11 marzo 2017 (11.03.17)
Los testigos
protegidos que identificaron a los autores del 11-M
Entrevista exclusiva con dos de los testigos que
reconocieron a dos de los autores de la masacre del 11 de marzo
María (nombre ficticio) y Manuel son dos personas que
estuvieron presentes en los atentados del 11 de maryo. Estaban en los trenes,
pero la suerte hizo que no sufrieran heridas. Sin embargo, su presencia a esa
hora y en esos trenes ha sido providencial porque vieron e identificaron ante la
Policía a los autores de la masacre. La Cadena SER ha hablado
en exclusiva con estas dos personas que nos recuerdan cómo las imágenes de
aquella mañana se han quedado grabadas en sus retinas y les acompañan 13 años
después de la masacre.
Manuel, María, ¿cómo estáis ahora mismo de ánimo?
María: Como se acerca este día, bien no
estamos; yo no estoy bien… recuerdas el día de 2004, te sitúas en el mismo
momento y te entran muchas ganas de llorar y de pasar nervios. Y encima lo pasa
mal la familia.
Manuel: Yo ahora mismo estoy bien,
superada toda aquella historia. Procuro evitar desde aquel momento viajar en el
Cercanías.
Ahora
ninguno estáis en la protección de testigos ¿os habéis sentido protegidos
durante todo este tiempo?
María: Sí, yo creo que sí. Quizás un
poco más de atención, pero bueno, dentro de lo normal, sí.
La
situación era muy límite, tendríais miedo por lo que estabais diciendo, por las
represalias…
María: Claro, por la familia, el
problema que le puede causar ser un testigo protegido.
Manuel: Yo tuve un día crítico de 2007 en
el que alguien apareció en la puerta de mi casa con la documentación y el
retrato robot que yo había hecho y me dijo: “Tú eres testigo del 11-M”…. hasta
ese momento yo tenía la sensación de que mi vida estaba protegida, pero a
partir de ese momento me di cuenta de que estaba absolutamente vendido porque
en Internet estaba todo, desde mi correo electrónico, hasta mi teléfono, mi
dirección… absolutamente todo. No era solo por ti, sobre todo por tus hijos, tu
familia… el esfuerzo que ha supuesto (con momentos muy duros) y que de repente
alguien venga a “buscar la verdad”, como me dijo a mí aquel personaje. Pues
resulta que todo es público y da la sensación de que eres sospechoso. Hay un
titular que se me quedó grabado que era “¿Quién es?” y daban mi nombre… si yo
no soy más que un trabajador, punto pelota. Según nos confirmó la policía, el
que buscaba “la verdad” era un profesor de la Universidad de
Zaragoza que quería hacer un libro con su verdad, cuando es evidente lo que
pasó. Luego todos esos medios que han difamado a todos los que éramos testigos
o que habíamos visto algo de ese día.
María,
ese 11 de marzo tú ves a uno de los terroristas…
María: Yo me subí en Alcalá (de Henares)
para ir a trabajar y noto que me empujan con una mochila en el hombro derecho;
yo no estaba mirando, pero como la mochila pesaba y me empujaba yo pensaba que
era alguien que me conocía y me saludaba. Y le miré a la cara y él pasó a otro
vagón. Me quedé con la cara y le dije a la chica que había conmigo que qué poco
respeto, que tenía que pedir perdón. Me puse en contacto con el consulado, le
conté al cónsul lo que yo vi… y él avisó a la Policía , que me tomó
declaración.
¿Cómo
fue ese momento? ¿Él te miró de alguna manera?
María: Sí, me miró con una cara como de
comerme. Yo le miré y él me miró; era un cambio de miradas… yo pensé: “Qué
maleducado”; si no me empuja con la mochila en el hombro yo no le hubiera
mirado, pero al empujarme, le miré… por lo menos tenía que decirme perdón.
Poco
tiempo después te enseñan un álbum de fotos y ¿qué sientes?
