17 agost 2019
Javier
Martínez: "El miedo no se cura, se asimila y se aprende a vivir con
ello"
El padre de Xavi, el niño de tres
años asesinado en los atentados del 17A, pide a las instituciones
más coordinación y apoyo a a las víctimas: "Hay muy poca
ayuda"
"A mi hijo lo arrastraron
corriendo hacia la puerta del Liceu, lo intentaron reanimar en la puerta y
había gente que estaba haciéndole fotos con los móviles", explica
https://www.eldiario.es/catalunya/sociedad/Javier-Martinez-cura-asimila-aprende_0_926358169.html
Javier
Martínez perdió a su hijo de tres años en los atentados del 17 de agosto del
2017. El niño estaba paseando por La Rambla junto a su madre, su
hermana Marina, que tenía entonces siete años, y sus tíos abuelos. Vivían en
Rubí y habían decidido pasar el día en Barcelona. Xavi y su tío Paco no
lograron sobrevivir al atropello de la furgoneta que el terrorista Younes
Abouyaaqoub conducía y que provocó una masacre en el centro de la capital
catalana. Un atentado del que ahora se cumplen dos años y del que esta
familia, como tantas otras, no ha conseguido todavía sobreponerse.
Javier
recibe a eldiario.es en su casa de Rubí. Sus padres viven también allí.
Paquita, la abuela de Xavi, se emociona repasando los vídeos de su nieto
que guarda en el teléfono. Se lamenta de que tenga que pagarse ella el
psicólogo porque a ojos de la administración no está considerada una víctima
del terrorismo. Explica que al dolor de haber perdido al pequeño hay que
sumarle el de ver hundido a su hijo.
En
este tiempo, Javier ha hablado con mucha gente. Desde el Rey al ministro del
Interior. Se ha reunido con el president Torra, ha estado en Waterloo con
Carles Puigdemont y ha recibido cartas de algunos de los políticos
independentistas que están en la cárcel. Exige a las administraciones
que se coordinen mejor. "Quiero que la muerte de mi hijo haya servido para
algo", insiste.
Coincidiendo con el primer aniversario de los atentados, reconocía que
aún no había podido superar el duelo. Ha pasado otro año. ¿Cómo está?
Diría
que algo mejor, pero todavía todavía muy tocado.
Ha perdido un hijo en un atentado pero legalmente usted no está
considerado como víctima del terrorismo.
La gente
no sabe muchas cosas sobre el tema del terrorismo. Por desgracia, he tenido que
hacer un curso intensivo porque al final la que tiene que acabar aprendiendo.
Es así, según la ley, víctima es una persona que está en el lugar de los hechos
pero no los familiares ni nadie relacionado con la familia.
Entonces, ¿qué clase de reconocimiento tiene?
Soy
el padre de una víctima y, al tratarse de un menor de edad, si hay alguna
indemnización económica la recibiría yo. Simplemente eso.
Una de las dificultades de muchos casos es conseguir que las secuelas
psicológicas se tengan en cuenta en el caso de los familiares. ¿Qué tratamiento
tienen por parte de la administración?
El
Ministerio de Interior nos puso una psicóloga infantil, una profesional muy
preparada, que era más que nada para mi hija pequeña, que sí está considerada
como víctima porque estaba en la
Rambla y estuvo a punto de morir. Ya que trataba a mi
hija, atendió también al núcleo familiar. Lo ha hecho muy bien
pero aún tenemos secuelas. Por ejemplo, mi hija padece insomnio. El
miedo no se cura, se asimila y se aprende a vivir con ello, pero no se
cura. El miedo a las aglomeraciones, al sonido de las ambulancias, las fobias
que tienes cuando vas a Barcelona, todo eso no se cura.
¿Ahora trabaja?
No.
Yo empecé a trabajar e intenté levantar la cabeza a los tres meses de la muerte
de mi hijo. La empresa se portó muy bien, pero cuando volvía a casa me
encontraba con que mi madre estaba mal, mi padre estaba en la cama, la niña no
había ido al colegio... Mi núcleo familiar no funcionaba. Aguanté el primer
envite pero sufrí también un desgaste emocional muy grande al ver que mi casa
no funcionaba. Entonces tuve que volver a dejarlo. No me encontraba bien.
Se quejó en una entrevista de que había periodistas que les habían
hecho daño. ¿A qué se refería?
Me
refiero a que, por ejemplo, cuando sale la furgoneta en la televisión hace
daño. Cuando ves la gente tirada del suelo hace daño. Cuando te enteras
que le dan el premio Ortega y Gasset a
la foto en la que se ve a Julian Cadman, aquel niño de siete años, tirado en el
suelo, pienso que hay que tener un poquito más de empatía. Hay que ser bastante
más profesional. Se pueden hacer fotos muy bonitas de ese día en La Rambla , de la ambulancia,
de los policías, de todo lo que queráis, menos de la gente en el suelo. Le
explicaré un poco la situación que se vivió allí. A mi hijo lo arrastraron
corriendo hacia la puerta del Liceu, lo intentaron reanimar en la puerta y
había gente que estaba dentro haciéndole fotos con los móviles. Me lo ha
explicado mi hija. Ella tenía siete años, se estaba haciendo pipí y le daba
vergüenza porque la gente estaba haciendo fotos con los teléfonos.
Hubo otras fotos. A los pocos días del atentado usted abrazó al segundo
imán de Rubí. ¿Fue su manera de pedir que no se criminalice a todos los
musulmanes?
Pedí
esa visita porque vivo en Rubí y mi hijo jugaba con los niños marroquíes en el
parque. Yo no puedo echarle la culpa de los atentados a todos los marroquíes.
