29 agosto 2018
Terrorismo y política son inseparables
El primer aniversario de los atentados de Barcelona
La celebración, palabra correcta, del primer
aniversario de los atentados de Barcelona transcurrió con más paz de la
esperada. Pese a ello, se embarró en la confusión conceptual. Aclarada la
pertinencia de hablar de conmemoración o recuerdo compartido, procede combatir
la imposible separación de política y terrorismo, que encima se presentó como
un virtuoso logro colectivo. El horror también exige una definición. El
descuido terminológico es la primera derrota ante los asesinos. Las
innumerables descripciones del terrorismo riman con la persecución de objetivos
políticos, mediante la violencia indiscriminada contra la población. En su
conjunto, una vez más. El poema de John Donne leído en ocho idiomas durante la
conmemoración establece un explícito "la muerte de cualquier persona me
afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad".
Los afectados son víctimas en primerísimo grado, pero no
las únicas. El atentado se dirigió contra la sociedad entera, unida en la
conmemoración. Se da la casualidad de que esa ciudadanía ha nombrado a
gobernantes, que son los únicos que les representan. No solo a los centenares
de congregados en Barcelona, sino a los millones que siguieron el acto a
distancia. Buena parte de estos altos cargos son reprobables o deficientes, lo
cual no les resta ni un ápice de legitimidad. Se manifestaron en segunda fila,
una opción válida pero menos exacta que haberles reservado la cabecera. Otra
cosa es que buena parte de ellos prefiriera la penumbra, para ahorrarse los
reproches. Qué pasaría, si una sociedad de afectados se negara a celebrar el
aniversario, o exigiera la exclusión de determinados gobernantes. Las víctimas
directas pueden pronunciarse al respecto con la energía de su voto, que se
plasmará en la sabiduría de las multitudes. Dado que el terror quiere destruir
el sistema de convivencia, el ejercicio pleno de la política es el mejor
antídoto del terrorismo, quizás el único.
Opinión:
Tras leer el artículo de Matías Vallés y
compartiendo mucho de lo que dice en su opinión, creo que es una inmejorable
oportunidad para poner aclarar algunos conceptos.
Para empezar, el acto no presentaba ninguna
confusión conceptual sobre si era una conmemoración o un recuerdo compartido.
La nota de prensa remitida desde el Ajuntament de Barcelona ya explicaba desde
el primer momento la definición exacta: ACTO EN RECUERDO Y SOLIDARIDAD CON LAS
VICTIMAS DE LOS ATENTADOS TERRORISTAS DEL 17 DE AGOSTO.
En cuanto a la cuestión del posicionamiento de los
representantes políticos, que estuvieran en segunda fila no era una cuestión
simplemente de protocolo (que también) sino una cuestión de principios y de
respeto a la propuesta de muchísimas víctimas: ellas debían ser las verdaderas
protagonistas de los atentados del 17 de agosto y la única manera de
conseguirlo era estando en primera fila y separados por un cordón de los representantes
políticos y de las entidades. Fue la mejor manera de evitar los consabidos
codazos para conseguir la mejor posición en el “tiro de cámara” de los que
algunos representantes políticos y/o miembros de algunas asociaciones son
verdaderos especialistas. Ver como alguno se afanaba, como si se atara el
cordón o la hebilla del zapato, en cambiar el orden de las etiquetas que se
encontraban en el suelo con su nombre correspondiente al lugar que debían
ocupar e intentar así estar más cerca del Rey o de algún ministro fue
surrealista… y patético.
Por otro lado, no es que algunos prefirieran la
penumbra sino que, más bien, se dedicaron a cumplir la norma que marca todo
protocolo: estar educadamente en el lugar asignado. Lo cual es de agradecer.
Debo decir que ha sido un honor poder colaborar en la organización del acto
como asesor de la
UAVAT , lo cual me llevó
junto a Sara, Eli, Domenec, Marta, Albert, Belén… a contactar con más de 150
víctimas y afectados para explicarles cual sería el planteamiento del acto que
habíamos propuesto al Ajuntament.
Un acto que tuvo como precedente el organizado por
los 30 años del atentado en Hipercor, en el que los políticos también
estuvieron presentes en la segunda fila y sin parlamentos. Quizás por ello
algunos de los que siempre dicen “estar al lado de las” víctimas no acudieron
al acto ni a la exposición que, durante tres meses, aportó mucha información
sobre la realidad vivida por muchas víctimas en los 30 años transcurridos.
Para terminar, recordar que los gritos partidistas
que se oyeron en algunos momentos del acto venían desde un pequeño sector de
público asistente y fuera de la zona acordonada, gritos que no respetaron el
deseo expresado por muchas víctimas a las que asistimos desde la
UAVAT de
no utilizar el acto para mensajes políticos, deseo que se hizo público en la
rueda de prensa realizada el jueves anterior.
No hay comentarios:
Publicar un comentario