24
abril 2024
Que
te vote un cipote
David
Torres
De
entrada, no parecía muy buena idea volver a sacar a ETA en las elecciones
autonómicas vascas por muchos motivos. El primero y principal, porque el
animalito lleva doce años muerto y llevárselo a la boca cada vez que la abren
no resulta precisamente higiénico ni saludable para los candidatos. Al final la
merluza podrida de ETA ha pasado factura a la derecha española, que se levantó
el lunes con una resaca de txakolí con anisakis, preguntándose cómo ha podido
pasar semejante cosa. Ahí va, la hostia, vascos votando a Bildu y al PNV en
lugar de votarlos a ellos, al Vox y al PP, que los llaman terroristas, asesinos
y cómplices de asesinos un día porque sí y otro porque les apetece. Se ve que,
después de lo bien que funcionó el "que te vote Txapote" en las
elecciones generales, tenían ganas de repetir el éxito en Euskadi.
Sin
embargo, el segundo motivo es que, aparte del terrorismo etarra, del recuerdo
de los coches-bomba, los secuestros de empresarios, las cartas de extorsión y
los tiros en la nuca, la derecha española no tiene mucho que ofrecer a la
sociedad vasca. Concretamente, no tiene nada. La confesión se le escapó a una
dirigente del PP vasco en 2015 y el ex ministro de Asuntos Exteriores, José
Manuel García-Margallo, la repitió ante las cámaras: "Desde que no nos
matan, no tenemos proyecto". Es triste reducir la política nacional,
autonómica y municipal a una constante lección de victimismo, pero qué le vamos
a hacer, así son las cosas. Más triste todavía es el victimismo sin verdugos,
el victimismo en diferido, con doce años y cincuenta puntos de cociente
intelectual de retraso.
En
la jornada de reflexión había cavernícolas que se atrevían a sacar en las redes
sociales fotos de los atentados, restos de explosiones, manchas de sangre en
las calles, nombres de víctimas, incluso el rostro sagrado de Miguel Ángel
Blanco para denunciar el intolerable blanqueo del terrorismo que, según ellos,
está realizando Pedro Sánchez con Bildu y el entorno abertzale más de una
década después de la extinción de ETA. Blanqueo, un término en verdad poco
afortunado, después de conocerse que el PP utilizase la Fundación Miguel Ángel
Blanco, entre muchas otras, para financiar irregularmente varias campañas
electorales.
Parece
que, aparte del PP y Vox, no había más opción que votar a Bildu el pasado
domingo 21, y según Feijóo, se podía hacer de tres maneras: la directa,
cogiendo la papeleta de Bildu; la encubierta, cogiendo la del PSOE; y la
aplazada, cogiendo la del PNV. Algo más concienzudo, Abascal explicaba que
votar al PP también es otra manera de votar a Bildu, algo en lo que por una vez
habrá que darle la razón, ya que, tras las elecciones, Javier de Andrés,
candidato del PP vasco, le tendía la mano al PNV con el mismo gracejo con el
que, en los años de plomo, Aznar bautizaba a ETA con el heroico sobrenombre de
"Movimiento Vasco de Liberación". Únicamente le faltó ponerse una
capucha y agarrar una serpiente y un hacha.
A
Pello Otxandiano tampoco le hubiera costado mucho decir, cuando le preguntaron,
que sí, que ETA fue una banda terrorista, porque como mucho Bildu habría
perdido doscientos votos. Sin embargo, prefirió responder que se trataba de una
banda armada, y menos mal, que un poco más y dice que ETA fue una banda de rock
radical vasco. En el PSOE, siempre tan pragmáticos, fingieron escandalizarse
mucho con la respuesta, como si los de Bildu no fuesen colegas de coalición y
compañeros de viaje, a ver si pescaban algún voto en una aldea de Vitoria.
Total, el PSOE se acuesta con quien sea y, entre pactar con la derecha vasca o
con la izquierda vasca, mejor pactar con las dos en la misma cama. No le hacen
ascos a nada.
Casi
todo el mundo celebraba las elecciones al día siguiente como si las hubiesen
ganado, salvo Podemos, que no tenía nada que celebrar, y Abascal, que empezó su
valoración diciendo que le disculparan que no se pusiera a dar saltos de
alegría. "ETA y el partido separatista vasco han ganado las
elecciones" explicó, una frase de molinero que revela los años-luz que
separan al dirigente de Vox de la realidad, de la lógica, de la vergüenza y del
sentido común. En una sola consigna no sólo resucitó a un grupo terrorista
extinguido hace doce años, sino que fundió al PNV y a Bildu, dos formaciones
antagónicas, en un sintagma digno del mejor Aznar. "Y que los españoles la
vamos perdiendo desde hace mucho tiempo" concluyó. Con esto se refería
exclusivamente a él, que ni siquiera pudo ganar en su pueblo natal, Amurrio,
pese a haber dado la brasa facha en media docena de mítines en Álava. Nadie es
profeta en su tierra, ni siquiera Abascal. Para las próximas elecciones, seguid
con la matraca de ETA, que os va a ir de dulce.
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