08 abril 2017
Miente Aznar
Una vez más, el
expresidente perdió la oportunidad de disculparse por haber involucrado a
España en la guerra de Irak
El expresidente José María Aznar visitó el
miércoles la casa que Bertín Osborne mantiene abierta en Telecinco. Con un
presentador que más parecía un cofrade, que proclamó haberle votado siempre y
se medio quejó de que nunca le hubiera convocado a jugar la liga del PP, Aznar
hizo un insólito despliegue de narcisismo en personaje tenido por austero.
Lástima que le faltara público. Su autoproclamación como mejor presidente de
España pilló a la audiencia en otra parte. Nunca antes Osborne había caído tan
bajo en el share.
Una vez más Aznar perdió la oportunidad de disculparse ante
los españoles por haberles involucrado en la guerra de Irak, algo que de forma
más o menos elíptica han hecho ya sus dos colegas de las Azores: George W. Bush
y Tony Blair. Lejos de eso, Aznar proclamó con énfasis que repetiría cien, diez
mil veces, aquel pacto que, según él, permitía a España sentarse a la mesa de
las grandes potencias. Ninguna referencia a las armas de destrucción masiva que
se invocaron para aquella guerra, aquellas de las que dijo entonces en
televisión: “Créanme, hay armas de destrucción masiva”, y que Aznar prefiere
olvidar para poner de relieve cómo se codeaba con Bush o cómo le envidiaba
Clinton por los ataques que le dirigía Chávez.
Y a los olvidos añadió alguna mentira sobre el 11-M que
forma parte ya de su repertorio. Insistió como suele en que no hubo ninguna
manipulación por su parte y que se limitó a transmitir en directo a la opinión
pública la información de la que disponían las fuerzas de seguridad, poniendo
el acento en que fue el último en comparecer tras las declaraciones de
Ibarretxe, Zapatero y tutti quanti que
señalaban a ETA.
En ese proceso mencionó la ronda de llamadas que mantuvo
con los directores de los periódicos de Madrid y Barcelona. Y una vez más
mintió al manifestar que el director de EL PAÍS le había expresado que 15
minutos antes de esa llamada había decidido cambiar el titular de primera
página incorporando la autoría de ETA.Matanza
terrorista en Madrid se
había transformado en Matanza de ETA en Madrid.
Aunque en su día (21 y 27 de marzo de 2004) expliqué a los
lectores de EL PAÍS con el máximo detalle cómo se había producido este
desdichado cambio, retomo hoy el asunto porque a nadie cabe pedirle tal
esfuerzo de memoria y para que la mentira de Aznar no quede acuñada
definitivamente, como ya lo ha pretendido al incorporar esta versión a su
segundo tomo de memorias.
Entonces y hoy el argumento principal de Aznar y sus
ayudantes es que la edición especial del periódico del 11-M estaba datada a la
una de la tarde y que la llamada de Aznar se produjo hacia las 13.10. Todos los
que nos hemos dedicado a hacer periódicos sabemos que la hora de cierre es con
demasiada frecuencia más una aspiración que una realidad. De hecho, aquella
primera página fue filmada a las 13.53 y el primer ejemplar salió de la
rotativa a las 14.28, como demostramos en su día con la reproducción de los
correspondientes registros informáticos.
Los hechos ocurrieron de la siguiente forma. A las 12.59 de
aquel 11 de marzo el secretario de Estado de Comunicación, Alfredo Timmermans,
me devolvió una llamada que yo le había efectuado dos minutos antes y le urgí a
que me diera una versión oficial del Gobierno dado el retraso que estaba
produciéndose en la comparecencia del ministro de Interior. Me informó de que
el Gobierno tenía la absoluta seguridad de que era ETA la autora del atentado y
que así lo iba a proclamar Acebes en unos 10 minutos. Señaló los antecedentes
de la maleta con explosivos capturada en Nochebuena en el tren Irún-Madrid y la
furgoneta con 500 kilos de explosivos interceptada unas semanas antes en
Cuenca.
Tras este breve diálogo introduje un cambio en el titular
que quedó registrado a las 13.02. A las 13h 06m y 45s se produjo la llamada de
Aznar, que duró 1 minuto y 51 segundos, según los registros de nuestra central
telefónica. El presidente repitió casi literalmente la línea argumental seguida
por Timmermans y estableció que la autoría de ETA no era una deducción, ni
tampoco la “hipótesis principal”, como ha pretendido luego: era un hecho.
Un equipo de Antena 3 TV había filmado minutos antes la
versión inicial de la primera página y tuvimos que cazarlo a la puerta del
periódico para que registraran la definitiva. En la entrevista que me habían
grabado yo había aludido a las Torres Gemelas y a recientes atentados en
Oriente Próximo en busca de antecedentes que ayudaran a entender la barbarie de
Atocha.
Estos son los hechos y no podrá cambiarlos la mentira
interesada de Aznar, que pasado el tiempo trata de atribuirse una falsa
neutralidad informativa. Aznar mintió a los españoles en aquellos tres días de
marzo y es probable que esto le costara la derrota a su partido. Para ello no
hay que apoyarse en citas de Churchill sobre el desagradecimiento en el que
incurren a veces las grandes naciones. En su caso fue el resultado de tres días
de mentiras, una práctica a la que sigue aferrado, aunque haya abandonado la
política.
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