13 febrero 2016
¿Dónde está el
límite?
El escándalo del encarcelamiento de
dos titiriteros reabre el debate sobre la libertad de expresión
La fina frontera entre sátira
política y delito provoca controversia
Hace un año todo el mundo era Charlie. Rajoy, Merkel, Hollande y los mandatorios de media
Europa gritaban “Je suis Charlie”
tras el asesinato del director y tres dibujantes del semanario satírico y
todo eran frases grandilocuentes a favor de la libertad de expresión.
Un año después el caso de los titiriteros encarcelados por apología del
terrorismo ha evidenciado que ya no hay consenso sobre la libertad de
expresión y creación. El PP ha aprovechado el tema para cargar contra Manuela Carmena y Podemos, la
izquierda alternativa para denunciar la politización de la justicia mientras
que el PSOE y Ciudadanos,
en plenas negociaciones para formar Gobierno, se han mojado poco. ¿Y qué
se piensa fuera de las sedes de los partidos?
"Lo de 'Je suis Charlie', con demócratas manifestándose con
sátrapas, fue una fantasmada de mucho cuidado. Ver a Hollande ir con el rey de Arabia Saudí hablando
de libertad de expresión sí que era un atentado", sentencia Joan J.
Queralt, catedrático
de Derecho Penal de la UB.
"No haces apología del asesinato cuando hay una muerte en el cine. Esto es
solo una cortina de humo. El pleito importante era el de la Infanta y el juez ha
picado". Desde su perspectiva, "la sensación subjetiva de la gente no
es delito". "¿Si esto puede ofender a las víctimas de ETA? ¿Y a todas
las víctimas del franquismo que pasan por la calle General Mola?".
Roberto Manrique, víctima del atentado de ETA en Hipercor en 1987, considera que
"el límite es lo que sea realmente apología". "No entiendo que
hayan estado en prisión. Para mí era peor cuando en manifestaciones
de la Asociación de Víctimas del
Terrorismo, que eran supuestamente contra ETA, terminaban con gritos de 'Zapatero,
al paredón". Manrique entiende que el cartel de 'Gora
Alka-ETA' era para denunciar, en una ficción, un montaje policial y pone
el ejemplo de la película 'Makinavaja', de
1992. "Pajares asesina a un comisario y para disimularlo empieza
a decir 'cocochas, se cagalacatúa', haciéndose pasar por etarra y no
pasó nada porque eso no es apología ni nada".
"Sacar un cartel de Gora ETA para ensalzarlos es un delito.
Si es para dignificar a los terroristas me encabronaré, sean de ETA, del GRAPO
o de quien sean. Pero verlo en una obra histórica o en otro contexto lo tengo
que entender", señala antes de apuntar que "hay gente a la que le interesa politizar. No hay que limitar
libertad mientras no ofenda a nadie".
No todas las víctimas de ETA piensan igual. José Vargas,
presidente de la
Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones
Terroristas, se
muestra mucho más crítico. "Siempre digo que tu libertad
expresión acaba cuando empieza la mía. Personas que por hacer la
gracieta dan vivas a los que matan para imponer sus ideas no tienen
cabida en una sociedad democrática. Aunque
algunos me critiquen yo creo que el juez hizo muy bien en
encarcerlarlos". A los que hacen humor con estos temas les remite al
artículo 578 del código penal, que tipifica el enaltecimiento del
terrorismo. Ni el argumento de la obra de los titiriteros, el hecho que
que el cartel dijera 'Alka-ETA' y no ETA y que fuera para denunciar un
montaje policial, ni cualquier otro elemento serían para él
eximente. "Decir vivas a ETA, aunque sea para ridiculizar, está fuera
de lugar"
El abogado José María
Fuster-Fabra coincide
con esta visión. "Lo sucedido ha sido un espectáculo deplorable,
repugnante, que ofende especialmente a los que más han padecido
a ETA: jueces, policías y, por ende, las víctimas". Para este
letrado, que ha estado en más de 40 juicios contra terroristas, el límite
de la libertad de expresión es el de la "apología del crimen en el sentido
mas amplio, ni apología de violadores, genocidas ni terroristas".
Desde su punto de vista este caso no es comparable a parodias como la
que Chaplin hizo de Hitler en 'El gran
dictador'. "Una cosa es burlarse de un criminal y otra ensalzar
al criminal. Los titiriteros se han reído de las víctimas y ensalzados a
los criminales. En España la
policía ha puesto los muertos y ETA los criminales".
La delgada línea roja
Su opinión contrasta con la de 'Polònia', programa que ha querido poner en evidencia
la situación generada. En su última entrega, dos marionetas
sacaban un cartel con la palabra 'Peneta' y el ministro Jorge Fernández Díaz aparecía con un bate y, tapando el
cartel de manera en que solo se podía leer ETA, les detenía por enaltecimiento
del terrorismo. "Es nuestra manera de
explicar la absurdidad de meter a los titiriteros en prisión por un contenido así", explica Queco Novell.
Para el actor este caso ha sido una prueba del "exceso de celo por parte
de alguien. En medio de las negociaciones PSOE-Podemos alguien ha
querido demostrar quién manda de forma patosa". En 'Polònia' hacen
humor sabiendo que caminan sobre un fino alambre. "Hay que ir con pies de
plomo. Sabemos que trabajamos con material delicado y queremos darle un
toque de sátira pero que puede explotarnos en las manos. Hemos sacado a Franco y Hitler y ha generado debate. ETA ha
salido tres o cuatro veces y con el terrorismo internacional nunca
hemos jugado porque sabemos que hay mucha gente que puede
sentirse afectada". ¿Habrían sacado una bandera con el lema Gora
Alka-Eta? "Depende del contexto del gag, si estuviera
justificado o no, nunca ponerla gratuitamente sino que fuera a favor
del gag". Para Novell son, por ejemplo, mucho más graves las declaraciones
de Federico Jiménez Losantos diciendo
que le pegaría un tiro a varios diputados de Podemos. "Eso es mucho
más grave; hay gente que usa la libertad de expresión para
sus intereses pero que luego son capaces de decir cosas así".
Opinión:
Sobre el
excelente reportaje de mi amigo Roger y las declaraciones que se citan no voy a
decir nada más de lo que él ha expuesto. Cada uno sabe por qué y con qué
propósito realiza unas declaraciones. Solo sé que cuando se presentó la
película de Makinavaja a la que hace referencia la noticia, no tuve apoyos de
ninguna “víctima” cuando intenté hacer algún tipo de reclamación al respecto. Es lo que tiene buena memoria y unas buenas
agendas, que uno recuerda que fue poco después del atentado de la banda
terrorista ETA en Vic. Era 1991.
Por cierto, no me encontré con ninguna otra víctima aquel 7 de enero de 2015 en la puerta del Consulado de Francia en la Ronda Universitat.
Pero sí quiero
hacer mención de las declaraciones de Jiménez Losantos. Porque entiendo que si
hay quien vota a cualquier partido, en este caso a Podemos, es porque se siente
representado por esos políticos. Entonces pregunto (sólo pregunto)... decir que
“le pegaría un tiro a varios diputados de Podemos” ¿se podría entender como que
también le pegaría un tiro a los votantes de Podemos? ¿Alguien me podría
responder a esa pregunta?
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