16 abril 2015
Iceta
y el disparate
Joan Tapia
En Catalunya pasan cosas sorprendentes. Se dijo, tras el
brutal atentado de París del ya lejano enero, que Barcelona podía ser víctima
de una desgracia similar. En Semana Santa se elevó el nivel de riesgo y la
alarma ante la posibilidad de una acción terrorista. Y hace pocos días los
Mossos, en una operación dirigida por la Audiencia Nacional, detuvieron a un
comando islamista (en el que estaban integrados algunos catalanes de origen)
que planeaba un secuestro con el objetivo de degollar después a la víctima. El
'conseller' de Interior, Ramon Espadaler,
dio cuenta, con contención pero también con datos preocupantes, de esta
brillante operación policial.
Pues bien,
desde el atentado de París no se ha reunido la Junta de Seguridad de Catalunya,
organismo que preside y convoca el presidente de la Generalitat y que tiene
como misión la coordinación de las diferentes policías para garantizar la
seguridad ciudadana. Pero lo peor es que dicha junta no se ha reunido ni una
sola vez, no ya desde el atentado de París, sino desde el muy remoto 2009. Es
decir, nunca desde que Artur Mas ganó las elecciones catalanas a
finales del 2010 y Rajoy las generales del 2011. Parece increíble, pero es
verdad.
Mientras
tanto, el 'president' Mas habla
con profusión de la imperiosa necesidad de crear «estructuras de Estado» para
el hipotético caso de que, 18 meses después del 27-S, Catalunya se
independizara. Y el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz -a quien Jordi
Pujol quería que José María Aznar hiciera ministro en 1996- ha venido a
acusar a CDC de buscar el apoyo de mulsumanes integristas para favorecer la
independencia. No nos encontramos, pues, ante un despropósito, sino ante un
auténtico disparate por el que habría que pedir responsabilidad a Mariano
Rajoy, Artur Mas y Jorge
Fernandez Díaz.
Pero no es
así. Ayer, el Parlament celebró la nueva comarca del Moianès --asunto
importante, pero irrelevante respecto a la alarma provocada por el
descubrimiento de un grupo islamista dispuesto a actuar en Barcelona-- y solo
el líder del PSC, Miquel Iceta, mostró preocupación
por la inoperatividad de la Junta de Seguridad. Es cierto que el 'conseller' Espadaler explica que la cooperación policial
funciona «bastante bien», pero, visto que algunas veces esa colaboración deja
mucho que desear entre cuerpos que dependen del mismo gobierno, como la Guardia
Civil y la Policía Nacional, es evidente que no reunir la junta durante casi
seis años demuestra un grado de estulticia bastante avanzado en nuestros
gobernantes.
Por suerte,
ayer, el 'president' Mas se comprometió a
intentar reunir a la Junta de Seguridad, aunque puso la condición de que no
sirviera solo para una foto (como si las fotos no tuvieran ya un valor en sí y
el 'president' no recurriera a ellas con profusión), sino para reconocer un nuevo
estatus internacional a los Mossos. O sea: solo convoco un órgano relevante
para la seguridad ciudadana si tengo la garantía previa de salirme con la mía.
Deplorable.
Aunque
sería injusto responsabilizar solo al presidente catalán. No ha habido ni una
sola filtración, o indicio remoto, de que el Gobierno central quisiera reunir
la junta y la Generalitat se negara. Y en un asunto de tanta trascendencia está
claro que basta la voluntad de uno porque el otro no puede oponerse. La única
conclusión posible acaba siendo que, muy temerariamente, los dos gobiernos se
creen infalibles y autosuficientes, y que tanto Mas como Rajoy anteponen sus objetivos políticos --la
independencia de Catalunya o la unidad de la "nación más antigua del
mundo"-- a reunir un órgano vital para la eficiencia contra el terrorismo
y lo que preocupa "a los seres humanos normales". Un solemne disparate.
Opinión:
Excelente artículo de Joan Tapia en el que se refiere a la falta de entendimiento entre personas y administraciones. Es infame que estando en un momento crucial, los personalismos y el querer medallas (propias o ajenas, merecidas o robadas) sean la práctica casi habitual en el mundo de la política y, lo que es peor, la seguridad ciudadana.
Excelente artículo de Joan Tapia en el que se refiere a la falta de entendimiento entre personas y administraciones. Es infame que estando en un momento crucial, los personalismos y el querer medallas (propias o ajenas, merecidas o robadas) sean la práctica casi habitual en el mundo de la política y, lo que es peor, la seguridad ciudadana.
Existen personajes que por planteamientos puramente personales
mezclan ideologías con delitos e intentan manipular la realidad. Y siempre se
acaba hablando de las cuestiones partidistas.
Pues bien, me gustaría recordar que esas discusiones
infantiles y de egos personales traen como consecuencia el abandono de los
derechos de las víctimas a las que dicen apreciar y defender. A muchos les es
indiferente que el pueblo anónimo se quede sin soluciones y sin asistencia.
Como muestra, el cierre del Servei de Informació i
Orientació a Víctimes del Terrorisme (SIOVT) que ciertos funcionarios
decidieron a finales de 2010. Mas de cuatro años sin tener un lugar donde
acudir en el que la administración ofrezca el paraguas asistencial. Y no me
vale lo de la Oficina de Atención al Delito. No es lo mismo. ¿Cuántas víctimas del terrorismo han acudido?
El lunes habrán más pruebas sobre el tema. Y mientas tanto,
hay representantes políticos que no se ponen de acuerdo en velar por nuestra
seguridad.
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