23
abril 2024
Ganan
ETA y Sánchez, pierde España
Cuando
pasen las elecciones catalanas y europeas, caerán todas las caretas y llegará
la hora de los referéndums S Í, ya sé que ETA no mata, lo que no quiere decir
que haya dejado de existir. ETA está más viva que nunca, se llama Bildu (o más
exactamente Sortu) y acaba de cosechar una victoria irrefutable en las urnas
vascas.
Un
triunfo sin precedentes que la entroniza como dueña y señora de Guipúzcoa y
Álava, extiende su influencia en Vizcaya, último reducto de un PNV moribundo,
supone un paso de gigante para su proyecto político de largo plazo y atestigua
la degradación de una sociedad en declive, aquejada de una gangrena moral
irreversible.
ETA
ha sido la gran vencedora de las elecciones celebradas el domingo y, junto a
ella, Pedro Sánchez, su blanqueador, traidor a España y a la Constitución,
derrotadas en ese lance. El País Vasco ha escogido separatismo frente a unidad,
izquierda antes que derecha (Bildu, PSOE y Sumar obtienen cuarenta escaños,
cuatro más que PNV, PP y Vox) y amnesia colectiva.
Ha
escogido premiar el terror y castigar la dignidad. Las consecuencias de esta
vileza vamos a pagarlas todos. El plan de la banda nunca fue un plan de paz,
por mucho que Zapatero le otorgara ese honroso nombre a fin de justificar su
ignominiosa claudicación. ETA siempre ha buscado la independencia de lo que
llaman Euskal Herria, las tres provincias vascas más Navarra y las dos
francesas, aunque con esas últimas no cuentan, a fin de instaurar allí un
régimen comunista. Nunca lo han ocultado y su estrategia se ha dirigido siempre
a lograr ese propósito, a costa de destruir nuestra nación, nuestro marco de
convivencia y, en caso necesario, nuestras vidas, si bien este último elemento
táctico se tornó contraproducente cuando la sangre empezó a despertar más rechazo
que temor. A fin de alcanzar por otras vías su meta, a partir de 2004
establecieron una sólida alianza con el separatismo catalán y con el PSOE de
ZP, profundamente revanchista y sectario, dispuesto a liquidar todos los logros
de la Transición con tal de regresar a 1934 y cambiar el curso de la historia.
Sánchez no ha hecho más que sobrevivir impulsando ese proceso y ahora le toca
lidiar con el desafío que se avecina.
De momento se reeditará el pacto de
socialistas y peneuvistas, aunque el Gobierno habrá de compensar a Otegui con
favores significativos a los terroristas presos y mayor poder en Navarra.
Cuando pasen las elecciones catalanas y europeas, caerán todas las caretas y
llegará la hora de los referéndums de autodeterminación, se llamen ' consultas
no vinculantes' o con cualquier otro eufemismo. Todo se hará para frenar el
avance de la ultraderecha, por supuesto. España será apuñalada por una causa
inmejorable. Y cuando caiga al fin el felón, si es que cae antes de terminar
también con la democracia, dejará tras de sí un destrozo muy difícil de
arreglar, por no decir irreparable.
Opinión:
Viví en primerísima persona aquellos días de 1998 en los
que el presidente del gobierno José María Aznar dijo cosas como las que
acompaño más abajo.
De haber sido cierta y definitiva la tregua que presentó
entonces la banda terrorista ETA y el terrorismo hubiera “cesado su actividad” de
modo definitivo ¿qué habrían dicho entonces los que opinan lo mismo que aparece
en la noticia? Pese a la generosidad prometida, los cambios penitenciarios ofrecidos,
los cientos de acercamientos que ya entonces se estaban produciendo (incluso
tras el vil asesinato de Miguel Ángel Blanco)… ¿habrían ido en contra de esa
decisión o la habrían aplaudido?
Cada cual que extraiga sus propias respuestas. Yo tengo las mías y viendo lo ocurrido tras los 25 años que han pasado desde la mención de estas frases, aún las tengo más claras. Lo que sí tengo absolutamente claro es que, pese a no olvidar tanto dolor causado por el terrorismo asesino de ETA, ya no tendremos que acudir a ningún entierro de ningún otro ciudadano por su culpa.
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