17 enero 2015
Muere el
etarra Bolinaga, dos años y medio después de ser liberado por un cáncer
La concesión de la libertad
condicional al preso, condenado por los secuestros de Ortega Lara e Iglesias
Zamora, resquebrajó los lazos entre el PP y las víctimas.
El etarra Iosu Uribetxebarria Bolinaga falleció ayer en su domicilio de
Mondragón a consecuencia del cáncer terminal de hígado que padecía, que
propició su libertad condicional el 30 de agosto de 2012, hace casi ya dos años
y medio. La muerte del ex preso de ETA, condenado por los secuestros de José Antonio Ortega
Lara y Julio Iglesias Zamora y por el asesinato de tres guardias civiles,
avivó ayer el debate sobre la política penitenciaria del Gobierno central, al
que Sortu hizo responsable del desenlace pese a que hace dos años que el
terrorista no se sometía a ninguna resonancia ni prueba diagnóstica y hace más
de uno que los médicos no le suministraban ningún tratamientos salvo los
cuidados paliativos.
El ‘caso Bolinaga’ se cerró ayer definitivamente
–solo dos días después de que la
Fiscalía de la Audiencia Nacional solicitase 29 años de prisión
para él por el asesinato del agente Antonio Ramos en 1986– con la muerte del
recluso, pero las consecuencias políticas de la tormenta que desató en su momento
siguen vigentes todavía. El responsable del cautiverio más largo de la historia
de ETA, el de Ortega Lara –cuyo paradero se negó a revelar cuando había sido ya
detenido–, jamás se arrepintió de sus crímenes pero su puesta en libertad por
razones legales y humanitarias abrió una grieta entre el Gobierno del PP y las
víctimas del terrorismo, que no solo no se ha cerrado sino que se ha ahondado
desde entonces.
No en vano, el próximo sábado la AVT ha convocado una manifestación para denunciar
la “traición” del Ejecutivo a los damnificados, una impresión que se vio
acentuada por la derogación de la ‘doctrina Parot’ y posterior excarcelación de
varios sanguinarios etarras, y ayer mismo su presidenta, Ángeles
Pedraza, recordó que la concesión del tercer grado, primero, y la libertad
condicional, después, a Bolinaga supuso “un antes y un después” en la política
penitenciaria del Gobierno y un “golpe bajo a la democracia”.
Quienes entonces alzaron su voz contra la decisión
de Prisiones de permitir su salida de la cárcel –con el argumento de que podía
ser tratado de su dolencia en prisión– reaparecieron ayer para recordar el “profundo
error” que supuso su excarcelación, en palabras del exministro del Interior
Jaime Mayor Oreja. Maite Pagazaurtundua, que perdió a su hermano a manos de ETA
y hoy en UPyD, lamentó que el Gobierno cediera en 2012 al “miedo” y a las “presiones”
y recordó que es importante “marcar límites” porque “esto no ha terminado”.
Fue el eco retardado de la fenomenal polémica que se
desató en agosto de 2012 en torno al estado de salud real del recluso, que,
finalmente, el juez central de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional ,
José Luis Castro, resolvió a favor del preso enfermo, que había iniciado una
huelga de hambre en el hospital Donostia. La presión de las víctimas fue en
aumento y la Fiscalía
se opuso a la resolución del magistrado pero la sección Primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia confirmó en
septiembre su libertad condicional, siempre que no se acercase al domicilio o
lugar de trabajo de sus víctimas, no tomase parte en manifestaciones de
enaltecimiento ni hiciese declaraciones que pudieran resultar ofensivas.
Bolinaga cumplió los requisitos, pero las
fotografías que aparecieron en prensa del preso paseando en compañía de
familiares y amigos levantaron ampollas entre las víctimas y la AVT llegó a presentar una
querella contra Bolinaga y los allegados que participaron en su recibimiento en
Mondragón. Desde hace tiempo, sus apariciones se habían reducido y, de hecho,
fuentes sanitarias informaron ayer de que la recta final de su enfermedad ha
resultado especialmente dura, porque la morfina no podía paliar ya los dolores
y porque Bolinaga necesitó “asistencia psicológica” para afrontar la muerte y
la “angustia vital” que su cercanía le provocaba.
Paz con justicia
Los partidos políticos coincidieron ayer en que no
debe celebrarse el fallecimiento de nadie, pero aportaron distintos matices. El
PP subrayó su respeto a las decisiones judiciales, en línea con el argumento
que siempre sostuvo el ministro Jorge Fernández Díaz: impedir la excarcelación
habría rozado la prevaricación. PSOE e IU pasaron también de puntillas sobre el
asunto y el PNV consideró que el fallecimiento de Bolinaga demuestra que
quienes dudaron de su enfermedad y de su puesta en libertad se equivocaron.
Mucho más visceral fue la reacción de Sortu, que achacó la muerte a la política
penitenciaria “criminal” del Gobierno. “El ansia de revancha y las políticas de
venganza nunca servirán para conseguir la paz con justicia y la convivencia”
que necesita Euskadi, subrayaron. Etxerat fue más allá y denunció la “persecución
despiadada” contra él en los últimos dos años.
Opinión:
Curiosa coincidencia en los
titulares, al hablar de la muerte del terrorista Bolinaga y del “resquebrajamiento”
de las relaciones entre LAS víctimas y el Partido Popular.
Quiero aclarar, a nivel personal
pero también compartido por muchas víctimas, que jamás se pueden “resquebrajar”
las relaciones entre dos partes que nunca han mantenido contactos. Es decir, yo
no siento haber “resquebrajado” ninguna relación con el Partido Popular porque
nunca las he tenido.
Una cosa es hablar con representantes
de un partido (el que sea) para hacerles llegar información relacionada con la
asistencia integral que una o varias o muchas víctimas puedan necesitar y otra,
muy distinta, el entablar relaciones para una utilización partidista del dolor
ajeno.
La primera actividad sí la he
practicado y la sigo practicando porque en la última semana he estado reunido
con tres parlamentarios y esta misma tarde tengo una reunión con otro. De tres
partidos diferentes, que quede muy claro.
Pero la segunda, la de ofrecer
las asociaciones en las que he estado, para ser usadas para amplificar la
atención positiva sobre unas siglas políticas y de ese modo restar importancia
a las de otro signo…. Eso, JAMAS lo he consentido ni lo consentiré. De hecho,
de las dos asociaciones en las que tuve responsabilidades me marché
precisamente para no dejarme utilizar por ninguna sigla. Otros pamplinas no
podrán nunca llegar a conseguir la suficiente dignidad para decir lo mismo.
Y aprovecho a recordar la
excelente actitud que el Señor José Antonio Ortega Lara ha demostrado al ser
preguntado por la muerte del asesino Bolinaga. El, y solamente el, tiene el
derecho a opinar sobre el tema. Otros que lo están haciendo ahora ni siquiera
eran víctimas cuando el señor Ortega Lara fue secuestrado durante 532 días. Ni
siquiera accedieron a pasar una hora de su triste vida dentro de una caja de
cartón como acto simbólico para exigir la liberación.
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