06 marzo 2016
Recordando un día… hace
dos años
El 6 de marzo de 2014 viajé hasta Madrid para mantener una
reunión con dos representantes del Gobierno, uno del Ministerio del Interior y otro
de la Oficina
de Apoyo a Víctimas del Terrorismo.
El motivo principal fue el de aportarles la información
necesaria para la localización de 280 víctimas de atentados terroristas
ocurridos en Catalunya a las que, al menos, personalmente, no he podido
localizar.
Me preguntaron cómo había conseguido esos datos y la
explicación, pese a ser muy sencilla, no pareció que la entendieran. En los
pocos meses que estuvo abierto el SIOVT tuve acceso a información jurídica,
sentencias, resoluciones y un sinfín de datos. Además, muchas horas de
investigación personal, además de revisión de hemerotecas y contactos con
periodistas que habían cubierto los atentados.
Cuando solicité una ayuda (proveniente de los recursos públicos)
para acometer la labor de localización y posterior asesoramiento, la respuesta
fue tajante: “la víctima que quiera algo, que venga a vernos”.
Mi reacción fue inmediata. Después de 26 años (en marzo
2014) trabajando por las víctimas del terrorismo, podía haber respondido con un
exabrupto y quedarme tan tranquilo. Pero la experiencia me ha enseñado a no
responder de forma descortés a las estupideces que a menudo escucho. Por eso,
solo pregunté: “pero ¿cómo van a venir a verles si ni siquiera se les informa
que son víctimas de un atentado?”.
Aún veo sus caras de estupor.
Con el paso del tiempo, una Fundación privada de reconocimiento internacional solicitó esos
recursos para, a través de la misma, encauzar la labor de investigación, aparte
de continuar con la atención a muchas otras víctimas que, aun trabajando por
libre, solicitan mi colaboración. La respuesta, pocos meses después, fue
negativa. La argumentación del Ministerio fue que “entre sus fines (los de la
entidad) no se encuentra la atención a las víctimas del terrorismo”. Era
evidente, no se puede iniciar una labor de tal magnitud sin tener los recursos
necesarios para ello. Y la experiencia enseña que si inviertes recursos propios esperando que luego el Ministerio de Interior te los restituya, no acostumbran a hacerlo. Ya me pasó algo muy parecido el año 2000.
Esa respuesta tan indigna y tan falta de empatía me
demuestra que al Ministerio de Interior no le importa lo más mínimo encontrar a
víctimas desconocidas. Ni llevándoles el trabajo casi hecho les importan víctimas
que hay que encontrar. Aunque luego vayan a mentir a Nueva York diciendo que la
asistencia a las víctimas del terrorismo en España es la mejor del mundo. La
verdad es que mienten.
Desgraciadamente, todavía son 279 las víctimas pendientes
de localización.
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