15 agosto 2018
“No tenim por”: carta
de los presos del 1-O sobre los atentados en Barcelona y
Cambrils
Los nueve
encarcelados por el ‘procés’ recuerdan a las víctimas y denuncian la falta de
colaboración del Estado
Los ex miembros del Govern de la Generalitat durante
los dramáticos acontecimientos del 17 de
agosto en Barcelona y Cambrils Oriol Junqueras, Jordi Turull, Raül
Romeva, Joaquim Forn, Josep Rull y Dolors Bassa; el ex líder de la ANC y presidente del grupo
parlamentario de JxCat, Jordi Sànchez; el actual presidente de Òmnium, Jordi
Cuixart, así como la anterior presidenta del Parlament, Carme Forcadell, hoy
encarcelados, defienden en una misiva a la que ha tenido acceso La Vanguardia la
gestión de la crisis causada por aquellos hechos y recuerdan la reacción solidaria y
pacífica de la sociedad catalana.
Una carta en la que también reprochan la, a su juicio, “falta de colaboración del Estado y
algunos de sus organismos” durante el operativo policial por el 17-A.
Especialmente reseñable es, según los firmantes, “la estrecha relación” entre
el imán de Ripoll, Abdelbaki es Satty –cerebro de la célula yihadista– y el
Centro Nacional de Inteligencia (CNI), ante la que los presos del procés reclaman
explicaciones.
Lea a continuación el texto íntegro de la carta y, al
final, su versión original en catalán.
No tenim por
Mañana viernes recordamos a las víctimas de los atentados de los
17 de agosto del 2017. Recordamos unos hechos trágicos que sacudieron el país y
que situaron Barcelona, Cambrils, Alcanar, Ripoll y Subirats en el centro de la
atención mundial.
Con este escrito queremos recordar a las víctimas mortales, los
heridos y sus familias, y a todas las personas inocentes que sufrieron las
consecuencias de la intolerancia y el fanatismo.
También es un día para recordar a la ciudadanía de Catalunya, los
miles de personas que salieron a la calle para decir en el mundo “No tenim
por”. Una ciudadanía que decidió no doblegarse ante la violencia, que no cedió
a la amenaza y que espontáneamente fue recuperando las calles reconvirtiéndolas
en un espacio de convivencia.
Donde unas horas antes había muerte, silencio y vacío, la gente
recuperó la calle para hacer un espacio de paz y libertad. Una vez más,
Barcelona y Catalunya mostraron al mundo su cara más solidaria, más cívica y
más humana.
Aquel día recibimos la solidaridad del mundo entero. También es un
buen momento para recordar la profesionalidad y la entrega de los servidores
públicos. Los Mossos d'Esquadra y el resto de las fuerzas
policiales, GuardiaUrbana, servicios de emergencias médicas, Protección Civil, serviciossociales y
todos los voluntarios que se volcaron para ayudar en lo que hiciera falta.
El Govern y la Policía sabían
(sabíamos) que un hecho como este podía suceder y que había que estar
preparados. Otras ciudades como Madrid, París, Londres, Bruselas o Nueva
York ya
habían sufrido ataques yihadistas.
Desde el año 2015, la alerta terrorista en el Estado se había
establecido en un nivel de 4 sobre 5. La policía de
Catalunya destinaba entonces un 35 por ciento de sus efectivos a la
investigación y la lucha antiterrorista. Se trabajaba en diferentes programas
para detectar y evitar estos procesos de radicalización. A pesar de todo estos
esfuerzos, fue imposible detectar y evitar este atentado. Este es, sin duda,
uno de los principales retos futuro que tenemos como país en el campo de la
seguridad. Habrá que seguir trabajando en la prevención, en la detección de la
radicalización y en la construcción de una sociedad integradora y respetuosa de
la pluralidad de los valores que la conforman. Sólo desde un trabajo
transversal e interdepartamental podremos alcanzar estos objetivos.
Nos podemos sentir satisfechos de la capacidad reactiva que
tuvieron los Mossos d'Esquadra, en coordinación con el resto de las fuerzas de
seguridad, y la colaboración con las policías locales. Los diferentes
operativos que se activaron desde el momento que se produjo el atentado
permitieron que al cabo de cinco días pudiéramos dar por desactivada la célula
terrorista. Eso no es una casualidad, es el fruto de muchos años de trabajo, de
creer firmemente que la seguridad de un país es uno de los pilares que
garantizan su libertad. Nos tenemos que remontar unos cuantos años atrás,
cuando, a diferencia de la gran mayoría de las comunidades, Catalunya creyó en
la necesidad de tener un modelo propio de seguridad. Muchas promociones de
policía y representantes políticos lo han creído y lo han hecho posible.
El 17 de agosto se
hizo evidente que Catalunya tenía una policía equiparable a los mejores cuerpos
policiales del mundo. Quien mejor lo entendió fue la sociedad catalana. Nunca
se había visto una comunión tan grande entre la policía y la ciudadanía como en
el transcurso de los
actos de apoyo a
las víctimas que se vivió durante aquel agosto. Nunca
el cuerpo de
Mossos d'Esquadra y la Guardia Urbana de Barcelona han recibido un
homenaje tan sentido.
Los Mossos hicieron un gran trabajo, pero queremos denunciar la
falta de colaboración del Estado y de algunos de sus organismos. No podemos
cerrar los ojos ante la información que nos llega del sumario del 17 de agosto y que
evidencia la estrecha relación entre el imán de Ripoll, el líder ideológico del
atentado, y el CNI. El respeto a las víctimas, el respeto a la ciudadanía y a
la transparencia obliga al Estado español a responder a estos interrogantes y
explicar la verdad.
Para acabar, queremos reiterar de nuevo el apoyo a las
víctimas y sus familias. Pocos días después del atentado vimos una imagen que
simbolizaba la concordia y la paz social que todos nosotros deseamos. Es la
imagen de los padres de uno de los niños muertos en la Rambla abrazándose al imán
de Rubí. Era la imagen de la reconciliación, del diálogo y la fraternidad, el
único camino que entendemos que puede acabar con la intolerancia, el frentismo
y los conflictos.
Este texto ha sido firmado por Dolors Bassa, Jordi Cuixart,
Carme Forcadell, Joaquim Forn, Oriol Junqueras, Raül Romeva, Josep Rull, Jordi
Sànchez y Jordi Turull.
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