22 marzo 2016
Bélgica
no es el único eslabón débil de Europa en la lucha contra ISIS
Cinco motivos para el
pesimismo sobre la amenaza del grupo yihadista en Europa y uno para el
optimismo
Ahora que la Unión Europea quiere convertirse en una fortaleza
y mantener alejadas a las víctimas de la guerra de Siria, los atentados de
Bruselas demuestran hasta qué punto eso es una ilusión si de lo que se trata es
de aislar a Europa de las consecuencias de la guerra de Siria. Gracias al pacto
con el Gobierno turco, puede dejar fuera a la mayoría de los refugiados, pero
no a los yihadistas que forman parte del ISIS o se sienten inspirados por ese
grupo. Estos últimos ya están dentro, en especial en Bélgica donde cuentan con
una infraestructura muy resistente.
1. Bélgica como problema
Bélgica es sin duda el eslabón más débil de la red de
seguridad europea. La coordinación entre sus servicios de inteligencia y las
fuerzas de seguridad continúa siendo mediocre en un país mal cohesionado y
con demasiadas administraciones con competencias que se solapan.
Los medios con que cuenta para hacer frente a esa amenaza
no son suficientes. Unos pocos centenares de policías deben vigilar a miles de
sospechosos potenciales, escribe Jason Bourke, de The Guardian, a quien una
fuente policial ha confesado que están “simplemente exhaustos”. El distrito de
Molenbeek, en Bruselas, es un lugar que puede dar cobijo a un fugitivo como
Salah Abdeslam durante meses. Bélgica es el país europeo del que han salido más
voluntarios para combatir en las filas del ISIS teniendo en cuenta su población.
2. Policías en la calle
La gente se pregunta cómo es posible que si las autoridades
belgas sabían que el riesgo de un atentado era alto, cómo no pudieron
impedirlo. Inundar aeropuertos y estaciones de tren o autobús de policías y
soldados tiene un efecto disuasorio, pero no reduce a cero las posibilidades de
un atentado. Hasta que se llega al primer control de seguridad, cualquiera
puede entrar en un aeropuerto. Una maleta es un objeto en el que cabe una
cantidad muy importante de explosivo y de metralla.
La primera línea de defensa es la información con la que
cuentan los servicios de inteligencia y que la policía puede usar en la calle.
Cuando los terroristas entran por la puerta del aeropuerto, puede ser ya
demasiado tarde para detenerlos.
3. La verdadera victoria del terror
El terror es un excelente instrumento en cualquier guerra,
sobre todo si no tienes Fuerza Aérea e intentas proyectar una imagen de ti
mismo más poderosa que la real. Si los ciudadanos europeos dejan que e sa amenaza condicione
por completo su sistema de leyes y de convivencia estarán ofreciendo una
victoria completa a sus enemigos.
En Francia, el Parlamento
prorrogó en febrero por un periodo de tres meses, hasta el 26 de mayo, el
estado de emergencia y los poderes especiales que concede a sus fuerzas de
seguridad. Las organizaciones de derechos humanos denuncian que el Gobierno de
Manuel Valls no ha justificado las razones de esta prorroga, que temen que
no sea la última. Afirman que se han producido abusos en muchas
operaciones policiales y que los ataques islamófobos se han extendido en las
calles.
Valls ha reiterado tras el atentado
de Bruselas que "estamos en guerra". Tales declaraciones tienden a
justificarse por sí mismas, a pesar de la aparente paradoja que supone
denunciar la barbarie y fanatismo de estos actos criminales, y al mismo tiempo
conceder a sus responsables la condición de combatientes en una guerra.
4. Una oportunidad para rentabilizar la matanza
Como en otros atentados de efectos
dramáticos, algunos políticos reaccionarios han aprovechado la noticia para
obtener réditos o mejorar sus opciones de cara a una contienda electoral. Los euroescépticos británicos han
dicho que "este horrible acto de terrorismo demuestra que el libre
movimiento de Schengen y los controles laxos en las fronteras son una amenaza
para nuestra seguridad". Un ministro israelí ha acusado a la UE de ocupar su tiempo en
dificultar la venta de productos hechos en los asentamientos judíos en
territorio palestino en vez de en luchar contra el terrorismo.
