26 abril 2018
Rosa Diez es cofundadora de UPyD y Basta Ya!, y promotora
de la web de debate y opinión www.elasterisco.es.
"Nos queda una facultad y debemos defenderla con todo
nuestro vigor, porque es la última: la facultad de negar nuestro
consentimiento". Primo Levi. A media mañana del pasado viernes recibí un
mensaje de una amiga que es víctima del terrorismo: "acabo de tener
una enganchada con una periodista que me recriminaba que no tenga el corazón
contento con el comunicado de ETA". "Lo que vamos a
tener que oír, Rosa, prepárate...", fueron las palabras de un amigo ante
mis primeras e indignadas reacciones por el titular unánime que los medios les
habían regalado: "ETA pide perdón".
¿Cómo se ha podido producir tal indecorosa reacción
política y mediática ante un comunicado en el que ETA vuelve a justificar su
existencia? ¿Acaso esa desmedida alabanza a un comunicado basura no es una
dolorosa falta de respeto hacia la democracia y hacia las personas que fueron
asesinadas por defenderla? El gran éxito de ETA
es haber logrado que haya periodistas y prescriptores de opinión que se creen
con derecho a dictar a las víctimas cómo tienen que sentirse.
Los años de terrorismo, la propaganda vertida por sus bien pagados
historiadores, los complejos de unos y las complicidades de otros, la cobertura
histórica del nacionalismo institucional, lustros de educación en el odio y en
la mentira junto con el relativismo que impregnó a la sociedad española durante
las negociaciones políticas de Zapatero con la banda nos han traído hasta aquí.
No es una novedad que las víctimas y todos aquellos que se
enfrentaron a ETA se sientan solos. Aunque es verdad que a estas alturas de
nuestra vida la soledad pesa más, hasta el punto de tener a veces la sensación
de que no queda nada nuevo por decir. No es de extrañar que ante esta nueva
anomalía democrática los más cercanos se apresuren a decirnos que nos preparemos
para lo que viene. Sé que hay razones
para sentirse impotentes porque pareciera que ni siquiera los que se dicen
buenos quieren escuchar que el comunicado de ETA es una burla a la democracia y
un insulto a las víctimas.
Pero la rapidez con que los medios de comunicación
españoles cayeron en la estrategia a ETA para reescribir su historia y le
ayudaron a colocar en toda la prensa internacional que "ETA pide
perdón" produce bochorno y no tiene perdón de dios. Por eso, a unos días
del espectáculo que prepara en ETA en Francia tenemos la obligación de
contrarrestar la propaganda y repetir las viejas y sabias palabras que deben
servirnos para que mañana nadie pueda decir que triunfó el relato del terror
porque ellos callaron.
Alcemos la voz para hacer el relato verdadero porque les
debemos la verdad a todos esos hombres y mujeres, uniformados o no, que
expusieron y perdieron su vida para proteger nuestro derecho a vivir en
libertad y a tomar sin miedo la palabra. Alcemos la voz en esta recta -que
debiera de ser final- para recordar que ETA ha sido derrotada por la policía,
por los jueces y por los demócratas que nunca se rindieron, que exigieron la
libertad y no aceptaron el señuelo de la paz que ofreció ETA a quienes les
convirtieron en interlocutores políticos en aquella nefanda negociación que
acabó con el atentado de la T 4.
Alcemos la voz y neguemos nuestro consentimiento. Niego mi consentimiento a que se
modifiquen las condiciones penitenciarias de los 300 terroristas juzgados y
encarcelados (250 en España y 50 en Francia) en tanto no se
esclarezcan los más de 300 crímenes que siguen impunes. El Código Penal exige
colaborar con la Justicia
para obtener beneficios penitenciarios. Cúmplase la ley y hágase justicia.
Niego mi consentimiento a que se califique como petición de perdón un
comunicado nauseabundo con el que ETA justifica sus crímenes y señala a las
víctimas como meros peones de su sanguinario ajedrez. ¿Acaso sería más benévolo
nuestro juicio sobre Hitler si hubiera pedido perdón a los millones de sus
víctimas que no eran judíos o no tuvieron "una participación directa en el
conflicto"?