María: Sentí un dolor en el corazón, de
verdad que no podía respirar, no me entraba aire… me quedé bloqueada… “es este,
es este, es este…” Fue un dolor más… era doble víctima. Tuve problemas en el
trabajo con algunos compañeros, mi marido también tuvo problemas… pero seguidos
adelante.
Manuel,
tú tuviste un encuentro muy similar con otro de los terroristas, que luego
murió en el piso de Leganés…
Manuel: Muy similar. Me llama la atención
que María decía “este tipo no tiene educación, estoy esperando a que me pida
disculpas” y a mí me pasó igual. Yo tenía la costumbre de ir siempre en el
mismo sitio del tren… llego a mi sitio, me siento, llevaba Los Pilares de la Tierra , iba leyendo un
periódico, echando un vistazo, y alguien pasa, me da un golpe con una bolsa y
veo que la pone encima de mí… y yo esperando ese “disculpa, no me he dado
cuenta”. El tipo se da la vuelta, va hacia la zona de las puertas… en esos
segundos suenan los pitidos del cierre de puertas y se baja. Ahora me pasa eso
y el tren se para, pero en aquel momento piensas mil historias… que viene otro
amigo, que es de otra persona… Yo ahí ya me bajé en Vallecas a fumar, el tren
continuó y desgraciadamente fue uno de los trenes que explotó en Atocha y mató
a muchas personas…
Yo me quedo con todas las caras, me quedé mirándole y
pensando “este tipo no va a pedir disculpas del golpe que me han dado”, pero
bueno… Yo llegué a mi trabajo, el día fue como fue de caótico… y por la tarde
noche, estábamos comprando y en un momento te viene a la cabeza y le dije a mi
mujer “oye, me ha pasado esta mañana esto”. Y ella fue la que me dijo que
fuéramos a la Policía
para decirlo. Eran las nueve de la noche y a las diez y veinte estaba
declarando en Moratalaz, luego me llevaron a ver fotos a Canillas… eran las
cuatro de la mañana, casi llevaba 24 horas en pie. Los propios policías se
daban cuenta de que era imposible que yo encontrara allí a quien yo había
visto. Yo lo había descrito como una persona bien vestida, bien parecida,
aseado… y allí me estaban presentando fotos de presos vestidos de naranja,
tipos con melenas, con barbas…
Tú
mirabas ese equipaje que pasó totalmente desapercibido…
Manuel: Sí, hasta Vallecas nadie se dio
cuenta de que eso iba ahí, así de simple.
Gracias
a las ganas de fumar te bajas una estación antes (normalmente seguías hasta
Atocha) y coges el Metro…
Manuel: Cogí el último metro que pasa por
Atocha, ya la gente que entra en ese Metro… acababan de explotar alguno de los
trenes… ya la gente que entró ya con el polvillo de la explosión. Cuando llegué
al trabajo se dijo que había habido un accidente de un tren que venía de
Fuenlabrada… empezaron a sonar los teléfonos, todo el mundo preguntándome que
si estaba bien… fue cuando te das cuenta de la magnitud de aquella historia.
Esa
noche, en la declaración que hago en Moratalaz, ya dije que era una persona con
aspecto árabe, bien vestido, bien peinado, con aspecto árabe, con barba de dos
tres días y perfectamente aseado… en esa misma noche hubo mucha insistencia, ya
en Canillas me preguntaron en diversas ocasiones que si estaba seguro… si esta
persona era árabe, que si no era europeo… fueron al menos en tres ocasiones…
¿Esto te
lo pregunta un mando policial mientras tú veías fotos?
Manuel: Sí, me pregunta que si estoy
seguro de que lo que yo estoy declarando es sobre una persona extranjera,
árabe, y no es un europeo. Me lo pregunta por tres ocasiones y le vuelvo a
decir lo mismo; es un árabe, una persona con la tez morena… lo que era… y ya me
da las gracias y se fue. Me imagino que iba a informar a quien correspondiese
para que posteriormente saliese a la luz pública la historia.
