12 diciembre 2014
Carta de Angel y Roberto Guerrero, los hijos de la víctima de “Pakito”
“por la mañana, cuidando a nuestro padre, y por la tarde, al etarra
Parot”
Nunca nos ha gustado la palabra víctima,
pero jamás llegamos a pensar que acabaríamos siendo una de ellas, y que
comprenderíamos el significado de dicha palabra hasta en sus más pequeños
matices. El 23 de abril de 1990 nuestro padre Ángel Guerrero Rojas, que ejercía
como funcionario de prisiones subalterno, cuando repartía la correspondencia
diaria a sus superiores, sufrió el estallido en sus manos de un paquete bomba.
A partir de ahí: hospitales. Sangre, amputaciones, psiquiatras, alzheimer y
muerte. En las estadísticas figura como un herido de ETA, pero lo mataron en
vida y sufrió un calvario de 13 años, hasta que finalmente falleció en el olvido
el 7 de marzo de 2003. Pasó a engrosar las cifras de los casos sin resolver de
los asesinatos de ETA. Sus hijos, los firmantes de este artículo, también éramos
funcionarios de prisiones por oposición. Y el destino quiso que por las mañanas
tuviéramos que cuidar a nuestro padre en casa, que ni siquiera nos conocía, y
con dedos amputados por la explosión, ya la otra mitad del día cuidáramos de
los derechos de los asesinos de nuestro padre, entre ellos a Parot, y tuviéramos
que convivir con ellos en el interior de la prisión. La Administración nos
negó el traslado a oficinas para evitarnos dicha convivencia hasta que no
pudimos más y causamos baja por razones psíquicas. Del dolor de nuestra madre,
mejor no hablar. Pues bien, sólo ahora, cuando nos hemos ocupado personalmente
de buscar a los autores porque la fiscalía no había resuelto nada, y contra la
opinión del propio Juzgado Central de Instrucción 2, la Sección 2ª de la Audiencia ordenó la práctica
de las pruebas pedidas al efecto. Aunque tarde, gracias la brillante informe de
la Guardia Civil
unido a la causa, esperamos que Múgica Garmendia “Pakito”, Zabaleta Elósegui “Baldo”,
Alvarez Santacristina “Txelis” y Arregui Erostarbe “Fiti”, entre otros se
enfrentes a la Justicia ,
y s eles sitúe jurídica y éticamente en el lugar que les corresponde en un país
occidental.
Opinión:
Quiero empezar este comentario
enviando un cordial abrazo a Angel y a mi tocayo Roberto y decir públicamente
que desde hace tiempo estoy en contacto con el amigo Pedro Cerracín,
colaborando en determinados temas jurídicos y me consta que la experiencia de Ángel Guerrero Rojas es un tema que nos quita al sueño a algunos.
Cada vez que hablo con Pedro
sobre el tema e intentamos encontrar argumentos coherentes que compensen tanta
barbarie burocrática nos aparecen los fantasmas del pasado, aquellos fantasmas
que compartimos durante años en mi querida antigua AVT. Y nos damos cuenta de
que por parte administrativa se siguen cometiendo los mismos errores que
entonces, como si no hubiéramos avanzado nada.
Hay quienes consiguen lo que se
proponen mintiendo y aprovechándose del dolor ajeno… y hay quienes son tan
honrados y tan buena gente que llevan dos décadas solicitando lo que por ley
les pertenece. Yo trabajaré siempre por y para estos últimos...
Del tema de las bajas psíquicas y
el cinismo de la administración (social y/o de justicia, tanto da…) podremos hablar con detenimiento en la próxima
reunión que tenga con Pedro para intentar conseguir, siempre por vía judicial, lo
que otros ponen tan difícil por vía moral.
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