11 abril 2018
Ni rebelión ni
terrorismo
Neus Tomás
La
sensación de que para frenar el independentismo se ha recuperado la doctrina
del 'todo es ETA' da vértigo y ahora la plantilla vasca se usa para buscar
terrorismo y rebelión donde no la hay
Este artículo podría titularse '¿Dónde está el límite?'.
Porque esa es la pregunta que se hace mucha gente en Catalunya y cada vez más
en el resto de España. ¿Dónde está el límite en la escalada judicial para
intentar desactivar el independentismo? Ni la opinión contraria de un centenar
de catedráticos de Derecho Penal, ni la decisión de la justicia alemana, ni el
criterio de las justicias belga, escocesa y suiza, ni las imágenes de
televisión. Nada frena el intento de vincular un movimiento que ha demostrado
siempre que es pacífico a la violencia.
¿Desde cuando protestar es terrorismo? Las movilizaciones
protagonizadas por los CDR pueden ser cuestionables, molestas o incluso hay
quien considera que perjudiciales para los intereses de los políticos
procesados por una rebelión que no cometieron. Puede haber delitos. Pero no es
terrorismo.
Es más, es una ofensa para aquellos que han sufrido de
cerca el terrorismo. Robert Manrique, que fue víctima del atentado de ETA en
Hipercor, lo resume así: "Comparar levantar las barreras de un peaje con
el terrorismo me parece una locura, una exageración brutal". Pero no
hay límites. Hay quien entre la judicatura y algunos partidos parece echar de
menos que en España haya desaparecido un movimiento independentista que sí que
recurría a la violencia organizada, quien necesita identificar a bandas
criminales que no existen en autos judiciales cargados de connotaciones
políticas.
Los CDR son un movimiento horizontal, sin una cúpula, y no
porque lo digan los independentistas. Quien lo reconoce es el ministro del Interior. No hay
cúpula sino un cabreo entre amplios sectores, algunos procedentes del 15-M,
otros afines al secesionismo, que han decidido llevar su indignación a la
calle. Si han cometido un delito está claro que no es el de la rebelión y por
supuesto no son terroristas.
La sensación de que se ha recuperado la doctrina del 'todo
es ETA' da vértigo. Sirvió, por ejemplo, para cerrar el diario 'Egunkaria'.
También entonces los jueces se basaron en informes de la Guardia Civil. Años
después, la
Audiencia Nacional reconoció que no se había acreditado
"ni directa ni indirectamente" que este medio hubiese defendido los
postulados de la banda terrorista.
Ahora la plantilla vasca se utiliza para buscar rebelión
donde no la hay, abusar de la prisión preventiva y dibujar unas calles de
Catalunya presas por la violencia. "En Europa se piensa que España es un
Estado bananero", relataba hace unos días el periodista John Carlin para
resumir las conversaciones que tenía con sus colegas británicos. En una
entrevista en Radio Euskadi ha denunciado la "grotesca desproporción entre
lo que ha ocurrido en Catalunya y las penas que se están pidiendo a los
políticos".
¿Acaso Carlin es un peligroso secesionista? Tal vez a ojos
del eurodiputado Esteban González Pons, por citar uno de los dirigentes del PP
más activos en la cruzada contra las opiniones que disgustan al Gobierno
español, es directamente un sedicioso. Seguro que si en España
hubiese más voces como la de Carlin y menos como la de Jiménez Losantos nos
iría mejor. Pero a Carlin le despidieron por molesto y a Losantos hay quien
todavía lo toma en serio.
Opinión:
Agradecer a Neus Tomás que mencione mi opinión mostrada
ayer en numerosos medios de comunicación. Y agradecer también a todas las
víctimas y amigos por el apoyo mostrado a esa opinión que, siendo personal, se absolutamente que es compartida por muchas otras.
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