miércoles, 30 de marzo de 2016

28 marzo 2016 (6) El País

28 marzo 2016



Los números del terrorismo
Para ofrecer contexto sobre la tragedia de Bruselas, amplío el foco del análisis al resto del mundo.

Moisés Naím

En mi artículo de la semana pasada –publicado antes de los ataques en Bruselas– escribí sobre los mitos del terrorismo yihadista en Estados Unidos. Quizás el más sorprendente de los datos que allí mencioné es que, desde el 11 de septiembre del 2001 hasta hoy, “solo” 45 personas fueron asesinadas por terroristas islamistas en EE. UU. En comparación, en Bruselas los terroristas cobraron 31 vidas en un solo día, y en los ataques de noviembre pasado en París mataron a 130 inocentes. En el 2014 hubo un total de 37.400 homicidios por terroristas en todo el mundo.
Para ofrecer cierto contexto sobre la tragedia de Bruselas, en este artículo amplío el foco del análisis al resto del mundo. Los datos provienen principalmente de Start, el Consorcio Nacional Para el Estudio del Terrorismo y sus Respuestas, y de Anthony Cordesman, del ‘think tank’ CSIS, en Washington.
Cabe señalar que, si bien el terrorismo ha existido siempre, en los últimos 15 años las muertes por ataques terroristas se han multiplicado por nueve y el número de esos ataques pasó de menos de 2.000 en el 2000 a casi 14.000 en el 2015. Pero este aumento no ocurrió ni en Norteamérica ni en Europa. El terrorismo está altamente concentrado en cinco países: Irak, Pakistán, Afganistán, Nigeria y Siria. Desde el comienzo del siglo, el 57 por ciento de todos los ataques del mundo se han dado allí. La mayoría de las fatalidades y de los atentados no fueron contra blancos en el mundo occidental, sino entre musulmanes chiitas y sunitas.
Donde estos más han ocurrido es en Irak, (29 veces), Nigeria, (13), Pakistán (6) e India y Siria (4 en cada uno). Más del 90 por ciento de los atentados terroristas alcanzan sus objetivos más inmediatos –el asesinato de civiles, policías, militares o funcionarios públicos–. Esta alta tasa de “éxito” se debe a la proliferación del uso de explosivos caseros –que con frecuencia son activados por terroristas suicidas–, otra práctica cuyo uso también ha aumentado mucho. Entre el 2000 y el 2014, el 40 por ciento de todos los ataques terroristas fueron perpetrados por grupos que no pudieron ser identificados.
El 60 por ciento de los grupos identificados corresponde a un muy pequeño número de organizaciones: ISIS, Boko Haram, los talibanes, Al Qaeda –en Irak– y Al Shabaab concentran el 35 por ciento de todos los ataques que se ejecutaron en el mundo en los últimos 15 años. Solamente entre el 2013 y el 2014, ISIS perpetró más de 750.
Es interesante notar que uno de los blancos preferidos de los terroristas son los medios de transporte, especialmente buses y trenes (concentran el 62 por ciento de los atentados en esta categoría).
El terrorismo está aumentando, y también se está globalizando y transformando. Sus protagonistas, sus blancos, sus tácticas y su manera de organizarse y de operar están cambiando. Las capacidades de los Estados y las sociedades occidentales para enfrentar a los terroristas también están cambiando. En algunos aspectos, las sociedades han fortalecido sus defensas contra los terroristas. En otros aún son muy vulnerables, tal como lo evidenciaron los ataques en Bruselas.
No hay recetas simples para enfrentar esta amenaza. Es un fenómeno diverso, que no tendrá una solución única.
Pero dentro de esta complejidad hay una estadística que vale la pena tener en mente. La tasa promedio de homicidios en todo el mundo en el 2014 fue de 6,24 muertos por cada 100.000 habitantes, mientras que los muertos por terroristas fueron 0,47 por cada 100.000. Esto quiere decir que ese año, por cada persona muerta por un terrorista, ocurrieron 13 homicidios.

El terrorismo es una amenaza importante del siglo XXI. Pero lamentablemente no es la más grave. 

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