Entonces
empieza una labor policial de elaboración de un retrato robot…
Manuel: Es muy complicado, era la primera
vez y no he vuelto a hacer ninguno otro… empiezas por la forma de la cara, el
mentón, la nariz, las orejas. Hubo un momento en que le decía al policía que
estaba agobiado porque veía una calva y este tío llevaba pelo… vamos a ponerle
el pelo. Poco a poco, los ojos, las cejas… el proceso facilitó la historia. Un
policía me dijo que gracias a otra persona que había hecho un retrato robot muy
parecido y al mío ha conducido hacia los que estaban buscando. Yo reconocí a
Rachid Oulad Akcha. Cuando me cruzo con él en el tren iba solo.
¿Volverías
a hacerlo (la tarea de la identificación)?
María: Yo sí, segurísimo.
Manuel: Creo que sí, pero tengo dudas…
por esa sensación de indefensión absoluta que he tenido a veces. Yo estuve dos
años de baja porque me era absolutamente imposible venir a Madrid.
¿Vale
para algo ser testigo protegido?
Manuel: Creo que no vale absolutamente
para nada. Al principio para que no entrar en el agobio de intereses creados
por medios. Pero como protección personal o familiar no sirve para nada.
María: Nada, me rayaron el coche, tuve
que cambiar la puerta de mi casa…
Manuel: Yo recuerdo la cara del comisario
(o subcomisario) en Alcalá de Henares cuando la noche posterior a la visita del
hombre que buscaba “la verdad” me decía que era imposible, que yo estaba
protegido. Pero todo estaba en Google.
Hubo un
momento en la declaración judicial, Manuel, en el que el propio juez Juan del
Olmo reconoce que estás desvalido, que te pueden pegar por todos los lados…
Manuel: Para mí Juan del Olmo fue una
persona primero entrañable y un profesional como la copa de un pino. Me trató
de un modo exquisito y hubo un momento en esa declaración en el que me dijo que
yo era testigo protegido , pero yo no lo sabía. Entonces me contó que estaba
siendo vigilado, que tenía a la policía en la puerta… Ni sabía que estaba la
policía en la puerta ni que era protegido ni sabía nada hasta que no me lo dijo
él.
María: A mí me aseguraron que no iban a
salir mi nombre ni mi apellido, que iba a tener una clave, y se acabó. Pero ya
te digo que en 13 años no sé qué protección he tenido yo, me da miedo que pueda
pasar cualquier cosa. Cada día que pasa me da más miedo… ¿de dónde se filtran
las cosas?
Manuel: Mi situación era totalmente
distinta. No tuve ningún problema en ese sentido. Intenté desde el primer
momento superar todo y empezar a trabajar; hubo un momento en el que renuncié a
montarme en el tren, primero porque nadie tuvo la delicadeza de quitar el tren
explosionado de El Pozo… estuvo meses allí tapado con unas lonas. La imagen de
las velas… era muy duro ver las velas en Atocha… ese ruido, ese olor… entendía
que había que respetar todo aquello , pero pasar todos los días por allí era
muy duro. Incluso ahora, que en la calle Téllez aún hay un ramo… aunque sea el
7 de agosto te hace recordar el 11 de marzo. Tengo que coger la baja porque
llega un momento en el que no soy capaz ni de coger el tren… la doctora me dice
que es mejor que me quede en casa, que vaya superando la historia poco a poco…
pedí un traslado, al final me lo dieron al cabo del tiempo y eso mejoró
evidentemente mi situación de vida.
¿Esto es
una memoria recurrente, a cada momento se aparece la imagen del terrorista?
Manuel: Sí, sale de vez en cuando… y
piensas, “joder, porque me fui a fumar, que si no la lío parda ese día”. El
proceso es muy largo, es cuestión de tiempo.
¿Estáis
completamente recuperados?
María: Yo creo que no, creo que muero y
me quedo con esta quemadura en mi corazón. Jamás. Siempre se va a quedar en mi
memoria y en mi corazón.
Manuel: Yo tampoco. Cuando vengo a Madrid
procuro evitar el Cercanías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario