Debemos dar
una respuesta social que aborde todas problemáticas conectadas con los
atentados y sus autores», apunta este politólogo francés. Asimismo, recomienda
huir del discurso «buenista» que impregnó la respuesta política a los
atentados: «Hay que ir más allá del discurso de la convivencia y la diversidad
para entender qué pasó».
Opinión:
Agradezco el reconocimiento que ABC
realiza de tantos años asistiendo a víctimas de terrorismo y también el merecido
recuerdo a la oficina que se organizó para atender a víctimas del terrorismo y
que los recortes consiguieron cerrar en 2011. Ojalá alguien se replantee la
nueva apertura porque hay temas pendientes de resolver desde entonces.
Dicho esto, queda muy claro que todavía
hay una enorme carencia en la asistencia que cualquier víctima del terrorismo
merece, especialmente por parte de la administración que tiene (y ahora todavía
más) las competencias correspondientes.
Las conversaciones con víctimas de los
atentados del 17 de agosto muestran, sin lugar a dudas, que no se están
haciendo bien las cosas y que, por desgracia, las propuestas y proyectos
presentados por un reducido grupo de víctimas y profesionales no han sido
escuchadas desde la administración competente en la materia.
Ahora solo queda esperar que otras
administraciones tomen el relevo y se muestren mucho más receptivas. Y en ello estamos…
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