25 enero 2015
El antiguo símbolo de las multitudinarias protestas
por las víctimas de ETA se ha convertido en un recuerdo amargo del pasado. “Tiene
que haber vencedores y vencidos” explica David, un chico sin arrugas en los
ojos ni dudas en la voz. “El Gobierno nos ha traicionado”, coincide una mujer a
su lado. Están aquí, en la plaza de Colón, los que no pueden curarse las
heridas del terror.
Las primeras en llegar –luego la Policía confirmaría que se
congregaron unas 1.500 personas– son un grupo de señoras de abrigos largos que
despliegan sus sillas de camping enfrente del estanque helado. Está la Guardia Civil ;
representantes de los sindicatos de la policía; jóvenes haciendo fotos y un
hombre con una cicatriz en la cara que pide que apaguen la música que
entretiene la espera. “Esto no es una discoteca. Un poco de respeto”, reclama.
En el escenario, 10 víctimas explican sus vidas
marcadas. Se hace el silencio, sólo roto por los pitidos a Mariano Rajoy y
Fernández Díaz cuando aparecen en una enorme pantalla donde se emiten en bucle
concentraciones del pasado. De los años en los que la primera preocupación de
los españoles era el terrorismo.
“No existe la justicia”, dice Ana, ama de casa, 60
años. “Vuestra existencia hace la nuestra imposible”, reza un cartel. “ETA puede
atentar en cualquier momento”, opina una pareja anciana que anda muy despacio.
Ella dice que nunca más votará al PP. Él, que está tan cabreado que votará a
Podemos. “Me divorcio, te lo advierto”, responde su mujer.
“Lo único que necesita el mal para vencer es que los
hombres buenos no hagan nada” termina Ángeles Pedraza, presidenta de la AVT , citando al filósofo
Edmund Burke. Los desencantados se reconocen en el adjetivo y aplauden juntos,
aunque votarán distinto: Ciudadanos, VOX, Podemos.
La concentración se disuelve y los autobuses
adelantan su partida. En un banco, Gregorio, profesor de Universidad que ha
venido de Barcelona, termina un bocadillo de jamón antes de volver a casa. “Esta
gente está cada vez más abandonada”, dice. La memoria parece tan corta como esta
plaza, ocupada ya sólo por turistas y algunos policías permanentes.
Opinión:
Solo decir una cosa. Es muy
triste ver que hace años se reunían, según fuentes, un millón de personas.
Ahora mil quinientas. Parece ser que aquella frase del actual presidente del
Gobierno tenía mucha razón: “tu convocas que yo traigo a la gente”. Mientras
tanto, hoy he estado grabando un programa con la cadena Al Jazeera junto a una
víctima del atentado en Yemen de julio de 2007.
¿Ha recibido alguna llamada desde
la AVT desde
entonces? Prefiero no responder, por respeto a esas siglas. Será que ser
española y tener un atentado en el extranjero no es tan importante. No quiero
pensar que sea un problema de recursos económicos porque para otros menesteres
bien que los tienen...
En cuanto a la opinión del señor
Gregorio, decirle que cuando lo desee le explicare que las victimas no estamos
abandonadas… simplemente recibimos la ayuda y el respaldo desde otras fuentes
que seguramente no conoce…
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