jueves, 30 de abril de 2015

29 abril 2015 publico.es (opinión)

29 abril 2015


Condenado a 100 años de prisión el etarra que mutiló las piernas al capitán Juan José Aliste

Colocó un explosivo en los bajos de su coche, que usó para llevar a su hija y otros tres compañeros al instituto





La Audiencia Nacional ha condenado a una pena de 100 años de cárcel al etarra Sergio Polo Escobés por intentar asesinar al capitán del Ejército Juan José Aliste cuando llevaba a su hija y a otros tres compañeros al Instituto en Salamanca el 10 de noviembre de 1995 al colocar una bomba adosada en los bajos de su vehículo, cuya explosión causó heridas de gravedad que provocaron la pérdida de las dos piernas al militar.

La Sección Segunda de la Sala de lo Penal ha considerado a Polo culpable de cinco delios frustrados de asesinato terrorista y le ha impuesto el pago de una indemnización de un millón de euros para el militar por las lesiones sufridas, así como el abono de 50.000 euros para su hija, de 10.000 euros para una compañera más otras cantidades que se determinarán en ejecución de sentencia para las otras dos víctimas.

El tribunal juzgó este atentado de Salamanca, después de que la Fiscalía solicitara la reapertura de la causa en 2013 tras haber recibido un informe policial que apuntaba a la posible autoría de Sergio Polo. El caso había sido sobreseído de forma provisional en 1997 por falta de autor conocido.

Los magistrados consideran probado que Polo colocó en la madrugada del 10 de noviembre de 1995 en los bajos del coche del capitán de Infantería un artefacto explosivo, con más de 1200 gramos de clorato sódico y 800 gramos de multiplicador de alto explosivo. "La posibilidad de que en el citado vehículo pudieran montar otras personas no le hizo desistir de su propósito criminal, asumiendo el riesgo que de tal acto se derivaba para las personas y los bienes", señalan.

Tal y como explicaron en el juicio los amigos de la hija del capitán, esa mañana Aliste les recogió "más pronto que de costumbre" para llevarles al Instituto, en cuya puerta les dejó a las 8.20 horas. El coche arrancó y tras recorrer unos cien metros, escucharon el estallido de la bomba, que causó heridas de gravedad al militar por las cuales sufrió la amputación de las dos piernas. Los sanitarios le colocaron prótesis en ambas extremidades inferiores y desde entonces usa silla de ruedas y tiene reconocida una incapacidad del 80 por ciento.

La sentencia, de la que ha sido ponente el magistrado José Ricardo de Prada, ha tenido en cuenta la carta mecanografiada en euskera incautada en el domicilio que tenía alquilado Polo y donde también se encontró diverso material para preparar actos terroristas. En esa misiva, la dirigente etarra María Soledad Iparraguirre, alias 'Anboto', se dirigía a Polo, apodado 'Lur', realizando una "autocrítica" sobre el atentado de Salamanca.

"No sabíamos que le habías metido tanto material, ! Y encima sale vivo! ...nos dices que tuviste problemas para instalar la lapa en el coche, pero puede haber dos factores..", reflejaba la carta. En el piso donde vivía alquilado en Pasajes de San Juan (Guipúzcoa) se localizaron documentos de horarios de trenes a Salamanca y textos manuscritos transcribiendo dichos horarios.

Por todo ello, la Sala considera que no cabe ninguna duda de que el acusado eligió "el objetivo, decidió la comisión del hecho, lo organizó, confeccionó el artefacto explosivo con un determinado contenido y lo colocó en los bajos de un coche, en un específico momento, explosionando, de tal manera que aun pretendiendo la muerte, termina causando únicamente graves lesiones al militar, además de poner en grave riesgo la vida de sus acompañantes, que si no vieron afectadas sus vidas fue por efecto del puro azar".

Opinión:

Un nuevo ejemplo de que la justicia, aunque tarde, llega. Lo que sí quiero aclarar es que el etarra Sergio Polo Escobés deberá cumplir 30 años completos porque atentó en 1995, justo cuando entró en vigor la reforma del Código Penal que nos trabajamos un pequeño grupo de víctimas en 1994.

Y ya puestos, un fuerte abrazo para Juan José, a quien tuve el placer de conocer y comprobar su enorme humanidad pese al enorme dolor sufrido. Un ejemplo de dignidad y de superación.

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