15 agosto 2018
24 horas de tregua política por las víctimas del
terrorismo
"Se
sigue echando en falta que la administración competente muestre una mínima
empatía y la merecida sensibilidad hacia las víctimas del terrorismo a las que
tanto dice apoyar", asegura Robert Manrique, asesor de UAVAT y
víctima del atentado del Hipercor
Barcelona ha sido objetivo terrorista durante
décadas y no es difícil recordar a las diferentes bandas terroristas que han
atentado en la ciudad causando muerte y dolor. De nuevo, el maldito jueves 17
de agosto volvimos a vivir situaciones ya conocidas con los atentados de
Rambles, Cambrils y el asesinato de Pau Perez, sin olvidar lo ocurrido en las
explosiones de Alcanar.
Pocas semanas después las circunstancias
políticas vividas en Catalunya fueron de tal intensidad que no aparecían
noticias sobre las quejas que algunas víctimas presentaban en relación a la
asistencia que estaban recibiendo. Tuvo que llegar el mes de diciembre para que
una pareja de víctimas del atentado en Cambrils presentaran públicamente su
opinión y a partir de entonces afloró la realidad: los errores que desde siempre
han sido constantes en la atención a los afectados se volvían a repetir. Fue a
partir de aquella noticia cuando un grupo de profesionales con una larga
trayectoria en la atención a las víctimas del terrorismo empezamos a trabajar
para compensar las carencias de la administración creando la Unidad de Atención y
Valoración a Afectados por Terrorismo (UAVAT).
Lo que hemos visto después lo presento a
grandes rasgos, porque 188 asistidos dan para 188 vivencias diferentes...
familias con un niño asesinado que no han recibido una visita del ministerio
hasta 11 meses después del atentado, valoraciones de días de ILT sin siquiera
conocer a la víctima, familiares de heridos graves que pese a atravesar por
graves consecuencias psicológicas no son reconocidos como víctimas por no estar
presentes en el lugar del atentado, testigos presenciales que estuvieron horas
escondidos en los establecimientos de la zona ven denegado su reconocimiento
como víctima por no estar en listados que nadie ha visto, trabajadores de las zonas
afectadas han abandonado sus trabajos por la carga psicológica que les aporta
tener que visitar cada día el mismo lugar... situaciones calcadas a muchas que
conocí hace 31 años tras el atentado en Hipercor... ¿es que no hemos aprendido
nada?
Con el añadido de que el Ministerio dispuso una
oficina de atención en la semana del 22 al 29 de agosto, cuando las familias
enterraban a sus seres queridos asesinados, los heridos intentaban sobrevivir y
los testigos presenciales estaban encerrados en sus casas... y para mas
presión, el tener un plazo de un año para solicitar los derechos que, como
víctima, puedan corresponder. ¿Acaso las probables secuelas psicológicas
aparecen en los primeros doce meses?
Seamos sinceros: por mucho que intenten
convencer de lo contrario, se sigue echando en falta que la administración
competente muestre una mínima empatía y la merecida sensibilidad hacia las
víctimas del terrorismo a las que tanto dice apreciar, apoyar y asistir.
Y mientras tanto, muchos políticos siguen
utilizando el dolor ajeno para hacer política partidista, para intentar
recuperar o conseguir votos aunque para ello tengan que cambiar de principios,
dependiendo si el día es par o impar. Se olvidan de lo que hicieron sus
antecesores, retuercen la legislación para seguir engañando a los crédulos,
niegan hechos consumados pensando que el ciudadano no tiene memoria histórica.
Por culpa de personajes de esa calaña, muchos
de los afectados nos han hecho saber a los asesores de UAVAT una exigencia: que
esos representantes políticos firmen una tregua para que las 24 horas del 17 de
agosto sean solo 24 horas de homenaje y recuerdo hacia quienes padecieron los
efectos devastadores de los atentados en Catalunya.
Y que luego, si eso, sigan con sus peleas... a
ser posible sin utilizar el terrorismo como arma arrojadiza.Son muchos años
soportando ese peso.
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