Inevitablemente, las primarias del Partido Republicano en
EEUU han dado lugar a las ideas más extremistas. Donald Trump ha defendido que
se use la técnica de tortura con
los detenidos. "Hay que sacar la información a esta gente.
Tenemos que ser inteligentes y ser duros. No podemos ser blandos y
débiles, que es lo que estamos siendo ahora", dijo a la NBC. Nadie niega que el
Gobierno de Bush fue duro después
del 11S. Eso no acabó con los terroristas. De hecho, los hizo más fuertes
después de la invasión de Irak.
Lo mismo ha hecho su principal rival, el senador de Texas
Ted Cruz: "Tenemos que detener inmediatamente el flujo de refugiados que
proceden de países con una presencia significativa de Al Qaeda o ISIS (entre
los que están Siria e Irak). Tenemos que permitir a las fuerzas de
seguridad que patrullen los barrios habitados
por musulmanes antes de que se radicalicen".
En el primer caso, eso supondría vulnerar la Convención de
Refugiados que EEUU prometió respetar. Respecto a la segunda frase, una medida
como esa sería probablemente anticonstitucional e incriminaría a la minoría de
fe islámica. Pero la ley es un freno escaso para los políticos cuando una
matanza les permite emplear el miedo como arma electoral.
5. La contradicción permanente
Los países europeos se han juramentado para luchar contra
el terrorismo de ISIS. La mayoría de sus víctimas son musulmanes (sirios e
iraquíes), no occidentales. Las guerras de Oriente Medio son su principal campo
de batalla y los atentados en Europa, la forma de reclutar adeptos a su
mensaje de odio a los que no son como ellos. La capacidad de Occidente de
responder a esta propaganda queda muy limitada cuando tolera o promueve otras
guerras, como la de Yemen. Allí, los saudíes y sus aliados del Golfo Pérsico
llevan un año bombardeando el país para impedir que las milicias huzíes se
hagan con el control del Estado. Al Qaeda cuenta con una importante presencia
en el este de Yemen, pero esa no es la prioridad para la monarquía saudí.
Los saudíes han bombardeado “mercados,
hospitales, clínicas, colegios, fábricas, bodas y centenares de viviendas”, ha
dicho el comisionado de Derechos Humanos de la ONU. ¿La respuesta de Europa y EEUU? Continuar la
venta de armamento a Arabia Saudí, incluido el aprovisionamiento de misiles y
cohetes para sus aviones para que sigan atacando Yemen y, en el caso de
Francia, condecorar con la Legión
de Honor al príncipe heredero saudí en su reciente visita a París.
6. ISIS es más débil que nunca
No todas las noticias deben llevar al pesimismo ni a pensar
que ISIS está en condiciones de ganar, como se deduce de las declaraciones
alarmistas e interesadas de algunos políticos. La capacidad de ISIS de provocar
una matanza en Bruselas puede hacer creer que ese grupo cuenta ahora con
la misma fuerza que hace un año cuando se produjo el atentado contra la
redacción de Charlie Hebdo.
No es cierto. Se calcula que en 2015 perdió un 15% del territorio que
controlaba en Siria e Irak. Y el territorio lo es todo para un grupo que dice
haber construido un "califato" para regir todo el mundo islámico. Es
especialmente significativa la derrota que ha sufrido a manos de las milicias
kurdas del norte de Siria. En los últimos días aviones rusos han atacado
objetivos de ISIS en las cercanías de la ciudad de Palmira, el punto más al sur
alcanzado por los yihadistas. Su avance hacia otras zonas del país ha quedado
detenido en seco.
Sus recursos económicos no son los de hace unos meses.
Documentos de la organización conocidos en enero revelan que ha tenido que recortar los salarios de sus
militantes a la mitad y eliminar algunos de los beneficios económicos de los
que disfrutan. Su mayor fuente de ingresos son los impuestos que obtiene de los
habitantes de las zonas que controla, además del pago por los servicios
básicos. Se sabe que este año ha comenzado a exigir ese pago en dólares, lo que
resulta casi imposible para muchas personas.
No es el principio del fin para ISIS, pero sí una señal de
su declive.
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