13 abril 2015 (12.04.15)
El enigma Fernández Díaz
El ministro del Interior debería haber sido capaz de vencer la
tentación de criminalizar al independentismo a propósito de la operación
antiyihadista
Un ministro del Interior es, junto al director del Centro Nacional
de Inteligencia (CNI), el servidor del Estado que más y mejor información confidencial maneja. A las investigaciones que desarrollan
la Policía y la Guardia Civil, por cuenta propia o a las órdenes de la
justicia, se suman los datos que recaban los servicios de información de estos
cuerpos, los colaboradores y las agencias de inteligencia, tanto la propia como
las de países aliados. Cuando un titular del Interior revela algún secreto,
pues, hay que prestarle mucha atención.
«Sé muy
bien que el independentismo no es yihadismo en absoluto, pero sé también muy
bien que con esas cosas no se juega, y que intentar hacer proselitismo con
determinadas personas para incrementar la causa del independentismo no es una
actividad recomendable ni prudente», espetó Jorge Fernández Díaz en Barcelona el mismo día en que los
Mossos desarticulaban una célula yihadista dispuesta, según el juez instructor,
a atentar en Catalunya, e incluso a degollar a un rehén. La
destinataria del dardo ministerial, CDC y su fundación Nous Catalans, ya
repelió el ataque. Lo que interesa aquí es aclarar el siguiente misterio: por qué todo un
ministro del Interior, con la información sensible que atesora, se mete en
semejante jardín.
Por
poderosa que fuera la tentación de criminalizar el independentismo, una
persona con las profundas convicciones morales de Fernández
Díaz debería haber sido
capaz de vencerla. Por irrefrenable que fuera el impulso de empañar la
operación de la policía catalana --dirigida por la Audiencia Nacional--, su
sentido de Estado debiera haberle disuadido de hacerlo. Sobre todo, porque al final el tiro le
salió por la culata.
Conexión antisoberanista
Quizá el
ministro ignoraba --aunque podía saberlo-- que entre los catalanes detenidos
figuraba Diego Frías, interesado en atentar contra una librería judía. Frías milita
y fue candidato del neonazi Movimiento Social Republicano (MSR), asiduo a las
protestas antisoberanistas. Tan imprudente sería ligar el unionismo al
yihadismo como hacerlo con el independentismo. El enigma Fernández
Díaz nos resulta cada día más inextricable.
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