martes, 7 de marzo de 2017

07 marzo 2017 Deia (opinión)

07 marzo 2017



La paz trampa

Muchos recordarán a Jaime Mayor Oreja con sus “treguas trampa” referidas a ETA. En aquellos años de insistencia, casi todo lo contrario a los intereses del PP era trampa. Fue peligroso porque tras la defensa a los asesinados por ETA se filtraba un discurso ideológico digno de la peor posverdad. Releo la entrevista que le hizo Enrique Clemente en La Voz de Galicia, el 14 de octubre de 2007, en la que Mayor Oreja criticaba la Ley de Memoria Histórica y no quiso condenar el franquismo. A la primera la tilda de “disparate” y a la pregunta “¿No considera pertinente condenar el franquismo?”, responde: “No, por muchas razones, ¿cómo voy a condenar lo que, sin duda, representaba a un sector muy amplio de españoles? ¿Por qué voy a tener que condenar yo el franquismo si hubo muchas familias que lo vivieron con naturalidad y normalidad? La situación -en Euskadi- era de extraordinaria placidez”.

Una vez enmarcada su apología violenta como si fuera la paz misma, don Jaime añadía más: “El franquismo fue la consecuencia de una Guerra Civil”. Con la misma lógica, ETA es una consecuencia del franquismo y el terrorismo de Estado es la hijuela del ejercido por ETA hasta hace bien poco tiempo. La violencia engendra más violencia. Al hilo de lo anterior, vemos en un lado y en el otro a no pocos que buscan echar el sello de la paz sobre la sociedad ofreciendo a cambio lo que se puede llamar perfectamente una paz trampa.

Los amigos de Mayor Oreja solo se fijan en ETA. Rechazan la condena al franquismo (la última vez, en febrero en el Senado), rechazan condenar el terrorismo de Estado y la condena a todos los terrorismos por igual, se niegan incluso a condenar las decenas de bombardeos sobre la población civil, algo que sí hizo una delegación alemana en Gernika encabezada por el embajador en España (1997), dejando por escrito unas sentidas líneas del presidente de la República Federal, Roman Herzog, que finalizaban así: “Les ofrezco a ustedes, que todavía llevan en las entrañas las heridas del pasado, mi mano abierta en ruego por la reconciliación”.

La izquierda abertzale tampoco da el paso que la sociedad le exige, queriendo pasar página de manera desesperada mientras denigra a los versos sueltos de la vía Nanclares, una de las páginas más ejemplares de nuestra historia reciente. En su entorno, están obsesionados con la interpretación del relato que quede para la historia, cuando lo mejor sería construirlo mediante un diálogo honesto que reconozca también la injusticia de los asesinatos cometidos por ETA; pensando en su futuro y en las generaciones venideras.

Se trabaja demasiado en vaciar de contenido la significación del crimen al margen de su inhumanidad. Es terrible que existan personas e instituciones que boicoteen y denigren, en nombre de una paz verdadera, la organización de actos conjuntos de homenaje a las víctimas de los terrorismos de Estado y de ETA. No quieren reconocer ni los hechos ni las causas. Mientras tanto, la Unión Europea aprieta a España para que no pase página, a base de multas, mientras Rajoy hace oídos sordos. Y Amnistía Internacional acaba de sacar un informe en el que España incumple la investigación de la tortura y sigue sin crear una investigación histórica para el reconocimiento del daño y la condena de tantas burradas, como paso a una futura convivencia en reconciliación.

Una paz trampa no es admisible. Cuando algunos todavía escupen que el perdón no es ni planteable, el camino es el de la vía Nanclares y las víctimas, que han dado un testimonio extraordinario (a la espera de que lo sigan los terroristas de Estado): Rosa Rodero, Leire Goikoetxea, Sara Buesa, Maixabel Lasa, Iñaki García Arrizabalaga y tantas personas que sufrieron el terrorismo de aquí o de allá pero decidieron recuperar su humanidad ayudando a su entorno para no perderla. ¡Gracias!

Opinión:

Siempre defenderé que hay que hacer todo lo posible para conseguir que nadie mas pase por el sufrimiento que tantas otras víctimas hemos pasado. Me refiero, evidentemente, a las víctimas que tenemos la documentación y la experiencia demostrable de modo fehaciente y concluyente… y no a las que se aprovechan del dolor ajeno.
Hago esta salvedad porque el artículo de Gabriel Maria Otalora puede ser motivo de diversas opiniones pero, pese a quien pese, aporta unos datos que no deben caer en el olvido porque desde diferentes sectores se han cometido muchos errores y se han dicho muchas falsedades. Ocurrió en la época de Mayor Oreja como ministro de Interior y sigue ocurriendo en la actualidad, cuando hay quien utiliza palabras incorrectas para ofrecer información distorsionada.

Y ocurre que a mi también me gusta aportar información, eso sí, siempre documentada… ¿alguien recuerda esta portada del Diario de Sevilla de 31 de enero del año 2000? Hacía muy pocos días que la banda terrorista ETA había roto su "tregua" asesinando a un  miembro del Ejército (Pedro Antonio Blanco) en Madrid.


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