Los números del
terrorismo
Para ofrecer contexto
sobre la tragedia de Bruselas, amplío el foco del análisis al resto del mundo.
Moisés Naím
En mi artículo de la semana pasada –publicado antes de los
ataques en Bruselas– escribí sobre los mitos del terrorismo yihadista en Estados
Unidos. Quizás el más sorprendente de los datos que allí mencioné es que, desde
el 11 de septiembre del 2001 hasta hoy, “solo” 45 personas fueron asesinadas
por terroristas islamistas en EE. UU. En comparación, en Bruselas los
terroristas cobraron 31 vidas en un solo día, y en los ataques de noviembre
pasado en París mataron a 130 inocentes. En el 2014 hubo un total de 37.400
homicidios por terroristas en todo el mundo.
Para ofrecer cierto contexto sobre la tragedia de Bruselas,
en este artículo amplío el foco del análisis al resto del mundo. Los datos
provienen principalmente de Start, el Consorcio Nacional Para el Estudio del
Terrorismo y sus Respuestas, y de Anthony Cordesman, del ‘think tank’ CSIS, en
Washington.
Cabe señalar que, si bien el terrorismo ha existido
siempre, en los últimos 15 años las muertes por ataques terroristas se han
multiplicado por nueve y el número de esos ataques pasó de menos de 2.000 en el
2000 a
casi 14.000 en el 2015. Pero este aumento no ocurrió ni en Norteamérica ni en
Europa. El terrorismo está altamente concentrado en cinco países: Irak,
Pakistán, Afganistán, Nigeria y Siria. Desde el comienzo del siglo, el 57 por
ciento de todos los ataques del mundo se han dado allí. La mayoría de las
fatalidades y de los atentados no fueron contra blancos en el mundo occidental,
sino entre musulmanes chiitas y sunitas.
Donde estos más han ocurrido es en Irak, (29 veces),
Nigeria, (13), Pakistán (6) e India y Siria (4 en cada uno). Más del 90 por
ciento de los atentados terroristas alcanzan sus objetivos más inmediatos –el
asesinato de civiles, policías, militares o funcionarios públicos–. Esta alta
tasa de “éxito” se debe a la proliferación del uso de explosivos caseros –que
con frecuencia son activados por terroristas suicidas–, otra práctica cuyo uso
también ha aumentado mucho. Entre el 2000 y el 2014, el 40 por ciento de todos
los ataques terroristas fueron perpetrados por grupos que no pudieron ser
identificados.
El 60 por ciento de los grupos identificados corresponde a
un muy pequeño número de organizaciones: ISIS, Boko Haram, los talibanes, Al
Qaeda –en Irak– y Al Shabaab concentran el 35 por ciento de todos los ataques
que se ejecutaron en el mundo en los últimos 15 años. Solamente entre el 2013 y
el 2014, ISIS perpetró más de 750.
Es interesante notar que uno de los blancos preferidos de
los terroristas son los medios de transporte, especialmente buses y trenes
(concentran el 62 por ciento de los atentados en esta categoría).
El terrorismo está aumentando, y también se está globalizando
y transformando. Sus protagonistas, sus blancos, sus tácticas y su manera de
organizarse y de operar están cambiando. Las capacidades de los Estados y las
sociedades occidentales para enfrentar a los terroristas también están
cambiando. En algunos aspectos, las sociedades han fortalecido sus defensas
contra los terroristas. En otros aún son muy vulnerables, tal como lo
evidenciaron los ataques en Bruselas.
No hay recetas simples para enfrentar esta amenaza. Es un
fenómeno diverso, que no tendrá una solución única.
Pero dentro de esta complejidad hay una estadística que
vale la pena tener en mente. La tasa promedio de homicidios en todo el mundo en
el 2014 fue de 6,24 muertos por cada 100.000 habitantes, mientras que los
muertos por terroristas fueron 0,47 por cada 100.000. Esto quiere decir que ese
año, por cada persona muerta por un terrorista, ocurrieron 13 homicidios.
El terrorismo es una amenaza importante del siglo XXI. Pero
lamentablemente no es la más grave.
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