25 enero 2015 (24.01.15)
El recuerdo
a Ordóñez reaviva en el PP su división sobre el tiempo de paz
Sémper replica las acusaciones de
San Gil contra la actual línea del partido
El recuerdo a Gregorio Ordoñez,
concejal del PP en San Sebastián asesinado hace 20 años por ETA, volvió a
actualizar este viernes las tensiones entre significadas voces de este partido en Euskadi por sus
criterios opuestos sobre el final del terrorismo que ya arrancan desde la
llegada de Antonio Basagoiti a la presidencia de los populares vascos. Una vez
más, la expresidenta del PP vasco Maria San Gil, y Ana Iribar, la viuda de
Ordóñez, exhibieron sus diferencias con la posición del PP hacia ETA y su
entorno, además de la hermana del político asesinado.
“Gregorio
sentiría vergüenza hacia los suyos por la falta de voluntad política”, dijo San
Gil en Cope, al considerar “increíble” que Bildu gobierne en San Sebastián y en
la Diputación
de Gipuzkoa. “Salvo honrosas excepciones, el PP ya no es el mismo partido de mi
hermano”, dijo Consuelo Ordóñez, presidenta del colectivo de victimas Covite. Frente a
estas imputaciones, el presidente del PP de Gipuzkoa, Borja Semper, respondió
que el discurso de su partido en Euskadi “no puede ser el mismo” que en 1995,
cuando fue asesinado Gregorio Ordóñez, porque “la realidad social y política ha
cambiado”, aunque “algunos no lo han entendido”.
La cúpula
del PP vasco acusa sobremanera estas frecuentes descalificaciones, alentadas
además por personas que han perdido su vinculación al partido, porque recuerdan
han sido objeto durante muchos años de la amenaza terrorista. Además, son
conscientes del eco nacional que alcanzan las consideraciones de San Gil y
Ordóñez, principalmente, y en un marco de relación con las asociaciones de
víctimas poco propicio para los populares.
A su vez,
este clima de tensión latente podría reproducirse durante la ofrenda anunciada
para este sábado ante la tumba de Ordóñez en el cementerio donostiarra de
Polloe y donde ya se han registrado enfrentamientos desagradables entre las dos
sensibilidades que todavía se mantienen en el PP vasco sobre su política ante
el nuevo tiempo de paz en Euskadi.
Por otra parte, el alcalde de
Bilbao, Ibon Areso, recibió este viernes un documento con el listado nominal de
las 95 personas, nacidas o vecinas de esta capital, que fueron asesinadas en
los últimos 50 años por ETA, grupos terroristas de extrema derecha o en abusos
policiales. El documento, denominado Retratos Municipales de las Vulneraciones del
derecho a la vida en el caso vasco 1960-2010, ha sido elaborado por la secretaría general para la Paz y la Convivencia del
Gobierno vasco, cuyo responsable, Jonan Fernández, dijo que
esta publicación incluye “los rostros humanos del sufrimiento de cada víctima
injustamente asesinada”.
El documento recoge “todas las vulneraciones
del derecho a las víctimas con el nombre de cada una de ellas y, salvo error u
omisión involuntaria, no excluye ningún asesinato ni a ninguna víctima”, indicó
Fernández.
Este reconocimiento de todo tipo
de víctimas forma parte del retrato de la memoria que el Gobierno vasco
desplegará en decenas de localidades. De momento, en Bilbao, aparecen 72
víctimas mortales atribuidas a las distintas ramas de ETA (militar y
político-militar) y a los Comandos Autónomos Anticapitalistas; nueve atribuidas
al GAL y al Batallón Vasco Español y siete atribuidas a actuaciones policiales.
Areso reiteró el compromiso de
Bilbao con el reconocimiento a las víctimas, pero esperó a que exista un
consenso entre los partidos sobre el deseo de algunos colectivos de víctimas de
colocar placas en los lugares donde se produjeron los asesinatos.
Opinión:
Solamente digo que no se que
decir cuando veo estas discusiones entre aquellos que dicen trabajar por las
victimas del terrorismo pero que cuando presentan las opiniones partidistas
personales pierden toda la credibilidad que pudieran tener.
Me recuerda a esas situaciones
que ocurren cuando algunos abogados, presidentes, representantes o portavoces de alguna
entidad se dedican a plantear opiniones como si fueran las comunes o las mayoritarias
entre sus miembros sin haberlas consultado nunca antes. O incluso a amenazar a
victimas por no pensar como se espera de ellas, por no seguir las directrices
que se acuerdan sin antes consultar.
Por esta razón no es de extrañar
que hayan victimas que no se sientan representadas ni tan siquiera por aquellos
que tienen en su poder los listados de miembros de diversas asociaciones o que
incluso lleguen a los tribunales por perder o dejar de ganar su cuota de poder
o protagonismo.
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