11 enero 2015
El Partido de la Venganza
Si hay algo que une a los grupos yihadistas con
independencia de su país de origen, es la idea de que el Islam está inmerso en
una guerra de supervivencia contra Occidente. Para ellos, liberalismo y
socialismo forman una amalgama indistinguible cuyo único nexo de unión es el
ateísmo y la agresión permanente al auténtico Islam. Eso no impide que la
mayoría de sus víctimas sean musulmanes.
En Occidente, no es difícil
encontrar a los que quieren responder al fuego con fuego, los que viven en la
ilusión de que la violencia se acabará por completo si el recuento de cadáveres
se inclina a tu favor.
Por eso, como se ve en la portada
de ABC, la operación policial para detener a los autores de la matanza de
Charlie Hebdo y al asesino de cuatro personas en el supermercado kosher de
París, a los que mató sólo porque eran
judíos, es un acto legítimo de venganza del que es de suponer que todo
el país estará orgulloso.
No importa que las imágenes del
asalto al supermercado revelen que Coulibaly se lanza disparando sobre los
policías que están en la puerta. No había ninguna posibilidad de que lo
atraparan vivo. Pero es una muerte violenta y así se satisfacen los deseos de
venganza.
La guerra es el escenario más
habitual para esos sentimientos. Matar antes de que te maten. No tener piedad
con el enemigo porque él no la tendrá contigo y vigilar con cuidado a los que
no quieran unirse a la masa que pide sangre.
Da igual que ya hayamos visto esas
portadas antes. No por ello hay que dejar de denunciarlas, como hay que
cuestionar a aquellos que convierten en actos de guerra lo que son actos
criminales. El primer ministro francés ha dicho que estamos en “una guerra
contra el terrorismo, contra el yihadismo, contra el Islam radical, y contra
todo lo que buscar acabar con la fraternidad, la libertad y la solidaridad”.
No es una guerra porque los que
dispararon a los trabajadores de Charlie Hebdo no son combatientes de ningún
Ejército. Utilizar un fusil de asalto para disparar a civiles no te convierte
en soldado de ninguna causa. No es un acto de guerra, como afirman
intelectuales despistados o desquiciados por el dolor como Sami Naïr, porque la
solución no está en poner a trabajar a los ejércitos, sino a las fuerzas de
seguridad y los servicios de inteligencia.
Algunos notorios representantes del
Partido de la Venganza
estarán el domingo manifestándose en París por la libertad de expresión. La
lista encierra todas las ironías posibles. Estará el primer ministro
turco, Ahmet Davutoğlu, de uno de los países que más periodistas tiene encarcelados.
Estará el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, denunciado por imponer una
visión autoritaria antiliberal en el país. Estará el ministro de Exteriores
ruso, Sergei Lavrov, de un Estado que detiene a los activistas de la oposición
que se manifiestan en la calle. Estará el ministro israelí de Exteriores,
Avigdor Lieberman, que no sólo apoya la ocupación militar de Palestina, sino
que considera unos traidores a los representantes electos de los palestinos de
Israel.
No es para nada extraño que Netanyahu
se apresurara a reiterar que los países occidentales no se enteran de lo que
está en juego y cuál debe ser la respuesta. “El terror de Hamás, Hizbolá, ISIS
y Al Qaeda” no acabará “hasta que Occidente luche contra él físicamente, en vez
de luchar con argumentos falsos”. También ha dicho que “el auténtico objetivo
del terror islámico es destruir nuestras sociedades y nuestros países. Acabar
con nuestra cultura, que se basa en la libertad y una cultura de la libre
elección e imponer en su lugar una dictadura fundamentalista”.
Netanyahu pretende hacernos creer
en definitiva que el colonialismo israelí forma parte de esos valores
occidentales, como también los ataques indiscriminados contra los civiles de
Gaza para responder a la violencia del otro lado. Pero hay más, porque en
Israel los hay que piensan que Europa ya está ocupada por el Islam (y quien lo dice no es un
ultra, sino un periodista que fue dos veces asesor de Rabin). Aparentemente,
nos faltan deseos de venganza y ganas de matar.
También estará en París Mariano
Rajoy que pretende apoyar en el Parlamento una ley que aumentará el castigo
económico (porque la
Constitución no le permite aumentar el castigo penal) a los
que luchan contra su política en la calle. Y que ahora aprovechará la matanza
de París para reformar el Código Penal y
reinterpretar a su gusto el concepto de terrorismo. Pobres de los que creen que
sólo se utilizará contra los que quieran cometer atentados.
Por eso, y por el aprovechamiento
de los crímenes por la extrema derecha europea, Bernard Holtrop, dibujante
de Charlie Hebdo conocido como Willem, ha escrito que le dan ganas de vomitar sobre esos nuevos y
supuestos aliados frente a los asesinos.
Inicialmente, se dijo que Netanyahu
no viajaría el domingo a París por razones de seguridad. Horas después, el
Gobierno anunció que el primer ministro israelí sí asistirá a la manifestación.
También lo hará Naftali Bennett, ministro de Economía y líder del partido
ultranacionalista La Casa
Judía.
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