10 abril 2017
La mayoría de los
presos de ETA se inclina por las vías individuales y legales
Dentro del EPPK también hay un sector oficial crítico con
esa fórmula, al igual que la minoría cercana a las tesis de ATA
Despejado desde este fin de semana la espina del desarme en
el alambicado camino hacia el final de ETA, los siguientes y postreros estadios
son su disolución y, previamente, la situación de sus presos. La política
penitenciaria es el siguiente foco político y mediático a dirimir una vez
resuelta la cuestión de las armas. La organización ahora desarmada parece
descabezada y en desbandada y el principal activo de lo que queda de ella ahora
mismo son sus alrededor de 340 presos diseminados en las cárceles de España y
Francia.
Desde el pasado mes de diciembre,
el EPPK, autodenominado Colectivo de Presos Políticos Vascos, debate en las
cárceles si se abre a que cada preso decida de manera individual si quiere
ajustarse a la legalidad penitenciaria española vigente para progresar grados y
acceder a los beneficios penitenciarios que contempla la legislación actual y
que el colectivo ha vetado a sus presos durante décadas, calificando de
traidores a los pocos que se saltaron la consigna, salvo contadas excepciones
por razones de causa mayor. La mayoría de los presos se inclina por aceptar la
fórmula que plantea el documento base presentado por la dirección del Colectivo
oficial de presos que ha sido dirigido a todos los reclusos de la banda, según
ha podido saber este diario de fuentes conocedoras del debate.
Estas mismas fuentes aseguran que
hay otro número significativo de reclusos de ETA que no estaría por la labor de
doblegarse a esas condiciones establecidas en la legislación española. Una
minoría de este grupo está encuadrada en los planteamientos del Movimiento pro
Amnistía y contra la
Represión , también conocido como ATA, que rechaza las vías
intermedias que propugna la oficialidad de la izquierda abertzale y el propio
Colectivo. El resto también disiente de las salidas individuales y legales pero
se mantiene en las filas del EPPK.
Entre estos un número importante
serían reclusos que tienen un horizonte de cumplimiento de pena corto y que en
cuatro o cinco años será puesto en libertad. Sin embargo, alrededor de la mitad
del total de los presos tiene un horizonte mucho más largo, que llega hasta el
año 2040 e incluso en algún caso más allá del 2050.
El debate es complicado porque los
presos están desperdigados en 42 cárceles españolas y unas veinte francesas, lo
que dificulta la comunicación entre la dirección del Colectivo y los reclusos.
La discusión aún no ha terminado y todavía tiene recorrido por delante. Tampoco
hay un plazo establecido para su final pero todo apunta a que debería quedar
finiquitado antes de que ETA acometa el debate sobre su disolución, que podría
arrancar este verano tal y como insinuó a principios de año el interlocutor de
la banda David Pla.
Actualmente hay alrededor de 340
reclusos vascos condenados por delitos vinculados de una manera u otra a ETA.
Unos 260 se encuentran dispersados en cárceles españolas, mientras que otros 75
están en centros de reclusión franceses. Ya sea en un país u otro, la mayoría
está en prisión ubicadas a varios cientos de kilómetros de sus hogares,
cumpliendo así con los viejos preceptos de la política de dispersión. Además,
hay tres detenidos a la espera de extradición en Suiza, Reino Unido y Portugal.
El documento propuesto por la
dirección del Colectivo “propone utilizar las diferentes posibilidades
existentes en el ámbito jurídico, diferentes en función de cada persona presa,
que decidiría por sí misma aunque siempre que esta propuesta sea aprobada
colectivamente”. El debate pretende establecer si cada preso puede decidir si
quiere o no ajustarse a la legalidad con las líneas rojas del perdón y la
delación. Si finalmente la denominada vía
Rufi -en referencia al
histórico dirigente de la izquierda abertzale Rufi Etxeberria, junto con Antton
López Ruiz, alias Kubati,
la cara más visible entre los que impulsan la aceptación de las vías legales-
sale adelante y es aprobada en la consulta a los presos, estos podrían acceder
a los mismos beneficios penitenciarios que recoge la ley para el resto de
internos.
La mayoría de los presos de ETA
están calificados en primer grado y para progresar al segundo y, por tanto,
disfrutar de permisos penitenciarios, y al tercero, que les permitiría acceder
a la libertad de lunes a viernes durante el día, deberían de repudiar a la
organización armada en la que militaron, rechazar la utilización de la
violencia, reconocer el daño causado y comprometerse a la reparación y la
responsabilidad civil respecto de sus víctimas, así como colaborar en su caso
en el esclarecimiento de atentados pendientes. En la práctica, vienen a ser los
requisitos que se implantaron en la fórmula de reinserción del Gobierno de José
Luis Rodríguez Zapatero en lo que se conoce como vía Nanclares.
El debate de los presos también
plantea la situación de los presos enfermos de gravedad -actualmente son una
docena-, así como la dispersión. En el documento de la dirección del EPPK se
apuesta por el acercamiento y sitúa a la cárcel alavesa de Zaballa como el
centro de reclusión adecuado para su traslado, aunque el Ministerio del
Interior mantiene de momento su negativa a terminar con la dispersión, pese al
final de la violencia hace cinco años y medio y al reciente desarme de ETA.
La disolución de la banda, que
algunos analistas anticipan que podría producirse incluso este año, daría
margen al Gobierno de Rajoy para abrir una nueva dinámica y mover su política
penitenciaria, empezando por el acercamiento y los presos enfermos.
Opinión:
Basándose en la información presente, me preguntan esta
mañana qué opino sobre la situación de los presos vascos y sobre las ventajas
(así, sin anestesia) que puedan aportarles la entrega y la disolución de la
banda terrorista ETA. Cuando pregunto a mi interlocutor porqué me llama a mi y
no a algún representante de cualquier asociación me responde “es que tenemos muy
claro que las asociaciones no han consultado a sus miembros y usted sí habla con
muchas víctimas. No hay mas que consultar su blog”.
Aclarada la cuestión, le digo que para empezar lo de “presos
vascos” no es correcto y que habría que hablar de “miembros de la banda terrorista
ETA en prisión”. Lo entiende.
A partir de ese momento la respuesta tantas veces explicada:
que con la ley en la mano se haga todo lo posible para que nadie mas sufra lo mismo
que tantos otros ya hemos sufrido. Y recordar también que el hecho de que una
banda terrorista entregue sus armas no debe significar ningún premio aparte de
lo que la propia legislación tenga a bien aplicar.
Pero aparece la pregunta del millón: “¿Y si se disuelven,
qué?” Pues nada, la disolución tampoco debe implicar nada que no esté
contemplado en la ley, del mismo modo que debe continuar la investigación para
aclarar atentados que aún continúan abiertos. Si se mata en nombre de una banda
terrorista, la desaparición de la banda no significa que los crímenes deban
olvidarse.
Ah, la llamada era de una emisora en un país sudamericano…
la llamada me va a salir por una pasta…
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