18 mayo 2015
Carta a Iñaki
Rekarte:
Carta de la hija de un
matrimonio asesinado por Rekarte
'Ni con tres vidas que vivieras cumplirías tu condena'
'Recuerdo ver
la cena que mi madre había preparado para el día en el que tú que decidiste
apretar el botón'
'Todo era
dolor, y 23 años después sigue siendo dolor..'
'Serás hoy ex
etarra, pero siempre un asesino
Aun sabiendo el dolor que ello me iba a suponer, no
pude evitar el pasado domingo ver la entrevista que se le hizo al asesino de
mis padres. Jamás me hubiera imaginado que un medio de comunicación aupara así
a alguien que ha destrozado a tantas familias por el mero hecho de decir que se
arrepiente... ¿Qué país, salvo el nuestro, haría semejante barbaridad? Y todo sin avisarnos a los familiares de sus víctimas de que esto iba a ocurrir. Así, sin más, nos le hemos tenido que
encontrar en la TV
contando sus "hazañas" que parece ser que son dignas hasta de
escribir un libro...
Se atreve a decir que se
arrepiente, que nos pide perdón. ¿A quién? ¿Cómo? ¿Así, por televisión? No, perdonen,
pero no... A mí, este tipo nunca jamás ha
intentado pedirme perdón.
Y yo me pregunto: si algún día lo intentara, ¿cómo sería? "Hola,
Silvia. Mira, quería pedirte perdón por haber matado a tus padres en lo mejor
de sus vidas y por haberos dejado a tu hermano y a ti indefensos ante la vida.
Y no sólo durante los 20 años que yo pasé en la cárcel, no, sino para toda
vuestra existencia". Claro, visto así, la verdad que es un poco complicado
lo de pedir perdón. Es más fácil escribir un libro y
que te lleven por las televisiones como
si de un héroe se tratara porque, claro, con 19 años eras tan joven que no
sabías lo que hacías.
Pues mira, te voy a contar
una cosa. Al poco de que mataras a mis padres, un periodista me preguntó si me
gustaría la pena de muerte para vosotros. Supongo que, siendo casi una niña y
con el sufrimiento tan insoportable que estábamos padeciendo, esperaba que le
contestara que sí. Y no fue así. Le dije que sólo deseaba que te pudrieras en la cárcel acordándote
de mis padres durante cada uno de los días que vivieras...
Por un momento trato de ponerme en
tu lugar y, si yo hubiera matado a tus hijos y verdaderamente estuviera
arrepentida, no sólo sabría sus nombres, me habría interesado por saber qué fue
de vuestras vidas y en qué podría ayudar. Pero claro, tú y yo no tenemos nada
que ver. Yo jamás habría podido arrebatarte lo que más quieres en tu vida. Ni a
ti, ni a nadie...
...Aquel miércoles a las 20 horas, mientras tú
decidías si sacar el mando o no, ellos tenían 42 y 43 años. Los mismos que tú ahora, ¿verdad? Mi
padre había ido a recoger a mi madre a su trabajo y regresaban a casa para
reunirse con sus hijos: con mi hermano Jesús, que dos días antes había cumplido
16 años, y conmigo, Silvia, un poco mayor que él. Éramos demasiado jóvenes para
quedarnos solos. Aunque, la verdad, no creo que exista una edad apropiada para
ello... Yo llegué a mi casa y me extrañó no ver luz en la cocina. A los cinco minutos sonó el timbre.
Era una vecina que, con los ojos llorosos, me pidió que fuera a su casa. Allí
estaba mi hermano que, desconcertado por el revuelo y la presencia de la
policía, me preguntaba a mí qué era lo que estaba pasando. Pero yo estaba igual
de perdida que él. Nos llevaron al hospital donde, finalmente, nos dieron la
terrible noticia. El mundo se abrió
bajo nuestros pies. ¿Cómo
podía ser cierto aquello? Jamás volveríamos a verles, a sentir sus abrazos ni a
reír juntos... "¿Quién cuidará de nosotros?", me preguntaba mi
hermano sintiéndose más niño que nunca. Recuerdo intentar tranquilizarle diciéndole que no se preocupara,
que yo cuidaría de él. "El lunes volveremos a casa y verás como yo puedo
hacerlo", le dije... ¡¡¡Pero si aún era una niña yo también!!! Recuerdo el
silencio tan horroroso que se sentía en casa sin ellos, y el impacto que me
causó ver la cena que mi madre había dejado preparada el día en que tú, Iñaki Rekarte,
decidiste apretar el botón. Dolor, todo era dolor... y, 23 años después, sigue
siendo dolor.
También recuerdo tu detención,
estabas acogido en casa de un sacerdote, tremendo sinvergüenza...
..Y así de vuelta a casa. No le
contaba nada de esto a mi hermano, tratando así de evitarle más sufrimiento...
Es así como comenzó nuestra nueva vida, una cuesta arriba
demasiado dura como
para tonterías. Nos has privado de muchos besos, abrazos, Navidades y cumpleaños...
Nos has privado de muchas alegrías y también de muchos momentos de pena que
sólo pueden ser aliviados por el abrazo cálido y reconfortante de unos padres. Nos has privado de mucha vida... Y no sólo a nosotros. También a sus
propios padres, hermanos y ahora nietos. Sí, porque yo, al igual que tú, tengo
hijos y también tengo que explicarles las cosas. Y créeme que, si a los mayores
nos cuesta, es difícil que unos niños entiendan que el malo no está en la
cárcel, sino en un plató de televisión... ¡Qué país éste el nuestro..!
¿Y dices que has cumplido tu
condena? sí, claro. da gracias a que vives en el paísque vives. Léete la
sentencia. Yo lo he hecho varias veces. Espero que la hayas adjuntado en tu
libro...
Ni con tres vidas que vivieras, cumplirías tu
condena.
¿Y qué hay de las
indemnizaciones que el Estado pagó por ti..? Me gustaría pensar que el
dinero que recaudes gracias al relato del asesinato de mis padres y del resto
de tus víctimas vaya íntegro a las arcas del estado...
Eso sí podría interpretarlo como un gesto cercano al
arrepentimiento.
Tienes una vida completa:
has tenido hijos, supongo que habrás plantado un árbol, ahora has escrito un
libro y, además, has matado a cuatro personas y herido a muchas más, destrozando así la vida de demasiadas
familias...
Serás un ex etarra, pero
siempre serás un asesino.
Y aun así, yo no te deseo ningún mal. Espero que vivas todo lo que puedas en compañía de tus seres
queridos. Tú, Iñaki, que puedes disfrutar de esta segunda oportunidad que, como
bien dices, te ha dado la vida. Pero, por favor, sólo te pido que nos
evites el tener que verte y oírte más... pues
duele demasiado.
Si a mí me condenaste a hacerlo
en el silencio de mi casa,
hazlo tú en el silencio de la tuya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario