16 agosto 2019
Ripoll, año dos
después del 17-A
La escuela y los
niños han evitado que se rompiera el vínculo entre comunidades
El voto racista subió
casi 10 puntos en las últimas municipales
¿Cómo se recose el tejido social de una pequeña comunidad
después de un seísmo social como el vivido el 17-A del 2017 en Ripoll? ¿Cómo se
gestiona el duelo compartido con Barcelona y Cambrils y se
combaten las desconfianzas? ¿Qué medicina hay para frenar los
brotes xenófobos? Émile Durkheim,
uno de los padres de la sociología, decía que la sociedad, como el cuerpo
humano, tiene órganos, necesidades y funciones interdependientes. Dos años
pueden dar lugar a mil vidas distintas; tanto para una persona como
para un cuerpo social. ¿En qué momento vital se encuentra Ripoll dos años
después de los atentados?
Las cifras detectan un aumento del racismo, esa
enfermedad que emponzoña los pozos comunitarios: el termómetro electoral
señala que el voto xenófobo ha pasado del 2,47% al 11,80%. Si
Plataforma per Catalunya logró 122 votos en las municipales
del 2015, en las del pasado mayo el Front Nacional de
Catalunya consiguió entrar en el consistorio tras recibir 503
votos. Sú única concejal denuncia la "progresiva estrangerización de
nuestro pueblo y nuestra patria". Som Catalans, otra partido
xenófobo, obtuvo 112 apoyos. Alternativa per Ripoll, ERC, Junts per
Ripoll y el PSC firmaron antes de los comicios un manifiesto en el que se
comprometían a aislar a estas formaciones con "un discurso claramente racista".
Estrategias de largo
recorrido
"Hay gente que dice ahora en voz alta lo que
antes solo pensaba, creen que el 17-A les da la razón y legitima las conductas
racistas", coinciden varios de los entrevistados (casi todos prefieren
mantenerse en el anonimato). Frente a los incendiarios que ponen en
riesgo las costuras comunitarias está la laboriosa y oscura
tarea de los que intentan no solo reforzar los lazos existentes sino crear
de nuevos. Ripoll proyectó un plan de convivencia, a partir del
próximo curso se empezará a implantar un plan piloto del Departament d'Ensenyament para la
educación de 0 a 20 años y desde el Consorci de
Benestar Social del Ripollès se han organizado mesas
de trabajo y talleres.
"Somos conscientes de que nos observan muchos pueblos.
Son estrategias de largo recorrido, no de un día para el otro", señala Jordi Munell,
alcalde de esta ciudad de poco más de 10.000 habitantes,
donde conviven una cincuentena de nacionalidades y en el que la marroquí
es un 8% de la población. Entre las iniciativas impulsadas destaca
'12 meses, 12 países': cada mes se hacen actividades para conocer la
cultura de uno de esos países a través del cine o la gastronomía. El deporte
juega un papel clave. Tres días a la semana se hacen actividades deportivas en
distintas plazas del pueblo pensadas sobre todo para los niños que no hacen
extraescolares. "En el Barça nadie se plantea de qué religión o raza
es un jugador. Lo único que miras es qué camiseta, no si come cerdo o
celebra la Pascua", reflexiona Munell.
Puentes emocionales
La prioridad es construir puentes emocionales tan
sólidos como los que unen las distintas partes de Ripoll por encima de los ríos Freser y Ter.
"No solo buscamos tocar la
razón, sino también la emoción", explican fuentes municipales, que
comentan que se les acercan muchos jóvenes con dudas y preguntas
como "qué quiere decir ser un joven marroquí aquí cuando nueve
jóvenes marroquíes se han visto involucrados en los atentados". Como
destacan estas fuentes el 17-A fue una "sacudida, con Ripoll como epicentro del terremoto".
La ciudadanía sigue bajo ese impacto y se debate entre
el impulso de pasar página y la necesidad de terminar de aclarar lo
sucedido. Cada vez que se da a conocer algo del sumario se vuelve a hablar del
asunto, aunque más de puertas a dentro y en voz baja para que no lo escuchen
los niños, que son el hilo que mantiene unido el tejido social.
En las plazas se les ve bromeando, con los móviles y las bicis, sin
distingo de razas. Fuentes municipales ponen la plaza de la Sardana como paradigma.
"En un rincón ves a los padres de raíces andaluzas,
en otro a los de raíces catalanas, en otro a los de origen árabe y en el
otro a los latinoamericanos. Y en el centro, todos los niños jugando entre
ellos".
Todas los consultados ensalzan el gran papel que ha
jugado la escuela para mantener los vínculos y que no hubiera estallado un
conflicto comunitario. "Tenemos mucha suerte de que haya tantos chiquillos
que hacen que la comunidad no se haya separado del todo. No hay muchos
extremistas ni por un lado ni por otro. Dentro de lo malo la
suerte es que pasó en un pueblo porque si no podría haber
petado". Hay quien recuerda como los terroristas "eran de
los marroquíes mas integrados de todos. Poca gente entre los 15 y 40 no se
había tomado una cerveza con ellos". "Ahora no se
interactúa entre comunidades, puede haber alguno que sí, pero es una
minoría. Las comunidades se han separado más de lo que estaban y
costará mucho que la gente vuelva a confiar en lo que confiaba".
La comunidad musulmana es la que resulta más reacia a
hablar. Muchos aducen, para evitarlo, que llevan poco tiempo en la
ciudad. Tijani ha
vuelto hace un par de semanas que ha vuelto Ripoll, en la que había vivido
ya antes de marcharse hace un año y medio a Granollers. Dice que ha
regresado porque le gusta más el ambiente que se respira en el pueblo, que
asegura que ha visto igual. Lo que más destaca este marroquí nacido en el Rif es el respeto, la sensación de
que todos son iguales. Como apunta, en la mezquita se enseña que lo
importante es comportarse correctamente con el otro "da igual si
eres negro, blanco o rojo".
"Los primeros seis meses aquí fueron muy duros, la
verdad. Mucha gente se planteaba irse", revela uno de los que se quedó.
Entiende que al principio hubiera desconfianza. "Que hubiera gente que
dudara de nosotros era comprensible. Ves que había varias personas de aquí
en los atentados, lo que pasa en París, en Bruselas y es lógico que la
gente dude, pero con el tiempo la gente ha ido viendo que no todo el
mundo es lo mismo", reflexiona. Destaca el hecho de que no haya
habido ataques a las mezquitas y cree que la idea de abrir la de
Annour al final del Ramadán (con el "objetivo de de mejorar el conocimiento
y respeto mutuo de las personas que vivimos y amamos Ripoll") ha ayudado a
hacer que el clima sea más bueno.
Demanda de
transparencia
"En la comunidad musulmana son los primeros que han
visto que tienen que abrir sus puertas. Cuando más abres la gente ve que menos
escondes y es más fácil combatir la aversión que puede provocar en algunos el
desconocimiento", reflexiona el alcalde. Como ocurrió en el ayuntamiento
de Barcelona, el de Ripoll también aprobó el mes pasado una moción en la que se
reclamaba al Gobierno esclarecer la relación del imán Abdelbaki es Satty con el
CNI. "Cada vez que se abre un parte del sumario vuelven a
aflorar sentimientos -concede Munell-. Que ese aclare las relaciones que
tenía el imán con el CNI. Un tema como este demanda la máxima transparencia;
para poder pasar página de la historia hay que saber la verdad".
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