12 enero 2015
Las enrevesadas secuelas del terrorismo del siglo XXI
Francia se manifiesta contra el
terrorismo, en el País Vasco lo hacen por los presos de ETA
Mientras Francia asistía a manifestaciones en todo
su territorio en defensa de la libertad y la democracia y frente a la principal
amenaza totalitaria del siglo XXI, el terrorismo yihadista, en el País Vasco
varias decenas de miles de personas se manifestaban, el sábado, por una de las
secuelas del finiquitado terrorismo del siglo XX, el de ETA: sus 450 presos.
La manifestación, que desde hace dos décadas
organiza todos los primeros de año la izquierda abertzale,
ha tenido en esta edición la peculiaridad de elegir como elemento movilizador
el acercamiento de los presos etarras a las cárceles vascas, que cuenta con un
apoyo mayoritario en el País Vasco, según todas las encuestas. Todo ello con la
pretensión de lograr una movilización de varias decenas de miles de personas,
lo que consiguió una vez más.
Más allá de su éxito movilizador, la manifestación
de primeros de año sobre los presos de ETA se ha limitado a convertirse en un
rito pues al día siguiente todo sigue igual. Lo que resulta aún más patético
cuando hace ya más de tres años que ETA cesó definitivamente un terrorismo del
siglo XX, como fue el suyo o el del IRA.
El Gobierno del PP desde que ganó las elecciones,
hace tres años, dejó claro que no iba a mover un dedo en lo relacionado con el
final de ETA como el desarme, y que no iba a acercar presos de la banda
terrorista a las cárceles vascas hasta que la banda se disuelva.
El Gobierno vasco, el PNV y el PSE discrepan de esta
estrategia, pues creen que un acercamiento selectivo de presos facilitaría la
política de reinserción de los etarras encarcelados y censuran a Rajoy que no
active la vía Nanclares de presos que se han desvinculado de ETA.
Pero tampoco están dispuestos a abrir una
confrontación con el Gobierno del PP ante este asunto por las pasiones que
levanta, sobre todo en algunas asociaciones de víctimas del terrorismo.
Un asunto que en la propia Euskadi empieza a sonar a
anacrónico y se va distendiendo desde el momento en que el número de presos de
ETA ha descendido por cumplimiento legal de condena en un tercio, de 703 a 459, desde que, hace
tres años, cesó definitivamente el terrorismo. Prueba del cambio de los tiempos
es que el Gobierno vasco, del PNV, estuvo presente en la manifestación de
París, ayer, contra el terrorismo yijhadista, y se desmarcó de la de Bilbao, el
sábado. El Gobierno vasco, el PNV y el PSE tienen la convicción que el paso del
tiempo perjudica a los presos de ETA.
Desde hace ya tiempo, el Gobierno vasco, el PNV y el
PSE han cargado sobre la izquierda abertzale y el colectivo de presos etarras la
principal responsabilidad en el inmovilismo en esta materia, sobre todo, desde
que el 28 de diciembre de 2013 se comprometieron a asumir la reinserción
individual y la política penitenciaria. Aquel compromiso se ha limitado a unas
peticiones en grupo de acercamiento a las cárceles próximas al País Vasco.
Pero la mayoría de los presos etarras rehúye la
petición de progresiones de grado en la medida que comportan el rechazo
individual a la violencia, el reconocimiento del daño injusto causado y el
compromiso de indemnizar a las víctimas.
Es precisamente la autocrítica sobre el pasado el
punto donde radica la parálisis en el colectivo de presos de ETA, donde,
también hay que decirlo, está mayoritariamente asumido el cese definitivo del
terrorismo. También tiene ese problema la izquierda abertzale.
Consiguió su legalización, hace más de tres años, al
rechazar en sus estatutos el terrorismo de ETA. Pero le cuesta autocriticarse
por su complicidad con el terrorismo en el pasado. De tal modo que ha sido
incapaz de asumir el comunicado de condena del Parlamento Vasco contra los
atentados del terrorismo yihadista en Francia porque planteaba una condena
velada al terrorismo etarra.
Mientras el colectivo de presos de ETA no asuma con
todas sus consecuencias la legalidad penitenciaria como la izquierda abertzaleasumió
la ley de partidos para ser legalizada, el Gobierno vasco, el PNV y el PSE no
aumentarán la presión sobre el Ejecutivo de Rajoy en esta materia porque tampoco
se siente de modo intenso en la sociedad vasca.
Ante esta situación, todo apunta que el colectivo de
presos de ETA no va a cambiar su estrategia a la espera de que, tras las
elecciones generales de 2015, surja un Gobierno predispuesto a cambiar la política
penitenciaria.
No obstante, el pasado viernes, el colectivo de
presos, de sorpresa, abrió la puerta a negociar la propuesta de reinserción de
presos que el Gobierno vasco presentó en octubre y que Rajoy no asumió. Puede
ser una maniobra para ganar tiempo. Se verá.
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