21
abril 2024
La
nostalgia del terror
Antonio
Rodes
Lo
de ETA fue terrorismo. Una etapa negra en la historia de Euskadi. Todo un
pueblo, presa del miedo, sin libertad, incapacitado para desarrollar una
conducta política sin arrostrar un riesgo vital. Una democracia castrada. Y
evolucionó hacia algo peor que sumaba a una cada vez más lejana aspiración
independentista, una trama recaudatoria y extorsionadora que aproximaba, en los
tiempos de su descomposición, el silencio social a la “omertá” mafiosa. No hay
duda. Fue terrorismo.
No
se entiende el trabalenguas discursivo del candidato de Bildu, Otxandiano,
cuando el periodista de la SER le preguntó si ETA fue un grupo terrorista. ¿De
veras, pensaba que en plena campaña no le harían semejante pregunta? ¿De veras,
no tenía preparada una respuesta?
Afirmado
esto con toda rotundidad, hay que recordar la obviedad de que ETA ya no existe.
Desde hace más de doce años. Y hay que recordar, sin que nadie se escandalice,
que a ello contribuyó la maduración del movimiento abertzale que, finalmente,
optó por aceptar el llamamiento de la democracia a cambiar las armas por la
política. Y no fue fácil ni rápido convencer a los terroristas, desde dentro
del propio movimiento que les daba soporte social y político, de la necesidad
de abandonar los tiros en la nuca.
La
sociedad vasca recuperó la libertad y el sosiego de no tener que mirar bajo del
coche. Hasta tal punto que hoy conforma, probablemente, el territorio donde el
sistema político se produce con más racionalidad constituyendo un remanso
reconfortante si se compara con el desempeño incendiario e irrespirable de la
política en España. ¿Por qué, entonces, hay tanto interés en sacar a pasear
continuamente a ETA por parte de la derecha?
Contrasta
la santa indignación con que la derecha se rasga las vestiduras, estampando el
“que te vote Chapote” en la cara de la izquierda en elecciones generales, con
su silencio sobre el tema en la campaña electoral vasca. Ni siquiera, la propia
Ayuso saca el tema a pasear. ¿Por qué? Se trata, obviamente, de una impostura.
Los tiros de ETA daban votos. En Madrid, en Teruel, en Cuenca, Badajoz, Jaén…
hasta el asesor áulico del PP lo formuló el 11 M: “si ha sido ETA ganamos las
elecciones, si han sido los islamistas las perdemos”. Necesita mantener vivo el
trampantojo del terrorismo. Y a alguien a quien referirlo. Y relacionar a ese
alguien con el PSOE arguyendo pactos inconfesables con ellos, por más que para
eso tenga que hacer auténticas piruetas de contorsionismo argumental.
Y
esa actitud es profundamente irresponsable. Atenta contra la consolidación de
uno de los mayores logros de la democracia española: la derrota del terrorismo
y la reconversión democrática de la base política y social que lo sustentaba,
la izquierda abertzale hoy aglutinada en torno a Bildu.
La
derecha se desgañita en una ostentórea competición por encontrar el más
altisonante maltrato verbal a Bildu. Feijoo llega a la hipérbole ridícula de
citar a Sánchez en el notario para levantar acta de que no llegará a acuerdo
alguno con los herederos de ETA. Extrañamente, no se le ocurre citarse a sí
mismo y en la misma notaría para no pactar con la herencia del franquismo que,
cada vez con menos rubor, se va desvelando VOX. ¿Alguien le ha preguntado a VOX
si condena el franquismo y sus muertes? Porque fueron infinitamente más.
Hoy
PP y VOX presentan leyes de concordia, con una clara intención revisionista y
exculpatoria de las atrocidades de la dictadura, en nombre de la
reconciliación. Curiosamente, niega la reconciliación con la izquierda
abertzale por no condenar explícitamente el terrorismo quien exige mediante ley
no condenar explícitamente el franquismo. La derecha practica el revisionismo
del pasado escondiendo la dictadura y el revisionismo del presente creando la
ficción de la persistencia de ETA. Extraña estrategia que corre el riesgo
inducir a la nostalgia del terror.
Opinión:
Para empezar, debo decir que no publiqué ciertos artículos
ayer porque un señor me “advirtió amablemente” que no lo hiciera al ser día de
elecciones en el País Vasco (bueno, él dijo “Vascongadas”). Pues bueno, le hice
caso aunque no creo que se dedicara a ir contactando con los cientos de medios
de comunicación (de todo tipo) que iban informando minuto a minuto…
Aclarado este temita, quiero explicar que he recibido
varias llamadas, todas ellas muy amables, en las que me piden mi opinión sobre
el resultado de las elecciones vascas.
Y es muy breve de explicar: que hayan figurado en las
listas de Bildu personajes relacionados con la banda terrorista ETA me parece una
muestra más de la falta de respeto que aún no tienen hacia el colectivo de
víctimas, respeto que Otxandiano podía haber mostrado hace unos días perdiendo
una oportunidad de oro.
Pero, siempre hay un pero, en estas cuestiones. La
legislación marca un tiempo de pérdida de derechos sociales y políticos tras
cumplir una condena y creo que, si ese tiempo ya se ha cumplido, aunque nos
pueda molestar, hay que acatarlo. Duele leer ciertos nombres y apellidos representando
a los ciudadanos que les han votado pero, sinceramente, también sorprende enterarse
que muchos de los que se quejan AHORA de esta circunstancia tuvieron en su mano
evitar esta situación de permisividad cuando disfrutaban de la mayoría absoluta
en el gobierno español y no lo hicieron.
Y me gustaría también hacer mención, desde el mayor de los
respetos, a una comparación que siempre se utiliza al hablar de esta cuestión y
que, en mi humilde opinión, no es correcta.
Comparar lo ocurrido con el dictador Franco y la situación
del terrorismo etarra creo que es asimilar lo que la banda terrorista ETA vendía
a menudo: que estaba en guerra contra España y que en toda guerra hay víctimas
civiles y militares. Eso mismo se dijo en el primer juicio por el atentado de
Hipercor en 1989.
Y es obvio que lo ocurrido en la maldita guerra civil
española y en los años posteriores es, por un lado, digno de desprecio y por
otro exige revisión, recuerdo y homenaje a los millones de personas afectadas y
asesinadas. Ya lo dije en un programa de El Intermedio y me cayeron "ostias como
panes" desde ciertos sectores. Me ratifico en mi opinión.
Pero también pienso que equiparar, poner a la misma
altura, a la banda terrorista ETA con los execrables hechos sucedidos en la
guerra civil no creo que sea demasiado acertado.
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