14 febrero 2016
El
colectivo de presos de ETA desafía con protestas los planes electorales de
Sortu
La cifra
de reclusos etarras es hoy de 400, la más baja en los últimos 35 años
Los presos de ETA, punta de lanza
del movimiento abertzale en los años de plomo, han convocado acciones
de protesta en las cárceles para esta semana en respuesta a la petición de Sortu de que asuman la legalidad
penitenciaria. El pulso de la dirección del colectivo de los presos —con acciones a favor de la
excarcelación de los reclusos enfermos— a la de Sortu complica los planes de
esta formación de encauzar legalmente su situación para liberarse de las
rémoras de un pasado que quiere superar para competir electoralmente en mejores
condiciones.
Las esperanzas de Sortu hoy se
concentran en exclusiva en un próximo desarme de ETA, mientras el colectivo de
presos se convierte en el último baluarte de la resistencia a la normalidad. La
cifra de reclusos etarras es hoy de 400, la más baja en los últimos 35 años, ya
que tras el cese definitivo de la banda han bajado considerablemente los
ingresos en prisión mientras han aumentado las salidas por cumplimiento de
pena. El 95% está en primer grado, el más exigente: en régimen cerrado, sin
beneficios penitenciarios. Más de la mitad están dispersos en prisiones muy
alejadas del País Vasco.
La permanencia en primer grado se
explica por su rechazo a solicitar beneficios penitenciarios. El Gobierno vasco
calcula que 100 de los 400 podrían salir de la cárcel en breve si solicitasen
los beneficios penitenciarios, lo que también conoce Sortu. Pero lo impide la
inercia de la dirección del colectivo, entre cuyos portavoces están los
exdirigentes de ETA Mikel Antza y Soledad Iparraguirre, contrarios a
solicitarlos.
Romper la situación
Para romper con esta situación e
ir desactivando el problema, el 13 de enero, uno de los líderes más
significativos de Sortu, Rufi Etxeberria, invitó al colectivo de presos de ETA
a “actuar con audacia” y “asumir la legalidad penitenciaria y su aplicación
individualizada”. Etxeberria fue tajante: “El colectivo no se ha adecuado a la
nueva realidad”, tras reconocer la imposibilidad de negociación entre el
Gobierno y ETA para sacar a los presos de la cárcel o mejorar su situación a la
que habían aspirado en el pasado tanto Sortu como el colectivo. Todo depende
del compromiso individual de los presos con la legalidad penitenciaria, apuntó
Etxeberria.
Al día siguiente, 35 dirigentes
de la izquierda abertzale juzgados
en la Audiencia
Nacional escenificaban la nueva propuesta al llegar a un
pacto con la fiscalía por el que lograban no entrar en prisión a cambio de
reconocer el daño a las víctimas, resarcirlas y admitir que la antigua Batasuna
participaba de la estrategia etarra. La respuesta del colectivo ha tardado un
mes, a través de una convocatoria de protesta en las cárceles durante esta
semana en un gesto de rechazo a la petición de Sortu. En su texto, el colectivo
ni siquiera alude a la petición que le hace Sortu ni tampoco al pacto que sus
35 dirigentes alcanzaron con la fiscalía. Sin embargo, sí alude al conflicto
interno en la izquierda abertzale entre
la dirección de Sortu y la minoría de ATA (Amnistia Ta Askatasuna), que
reprocha a los oficialistas su renuncia a la amnistía y a la movilización
callejera.
En esta situación de parálisis,
el Gobierno vasco considera “muy conveniente quebrar el dominio de una minoría
del colectivo con el cambio de la política de dispersión de Rajoy”. “El
acercamiento de presos de ETA a cárceles próximas a Euskadi, liberándolos de
las presiones de la dirección y facilitando su contacto con la realidad más
próxima a través de los medios de comunicación vascos, con los familiares e
incluso con Sortu, propiciaría que muchos asumieran las políticas de reinserción
y su aplicación individualizada. Sería un cambio por razones de Estado porque
afecta a la convivencia”, añaden las mismas fuentes.
Opinión:
Que entre los propios miembros de
la banda terrorista ETA habrían disensiones ya se sabía hace muchos años, especialmente
desde que se empezaron a producir los primeros acercamientos (previstos en la
legislación) y desde que se inició la llamada Vía Nanclares.
Aún y así, con el propósito de
que nadie mas vuelva a sufrir lo que ya hemos sufrido otros, sigo pensando que
la legislación debe cumplirse, incluyendo lo del cumplimiento de la condena que
cada terrorista tenga pendiente.
Como cualquier otro delincuente.
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