11 agosto 2019 (10.08.19)
El dossier de la conspiración
Las informaciones sobre los atentados del 17-A en Barcelona y Cambrils
que apuntan la existencia de connivencia entre los servicios de inteligencia y
los terroristas se basan en especulaciones de un informe fantasma
Un documento sin firma ni membrete, que arranca
enunciando que “el presente escrito pretende dar pruebas e indicios”, es decir,
que reconoce de entrada su carácter
no oficial y que, según sus
propios autores, mezclaría hechos supuestamente fehacientes con simples
hipótesis, ha sido el detonante de una serie de informaciones sin contrastar
sobre los atentados terroristas
del 17 de agosto del 2017en Barcelona y Cambrils.
El
dossier atribuye al dirigente del comando terrorista, el fallecido imán de Ripoll, Abdelbaki es Satty, la condición de confidente del Centro Nacional de Inteligencia
(CNI). Y sobre ello se argumenta que los servicios de inteligencia habrían
conocido los movimientos de los terroristas pero no hicieron nada.
A raíz de las informaciones de Público, el presidente de la Generalitat , Quim Torra, calificó los supuestos
hechos de “escándalo gravísimo” y añadió: “Exigimos explicaciones y que se
asuman las más altas responsabilidades”. Su gesto desencadenó una ola de
reacciones similares de otros políticos, y, finalmente, ha desembocado en un
pleno del Ayuntamiento de Barcelona, el lunes pasado, que aprobó una moción que
pide al Congreso la creación de una comisión de investigación sobre los
atentados, con los votos de ERC, JxCat y los comunes.
De
la lectura de ese informe fantasma , que se puso en circulación hace ya varios
meses y que otros medios declinaron publicar al no otorgarle credibilidad, se
desprende que la serie de informaciones dePúblico se ha ceñido estrictamente a su
hilo argumental. Al extremo de copiar íntegramente varios párrafos del mismo,
hasta al menos siete veces. Al reproducirlos, sin embargo, el autor se los
atribuyó como propios o como resultado de una supuesta investigación, sin
aportar confirmación de los hechos referidos o pruebas de que efectivamente se
hubieran verificado por el medio que los publicaba.
La
investigación periodística no fue tal, pues los supuestos hechos ya estaban
recogidos en la introducción de ese dossier y simplemente se copiaron sin que
conste aportación del medio de comunicación. La aplicación extrema de ese
método de trabajo de corta y pega fue la reproducción incluso de los errores
más obvios del informe, como la clave de acceso a un llamado buzón muerto que
habría servido para la comunicación entre el líder del comando terrorista, el
imán Es Satty, y su supuesto controlador en el CNI, una especulación del
documento suscrita sin más comprobaciones por el medio que lo ha divulgado.
Un documento sin firma ni membrete, que arranca
enunciando que “el presente escrito pretende dar pruebas e indicios”, es decir,
que reconoce de entrada su carácter
no oficial y que, según sus
propios autores, mezclaría hechos supuestamente fehacientes con simples
hipótesis, ha sido el detonante de una serie de informaciones sin contrastar
sobre los atentados terroristas
del 17 de agosto del 2017en Barcelona y Cambrils.
El
dossier atribuye al dirigente del comando terrorista, el fallecido imán de
Ripoll, Abdelbaki es Satty, la
condición de confidente del Centro Nacional de Inteligencia
(CNI). Y sobre ello se argumenta que los servicios de inteligencia habrían
conocido los movimientos de los terroristas pero no hicieron nada.
A
raíz de las informaciones de Público,
el presidente de la
Generalitat , Quim
Torra, calificó los supuestos hechos de “escándalo gravísimo” y añadió:
“Exigimos explicaciones y que se asuman las más altas responsabilidades”. Su
gesto desencadenó una ola de reacciones similares de otros políticos, y,
finalmente, ha desembocado en un pleno del Ayuntamiento de Barcelona, el lunes
pasado, que aprobó una moción que pide al Congreso la creación de una comisión
de investigación sobre los atentados, con los votos de ERC, JxCat y los
comunes.
De
la lectura de ese informe fantasma , que se puso en circulación hace ya varios
meses y que otros medios declinaron publicar al no otorgarle credibilidad, se
desprende que la serie de informaciones dePúblico se ha ceñido estrictamente a su
hilo argumental. Al extremo de copiar íntegramente varios párrafos del mismo,
hasta al menos siete veces. Al reproducirlos, sin embargo, el autor se los
atribuyó como propios o como resultado de una supuesta investigación, sin
aportar confirmación de los hechos referidos o pruebas de que efectivamente se
hubieran verificado por el medio que los publicaba.
La
investigación periodística no fue tal, pues los supuestos hechos ya estaban
recogidos en la introducción de ese dossier y simplemente se copiaron sin que
conste aportación del medio de comunicación. La aplicación extrema de ese método
de trabajo de corta y pega fue la reproducción incluso de los errores más
obvios del informe, como la clave de acceso a un llamado buzón muerto que
habría servido para la comunicación entre el líder del comando terrorista, el
imán Es Satty, y su supuesto controlador en el CNI, una especulación del
documento suscrita sin más comprobaciones por el medio que lo ha divulgado.
La
clave correcta de la dirección de correo se recoge en el sumario judicial, que
en ningún caso considera que se trate de un buzón muerto o vínculo entre Es
Satty y los servicios de inteligencia. De hecho, en la causa que se instruye en
la Audiencia
Nacional aparece el papel original que se encontró en la casa
de Alcanar –donde se guardaban los explosivos fabricados por la célula de Ripoll
preparados para un atentado–, con la dirección de correo y la clave.
Público,
en cambio, reprodujo una clave incorrecta, justamente la que aparece en ese
informe fantasma sin autoría asumida que le sirvió de base para sus
informaciones sobre el 17-A. En dos ocasiones, sin embargo, la copia se realizó
con más pulcritud. En ambos casos para sustituir lo que el dossier consideraba
hipótesis, es decir, una suposición sin confirmación, por alguna afirmación más
contundente.
En
el primero, la “hipótesis” de que existiría el mencionado buzón muerto, se
transforma en “a los investigadores que descubren esos mensajes no les cabe
ninguna duda”. La segunda, al referirse a las conversaciones telefónicas
grabadas de los terroristas y guardadas en sus teléfonos móviles,
reconstrucción realizada por los servicios de inteligencia, Mossos, Policía y
Guardia Civil, y recogida en innumerables atestados enviados al juez de la Audiencia Nacional ,
y a las que se hace referencia en el informe apócrifo: “Únicamente nos
planteamos una hipótesis, y es que Es Satty hubiera informado a sus
controladores del CNI sobre las actividades del llamado comando Ripoll”. Público lo transforma en “sólo puede
concebirse una explicación”, y a renglón seguido copia el resto del párrafo del
dossier.
El
documento utilizado por Público incluye reproducciones parciales
de un informe reservado del CNI al equipo de investigadores policiales y
judiciales encargados del caso, con lo que después elaboraron numerosos
informes que constan en la causa. Todas las informaciones trabajadas se
obtuvieron tras los atentados por el trabajo de campo realizado, análisis de
antenas de telefonía o seguimientos de tarjetas de crédito, entre otros datos,
además de lo aportados por países como Francia o Bélgica a través de comisiones
rogatorias y la colaboración de servicios de inteligencia.
El
dossier fantasma reconoce que se ha elaborado con “fuentes abiertas (prensa
escrita y digital); datos extraídos de las diversas investigaciones de los
cuerpos policiales sobre los atentados y su entorno; datos del sumario
judicial; documentos confidenciales recibidos por servicios policiales y de
inteligencia; fuentes humanas (sic)”.
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