13 agosto 2018
Una superviviente de Las Ramblas: “Empecé a oír
los golpes de los cuerpos contra la furgoneta y salvé a mi hijo por un segundo”
"Al día siguiente intenté hablarlo con mi
hijo, pero no quería hablar, no explicaba nada. Estaba en un estado de shock
brutal. El pediatra nos derivó rápidamente al psicólogo"
“Mi hijo no está muerto por un segundo”.
Iolanda Ortiz paseaba con su hijo de 10 años por las Ramblas cuando Younes Abouyaaqoub embistió a
dos personas delante de ellos. Se refugiaron en un local del que pensó que no
saldrían vivos. Un año después, lamenta
que las administraciones les han abandonado.
En una entrevista con Efe, Ortiz aprovecha la
voz que se da a las víctimas para “suspender” a las administraciones y exigir
que elaboren protocolos de actuación para responder de forma más eficaz cuando
aparecen las secuelas por un atentado: “Quedamos totalmente abandonados, con
una sensación de desprotección total”.
Con su hijo de 10 años, su hija de 4 y su
madre, Iolanda Ortiz salió el 17-A de su casa de Campdevànol (Girona) -situada
a pocos minutos de Ripoll, donde habían crecido la mayoría de terroristas, a
los que conocían de vista- para pasar un día en Barcelona y visitar las Ramblas
y el mercado de la Boquería.
Tras pasear por la Boquería , se incorporaron
a las Ramblas, poco antes de la cinco de la tarde. “Oí mucho ruido, muchos
gritos. Giré la vista hacia la izquierda, en dirección a plaza de Cataluña y vi una avalancha de gente que se
nos tiraba encima”, recuerda.
“A partir de aquí, en fracciones de segundo, empecé a oír los golpes de los
cuerpos en la furgoneta. Oí la furgoneta, que iba con una
marcha corta, muy acelerada, e inmediatamente vi pasar el vehículo, tan cerca
que vi al conductor, que iba haciendo fuerza con el volante y con la espalda en
su asiento”, relata.
Cuando la furgoneta pasó delante de ella,
atropelló mortalmente a dos personas: “Yo tenía a mi hijo al lado y recuerdo
que le cogí por la espalda y le tiré hacia atrás con toda la fuerza que pude”. “Mi hijo no está muerto
por un segundo, y no exagero”, cuenta la madre, que asegura que
el niño vio cómo la furgoneta mataba a dos personas a sólo un metro de
distancia.
“Me quedé sorda y, no recuerdo cómo, nos
refugiamos en una tienda de cosméticos. Estuvimos unas cuatro o cinco horas. Perdí la noción del tiempo.
Estábamos en estado de shock”,
indica.
Una vez dentro de este local, donde no tenían
visión de lo que ocurría fuera, les
llegó el
rumor de que muy cerca había un terrorista amenazando con hacer estallar un
cinturón-bomba.
“Tuve la sensación de que los haría explotar,
que no saldríamos de allí. Me pasó una cosa parecida a los viajeros que iban en
el avión que se estrelló el 11S en Nueva York, el impulso de llamar y
despedirte de la familia. Era una sensación horrible. No
sabíamos si saldríamos vivos de allí”, rememora la mujer, que un año después
recibe atención psicológica, al igual que su hijo.
La primera cara que vieron fue la de un agente
de la Guardia Urbana ,
que les dijo que quizás se tendrían que quedar a dormir allí y que congenió con
su hijo. Con la zona asegurada, horas después, pudieron ser desalojados, aunque
quedaron muy desorientados.
“Pedí ayuda a los Mossos, que activaron
a dos patrullas que nos llevaron al hospital de campaña, porque mi hijo había visto cómo
atropellaban a dos personas a un metro de distancia”, indica.
De allí les derivaron a un ambulatorio de
urgencias en L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona), donde les dieron el alta de
madrugada. “Nos quedamos colgadísimos. Perdidos. En estado de shock. Suerte que unas amigas de
Ripoll nos vinieron a buscar“,
recuerda.
Llegaron a casa justo a tiempo para ver cómo
los terroristas, a los que conocían de vista de tantos años de convivencia en
Ripoll, cometían un nuevo atentado en Cambrils (Tarragona).
“Al día siguiente intenté hablarlo con mi hijo,
pero no quería hablar, no explicaba nada. Estaba
en un estado de shock brutal. El pediatra nos derivó rápidamente al psicólogo“,
señala.
Por recomendación del psicólogo, pidió a su
hijo que escribiera o dibujara sus sensaciones, ante lo que el niño redactó una nota
dedicada a los agentes de la
Guardia Urbana Carlos e Iban, que le habían
tratado con mucha delicadeza cuando estaban refugiados.
La mujer colgó el texto y una foto que el niño
se había hecho con los policías en las redes sociales, para intentar dar con
ellos. “Nos llamaron inmediatamente, les fuimos a ver a Barcelona, depositamos
juntos una vela en las Ramblas y desde entonces hemos mantenido el contacto.
Durante meses, llamaron casi a diario a mi hijo para ver cómo se encontraba”,
resalta.
Por el contrario, la mujer lamenta que durante seis meses no
recibieron ninguna llamada para interesarse por su situación por parte de ninguna administración.
Ortiz únicamente salva a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que en un acto
con víctimas, sin cámaras, se reunió con ellos con un “trato muy cercano”.
También destaca que la única información y apoyo que han recibido ha sido por
parte de la Unidad
de Atención
y Valoración de Afectados por Terrorismo (UAVAT), dirigida por
Robert Manrique.
La mujer asegura que, pese a que sobrevivieron,
han pasado un año muy duro, con secuelas psicológicas, hasta el punto que su
hijo se despertaba a media noche con ataques de ansiedad y su rendimiento
escolar cayó en picado, si bien los profesores lograron revertir la situación,
pese a la falta de protocolos para estos casos. “Estoy muy enfadada con las
administraciones”, apunta.
“Nos han quedado muchas secuelas de ese día, no podemos estar en sitios donde haya una multitud de gente
o mucho ruido, tenemos la alerta continuamente activada. Todo nos da miedo. Por
suerte vivimos en un pueblo muy tranquilo y aquí nos conocemos todos, pero no
puedo imaginar cómo estaríamos si viviésemos en Barcelona”, reconoce.
Sobre los terroristas, mantiene que para ellos no debe haber
“ni olvido ni perdón”. “Por
mucho que les maquillen, que digan que eran unos niños agradables y amables,
esto todavía da más miedo, porque esto quiere decir que son más peligrosos”,
advierte.
Opinión:
Con total ironía, debo decir que me extraña
muchísimo que OkDiario publique una noticia en la que se reconocen los méritos de una entidad que no se presta a las componendas políticas que su director
marca constantemente, del mismo modo que también se explica que hay víctimas
que reconocen públicamente que el Ajuntament de Barcelona está teniendo un trato
muy cercano con un gran número de víctimas.
¿Quizás ya se dan cuenta de que hay ciertos
personajes que solo les venden información totalmente falsa y sesgada? ¿Quizás
contrastan la información con fuentes diferentes?
Si es así, adelante.
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