18 marzo 2017
ETA y su negocio
Ana Pastor
Más de 400 asesinatos no se han resuelto judicialmente; por
las víctimas, esta paz no debe consolidarse sin memoria
Recuerdo que aquel día la expresión de su cara era muy
diferente. Era un político bastante más simpático que la media y de los más
directos y claros que han pasado por el tablero español. Pero aquella mañana
estaba especialmente contento. Antonio Basagoiti conectó con el programa 'Los Desayunos' de
TVE desde Bilbao para a hacer la primera valoración al anuncio del cese definitivo de la banda terrorista ETA. Aquella
mañana del 21 de octubre del año 2011 el entonces presidente del PP de Euskadi nos
contó algo que nunca había comentado en público.
Nos contó
que cada día, cuando salía de casa para ir al trabajo, sufría una fuerte angustia física y mucha ansiedad porque no sabía si volvería por la
noche. Cada día lo mismo. Año tras año. Una angustia vital porque
no sabía si al cerrar la puerta habría visto a sus pequeñas hijas por última
vez. Porque él sabía que fueron muchos padres durante muchos años que no
pudieron despedirse de sus hijos. Porque no sería el primero al que ETA podría asesinar de manera cruel y
cobarde al salir a la calle por pensar diferente. Porque así fue en el caso de
829 familias rotas.
Porque Basagoiti, como tantos y tantos cargos políticos,
fuerzas de seguridad, jueces o periodistas, conocía de cerca el dolor de la
pérdida. Porque él, como tantos y tantos, conocía esa sensación de miedo que se
agarra en cada músculo, ese terror que corta la respiración y no te deja
dormir. Ese desasosiego que un día se convierte en algo más que un susto.
Un nuevo camino
Este viernes, que ETA ha anunciado que da un paso más
para entregar definitivamente las armas he
vuelto a hablar con él. Ahora vive en México y
aún no conocía la noticia. Se ha enterado durante la conversación. Estaba
feliz. Aquellas sensaciones negativas han desaparecido y la esperanza que
asomaba entonces empieza a confirmarse.
Hace seis
años me dijo: "ETA ha dicho que están dispuestos a bajar la persiana. Pero
les queda cerrar el negocio". Es en lo que estamos ahora. Un tiempo
diferente para tanta gente que vivió y sufrió la amenaza, el acoso y la muerte.
Un tiempo que queda muy lejos de los años de plomo, años durísimos como aquel
1980 donde ETA asesinaba
a una persona cada cuatro días. El año más cruento. Noventa y dos asesinatos.
Queda lejos
en el tiempo pero no tanto para las familias de las víctimas. Según varias
organizaciones, más de cuatrocientos asesinatos no se han resuelto
judicialmente. Por las víctimas esta paz no debe consolidarse sin memoria. Es
la parte más importante que toca abordar en el nuevo camino que comienza ahora.
Opinión:
Leyendo el artículo de Ana Pastor es cuando me convenzo, todavía más si cabe, de la importancia que tiene el hecho de que una banda terrorista muestre públicamente su desaparición y su intención de entregar las armas…. porque… ¿qué sentido podría tener una banda de terroristas que no tienen armas?
Leyendo el artículo de Ana Pastor es cuando me convenzo, todavía más si cabe, de la importancia que tiene el hecho de que una banda terrorista muestre públicamente su desaparición y su intención de entregar las armas…. porque… ¿qué sentido podría tener una banda de terroristas que no tienen armas?
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