18
agosto 2018
editorial
Un
año después, Barcelona y Cambrils reviven el 17-A con el único
propósito de homenajear a los fallecidos y heridos, y acompañar en
el dolor a las familias. El recuerdo de las voces de las víctimas y
de los héroes que se dejaron la piel para ayudarlas en la Rambla
golpean el ánimo de todos. Imposible no sentir empatía por su pena
y tristeza. Perdura aún el miedo de los supervivientes a salir a la
calle y la memoria prendida en todo lo perdido: seres queridos, la
propia salud o la sensación de tranquilidad.
Una
camioneta conducida por el fanatismo arrasó con la vida y dejó la
memoria de la vulnerabilidad. Muchos sentimos el miedo. Las llamadas
nerviosas a familiares, esos mensajes a los amigos, el temor a que el
horror estallara en otra esquina, quizá la más próxima a un ser
querido. Las imágenes se clavaron en nuestras retinas. El paseo
sembrado de cuerpos. Los rostros aterrados de los que huían.
Resultará difícil olvidar aquel cochecito de bebé empotrado en un
árbol.
Pero
también hay otras imágenes. Como el altar improvisado en el mosaico
de Miró. Velas, peluches, cartas y flores quisieron borrar el rastro
de la muerte, que la vida volviera a brotar de aquel punto de color.
Durante días, junto a él se congregaron vecinos y turistas, unidos
con la fuerza de la fragilidad compartida, con la tristeza
indiscutible ante el horror. Algunos elevaron sus rezos. Incluso al
mismo dios que el fanatismo había adulterado. Desde el primer día,
la Rambla luchó por recuperar la vida. No tenemos miedo fue la
consigna. Y la vida quiso imponerse, no entregar al terrorismo nada
más que lo arrebatado. Humillar al fanatismo con la humilde
cotidianeidad.
Estos
días, las flores han vuelto a la Rambla. Las víctimas agrupadas en
torno a la Unidad de Atención y Valoración de Afectados por el
Terrorismo (UAVAT) han pedido que en el acto de homenaje «no se
utilice el dolor ajeno para hacer política». Una tregua. Tan solo
una tregua.
Hay
muchos días para expresar las discrepancias. Pero no tantos para
demostrar la humanidad. Que en el acto de homenaje cada uno vaya con
su pena, que las víctimas sean las únicas protagonistas y que en el
dolor compartido encontremos el aliento para plantar cara al
fanatismo. Al fin, despojados de ideología, todos somos personas,
todos sentimos el temor y la tristeza.
Opinión:
Agradecer
a El Periódico de Catalunya la mención que realiza a nuestra labor
con el reconocimiento que ello implica. Es mu cierto que desde la
UAVAT estamos asistiendo a 188 afectados (hasta el momento) aunque en
el momento de escribir este comentario constan muchas llamadas en el
contestador de la Unidad.
Es
solo una de las numerosas tareas que efectuamos desde la Unidad...
algunas acuden gracias a la colaboración ciudadana o de los
medios... a otras tenemos que ir a localizarlas como si fuéramos
detectives y debo decir que aunque a algunos personajes les moleste
nuestra labor, seguiremos en ella...
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