Niego mi consentimiento a esos periodistas, tertulianos o
prescriptores de opinión que se arrogan el derecho de decir a las víctimas como
tienen que sentirse. Niego mi consentimiento a que se considere algo normal el
hecho de que hagan homenajes a los torturadores y asesinos que han cumplido
condena por el hecho de serlo. Niego mi consentimiento a que perviertan la
realidad todos aquellos que comentan el comunicado de ETA buscando en el mismo
una justificación para sus silencios o sus complicidades. A toda esa buena
gente que lo único que quiere es que le dejen en paz les digo una vez más: ETA no ha pedido
perdón. En Euskadi no ha habido conflicto, sino crimen organizado
por ETA y terror para amedrentar a los ciudadanos que no se dejaban ahormar.
Los miembros de ETA no son soldados; son criminales despiadados. Todas las
víctimas son inocentes, todas fueron escogidas por los terroristas porque eran
un estorbo para sus planes de destruir la democracia; todos los terroristas son
culpables. Los terroristas juzgados y encarcelados son asesinos sanguinarios y
no presos políticos. ETA no ha practicado la lucha armada, sino el terror más
inmisericorde y cruel; y se sigue sintiendo orgullosa de toda su historia.
Las víctimas de ETA fueron tapadas con tierra; niego mi
consentimiento a quienes se pliegan a la estrategia de los terroristas y les
ayudan a ocultar con mentiras su historia de terror. Hay
quien utiliza la tierra de las cunetas de ayer para tapar los crímenes de hoy.
También a esos les niego mi consentimiento.
Estos días que tanto se habla de libros me he permitido
recomendar la lectura de uno que tengo siempre sobre mi mesilla de noche: Si
esto es un hombre, de Primo Levi. Es un libro triste y duro pero, a la vez,
lleno de esperanza. Esperanza en la supremacía del alma humana sobre el terror;
y esperanza en el poder taumatúrgico y sanador de la memoria y la palabra.
Cuando dudo si merece la pena repetir las viejas y molestas palabras, abro el
libro. Y siempre, sea cual sea la página a la que me enfrento, recuerdo por qué
lo justo es seguir.
"No es lícito olvidar, no es lícito callar. Si
nosotros callamos, ¿quien hablará?"
Rosa Díez es cofundadora de UPyD y Basta Ya!,
y promotora de la web de debate y opinión www.elasterisco.es
Opinión:
Hay ocasiones en las que leer según que escritos reconforta…
y reconforta no por lo que se pueda leer sino porque te demuestra hasta qué punto
el esperar a que el tiempo ponga a cada uno en su sitio es muestra de
paciencia.
Los mezquinos que se hacen pasar por víctimas copiando las
secuelas reales de víctimas reales, o copiando la medicación que durante años
toman las verdaderas víctimas o copiando las heridas y secuelas de las víctimas
reales serán descubiertos algún día. De ello estoy seguro.
Pero que una personalidad política pueda ser motivo de lo
mismo ya es más complicado.
Tendría que revisar mis agendas y, sinceramente, después de
14 horas haciendo gestiones por toda la ciudad y en diferentes administraciones
ni tengo tiempo ni tengo ganas. Prometo que aportaré mas datos. Pero sí
recuerdo aquella visita al Parlamento de Estrasburgo cuando la señora Díez
todavía militaba en el PSOE y se negó a recibir a tres víctimas en su despacho
como eurodiputada porque “ustedes no son de la AVT ”. La diferenciación entre víctimas
dependiendo del uso político. Aquel día empecé a intuir que habrían cambios en
su trayectoria política. No me equivoqué.
En cambio, su compañera Bárbara Dunkhorp (ella sí, víctima
viuda de terrorismo por el asesinato de su esposo Enrique Casas), nos recibió
amablemente y compartimos muchas de las propuestas que en relación a la
legislación le pude presentar.
Por lo tanto, señora Díez, lecciones sobre dignidad… por su
parte, ninguna. Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario