18 agosto 2019
Uno de los autores de la masacre de
Hipercor sale de prisión tras 26 años
Rafael Caride Simón abandona la
cárcel de Martutene en libertad, expulsado de ETA y sin homenajes después de
sumarse a la ‘vía Nanclares’
“Vengo
a firmar los papeles y ya no vuelvo más”. Rafael Caride Simón (Vigo, 1945), el
responsable de colocar el coche bomba en los sótanos del Hipercor de Barcelona
que causó 21 muertos y 45 heridos en 1987, ya es un hombre libre. A las 11.20
de este domingo ha cruzado por última vez el paso de cebra que separa la garita
de la cárcel guipuzcoana de Martutene de la carretera que le conduce a una
nueva vida.
“No
voy a hablar”, dejó caer al ser reconocido. Llegó en un coche con tres
conocidos a las 10.40, y se marchó 40 minutos después en el mismo Peugeot 508
con una amplia sonrisa. Ya solo dormía en la prisión y este domingo, ni eso, en
aplicación de un segundo grado especial (del artículo 100.2) que le permitía
salir para trabajar durante el día. Salvo sus amigos, que no se bajaron del
coche ni para dejarle ni para recogerle, nadie le esperaba. Ni una pancarta, ni
para bien ni para mal, ni una pintada en Hondarribia, la localidad en la que
consta su último domicilio, ni un grito, pese a que los recibimientos a los presos de ETA arrecian en las calles vascas con el respaldo de la izquierda abertzale.
Y
eso que Caride Simón no ha sido un preso cualquiera. Fue uno de los autores de
la mayor masacre de la banda, condenado a cerca de 800 años, y todavía en 2003,
durante el juicio en la
Audiencia Nacional , fue expulsado de la jaula acristalada
dentro de la que compareció por increpar a los jueces que no creía en su
autoridad ni jurisdicción y asegurar que los autores del atentado no estaban
sentados en el banquillo. Entonces, para quienes hoy todavía reciben a los
etarras excarcelados como justicieros, Lutxo (uno
de sus alias) era un héroe. Este domingo, para todos ellos, salió en libertad
un villano. El exetarra rompió con la banda y se acercó a las víctimas como una treintena de exterroristas que se sumaron a la conocida como Vía Nanclares de reinserción.
Después
de 19 años en cárceles españolas y otros siete en francesas por varios delitos
relacionados con el terrorismo y su pertenencia a ETA, ya no tendrá que volver
a pernoctar entre rejas. Desde 2017 disfrutaba de un segundo grado especial
debido a su reflexión interna, desde la defensa de ETA y de los asesinatos como
un medio para conseguir fines políticos hasta la renuncia de la lucha armada y
la asunción de sus responsabilidades, también con las víctimas que generó.
Con
un pantalón vaquero y una camisa color burdeos, Caride tiene la misma imagen
que cuando fue extraditado a España por las autoridades francesas. Está más
delgado y, desde que en 2017 comenzó a salir de la cárcel, colabora con la
reinserción de colectivos desfavorecidos. Lutxo, de origen gallego y exjefe del
comando Barcelona cuando organizó el atentado, reorientó su vida en una década.
Siete años después del juicio, en 2010, fue uno de los ochos presos firmantes
de una carta -con Carmen Guisasola, Joseba Urrusolo Sistiaga, Kepa Pikabea,
Andoni Alza, Koldo Carrasco, Fernando de Luis Astarloa y Josu García, en
representación de unos 30 o 40- en la que planteaban al resto, por vez primera,
el "reconocimiento-reparación de los daños causados" a las víctimas
del terrorismo.
Para
entonces ya estaban en Nanclares y dentro de lo que se conoció como la vía
Nanclares. En octubre
de ese año ETA le echó de su colectivo de presos. A partir de ahí comenzó a
participar en encuentros con víctimas, hasta llegar a reunirse con dos. Quería
verse con víctimas de sus acciones, gente afectada por la bomba incendiaria de
Hipercor que acabó con la vida de 21 personas, muchas de ellas con quemaduras
horribles debido a la cantidad de combustible que pusieron junto al explosivo
para hacerla más letal. En noviembre de 2011, se reunió cara a cara con una de
ellas, Rosa, que no quiso facilitar sus apellidos y que sufrió el atentado. En
junio de 2012, se reunió cara a cara con Roberto Manrique, de la asociación de
víctimas de Cataluña. Las dos víctimas creyeron las palabras de arrepentimiento
de Caride y la empatía que mostró en los encuentros con el dolor de ambos.
La
entrada de Rafael Caride en ETA fue a través de la lucha sindical. Entró muy
joven a trabajar en Factorías Vulcano, en Vigo, fue miembro del comité de
empresa y militó en el Partido Comunista de España y en Comisiones Obreras. Fue
despedido de Vulcano a raíz de las huelgas de 1972. Trabajó después en
Pescanova. Estaba casado y tenía dos hijas, pero se separó y, tras unirse
sentimentalmente a otra mujer, también casada y con un hijo, abandonó a su
esposa y se marchó a Euskadi.
Con
la puesta de Caride Simón en libertad, de los más de 30 presos que se acogieron
a esa vía de reinserción, entre ellos históricos exdirigentes de la banda como
José Luis Urrusolo Sistiaga, José Luis Álvarez Santacristina, Carmen Guisasola,
Juan Manuel Soares Gamboa o Idoia López Riaño La Tigresa, ya solo quedan tres en prisión: Kepa
Pikabea, Ibon Etxezarreta y Luis María Carrasco. Los tres siguen cumpliendo
condena, pero disfrutan de permisos de salida regulares, como Caride, y
solo acuden a dormir al centro penitenciario.
Opinión:
Solo un detalle. Quien quiera saber cual fue la otra “víctima” que se
vió con Caride en noviembre de 2011 puede preguntarlo al presidente de la
asociación catalana… podrá ocultar sus apellidos pero bien que dejó unas pistas
muy claras en El País poco después del encuentro.
Otro dato: que nadie busque a esa “víctima” en las sentencias por el
atentado en Hipercor. No aparece. Ni en la de Hipercor ni en ninguna otra…
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