Ha habido un grupo de chavales que han hecho lo que han hecho. Lo que yo sí
quería era hacerle algunas preguntas al Imán. Del mimo modo que le he hecho
preguntas a un cura o a un montón de personas.
¿Qué le preguntó al imán?
Le
pregunté muchas cosas y le dije, entre otras, que yo no voy a Marruecos a matar
niños de tres años.
¿Y al cura con el que habló?
Fue
muy curioso porque somos creyentes aunque no practicantes. Llevamos tiempo sin
ir a la Iglesia
pero somos creyentes. Cuando Roser, la tía de mi hijo, aún estaba en el
hospital, íbamos a hacer una misa funeral pero decidimos esperar a que ella
pudiese salir y asistir a la misa de mi hijo y de Paco, su marido. Lo íbamos
retrasando y en una de las veces que vi al párroco, que era quien además había
bautizado a Xavi, tuvimos una conversación muy interesante.
¿Qué le dijo?
Lo
que no me podía decir siendo un párroco y es defender que esto es una guerra.
Hay que tener un poquito más de empatía. Le pregunté si había tenido algún
contacto con la comunidad musulmana de Rubí. Me contestó que le habían llamado
para ir a la fiesta del cordero pero que no había ido porque le daba miedo.
Usted también fue a Ripoll para entrevistarse con la asistente social
que había atendido a los jóvenes que acabaron siendo terroristas. ¿Por qué
quiso reunirse con ella?
Ella
se puso en contacto conmigo y yo, igual que he intentado hablar con un montón
de personas, quise ver cómo era aquello. Ellos se querían disculpar y decirme
que la culpa no era de todo el colectivo musulmán. Fue muy interesante hablar
con la asistente social porque conocía a esos chicos desde que eran pequeños,
los había tratado durante mucho tiempo.
¿Intentó también contactar con las familias de los terroristas?
Sí,
intenté contactar con la familia. Si yo, un padre al que le matan de hijo,
estaba cómo estaba, imagínate si te matan dos hijos y encima han hecho una cosa
tan gorda. ¿Cómo podía estar esa persona? Me hubiese gustado abrazarlo.
Hay víctimas que aseguran sentirse desamparadas por las administraciones. ¿Usted
también lo cree?
No
es que lo piense, es que es así. Hay muy poca ayuda. Hay una psicóloga pero en
nuestro caso la familia es muy grande. Mi hermano lo ha pasado muy mal. Mi
hermana es maestra y la mitad de los alumnos son marroquíes. Mis sobrinos
también lo han pasado muy mal. Tiene que mejorar todo lo que se refiere a los
trámites. En teoría quien se encarga de las víctimas es el Ministerio del
Interior pero cuando hay cuestiones que afectan al de Justicia, los dos
ministerios no se ponen de acuerdo.
¿Lo que necesitan es más apoyo legal?
Sí,
abogados que nos digan qué tenemos que hacer. No nos pueden decir que la
información la busquemos en una página de internet.
En alguna ocasión ha lamentado que como país no estamos preparados para
situaciones como el atentado de La
Rambla. ¿Qué cree que se podría hacer para mejorarlo?
Le
voy a poner un ejemplo. Si yo soy guardia civil o policía nacional y me entero
que en el parque Retiro van a poner una bomba, lo mínimo que haces es llamar
por teléfono. Pues lo que no puede ser es que aquí los Mossos de Esquadra no
supieran quién era el imán Abdelbaki Es
Satyy. Porque si hubiesen tenido esa información, posiblemente lo
habrían seguido. Otra cosa a mejorar es la atención a las víctimas. En Euskadi,
como por desgracia han tenido muchas, disponen de una oficina para ellas. Hay
provincias en las que hay algún tipo de atención similar. Aquí en Catalunya no
hay nada.
Durante este tiempo ha hablado con muchas autoridades, desde el Rey al
ministro del Interior o el presidente de la Generalitat. ¿Qué les
ha dicho?
El
Rey vino él. Nos vimos en el acto del primer aniversario y hablé con él.
¿Cómo fue esa conversación?
Fue
intenso porque le pedí un par de cosas. Le dije que cuando uno envía una carta
de pésame, la firma. Estas cartas, si son personales, se firman. La otra fue
decirle que, en estos momentos políticos que vivimos, soltase a los presos
porque él es el único que podía hacer una amnistía.
Respecto
al resto te diré que a los políticos los hemos votado y se supone que están
para hacernos la vida mejor. ¿Cuando te matan a un hijo a quién tengo que
dirigirme? Lo que he hecho es hablar con quienes pueden hacer algo para
preguntarles qué ha pasado y si en futuro piensan hacerlo mejor. He obtenido
algunas respuestas y muchas preguntas.
¿Estaría más tranquilo si se hubiese creado en el Congreso una comisión
de investigación parlamentaria?
Claro.
Sería la manera de demostrar que les importa, que van a mirar qué ha pasado.
Aunque sea mentira. A muchos políticos les he pedido que me engañen. Al
ministro le he dicho: 'Señor ministro, engáñeme y dígame que las policías están
mejor y hay más medios. Dígamelo y yo me voy tranquilo a mi casa'. Quiero que
la muerte de mi hijo haya servido para algo. Pero cuando en dos años ves que no
ha servido para nada, ¿cómo crees que estoy? Yo no quiero vivir de esto como sí
lo hacen personas que tendrían que estar ayudándonos. Me refiero a la Asociación de Víctimas
de Cataluña, que en estos dos años todavía no me ha llamado. ¿Si una asociación
que está para ayudar a las víctimas no hace nada, para qué sirve ese dinero?
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