17 agosto 2018
Memoria
sin utilización política
El primer aniversario de los atentados de
Barcelona y Cambrils se ha enredado en una estéril polémica entre partidos e
instituciones que amenaza con ensombrecer la solidaridad y añadir más dolor a
las víctimas
El primer
aniversario de los atentados yihadistas que tuvieron lugar en Barcelona y
Cambrils con el trágico balance de 17 víctimas mortales -a las que hay que
añadir ocho terroristas- se celebra hoy entre el dolor, la solidaridad con
todos los afectados y, desgraciadamente, la polémica por una extemporánea e
incomprensible contienda política. La matanza que comenzó el 17 de agosto de
2017 en Las Ramblas de la capital catalana y prosiguió al día siguiente en
Cambrils conmovió al mundo por su brutalidad y su elevado número de víctimas
inocentes. El comportamiento ejemplar de la ciudadanía de Barcelona
-reproducida también en toda Catalunya y el Estado español en general-, que
asistió a los heridos, colaboró en la identificación de los terroristas y llenó
las calles de solidaridad y afecto hacia las víctimas, así como de los
servicios de emergencias y de los mossos d’Esquadra, se vio empañada casi desde
el inicio por asuntos que poco tenían que ver con los atentados y que avivaban
una estéril polémica política y partidaria. Lo grave es que, un año después, el
escenario, aún más polarizado debido a los acontecimientos -muchos de ellos,
graves- que han tenido lugar durante el denominado procés se
está volviendo a reproducir, enfangando la memoria y añadiendo dolor a las
víctimas y a todos los que de buena fe quieren rendir homenaje y mostrar su
solidaridad con los afectados y su rechazo rotundo al terrorismo. Las
acusaciones y reproches que se están lanzando desde sectores políticos y
mediáticos a los distintos cuerpos policiales sobre su papel en los atentados y
en la investigación anterior y posterior, la posible descoordinación entre las
policías y también entre los Gobiernos catalán y español, la presencia del rey
en los actos de homenaje y los posibles actos de protesta y las declaraciones
cruzadas están ocultando el verdadero sentido que debe tener el aniversario,
que no es otro que el recuerdo y la solidaridad. La actitud de las víctimas, en
este sentido, ha vuelto a ser modélica. Además de denunciar su “abandono”
institucional tras los primeros días, han exigido que no se utilice su dolor
para hacer política y han demandado que hoy sea un día de recuerdo y unidad
frente al terror y no para el enfrentamiento. Ese es el único espíritu que cabe
y que debe imperar por encima de cualquier otra consideración en una jornada
como la de hoy.
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