04 mayo 2018
Barkos y Urkullu
trabajarán juntos para convertir “la tragedia del pasado en la esperanza del
futuro”
Los presidentes de los gobiernos vasco y navarro hacen
público un documento tras el anuncio del final de ETA que contiene una serie de
compromisos en materias como convivencia, víctimas o presos. “Ha costado mucho,
demasiado tiempo, pero finalmente la paz se impone a la violencia”, subrayaron.
Nuevo acto inédito en una semana cargada de simbolismo. 26
horas y media después de que ETA anunciara oficialmente su disolución, los
máximos responsables institucionales de la Comunidad Foral
Navarra y del País Vasco han ofrecido una imagen que también formará parte de
estos días históricos: Uxue Barkos e Iñigo Urkullu han comparecido de manera
conjunta para dar a conocer una declaración institucional firmada por ambos
mandatarios, quienes han anunciado una serie de acciones conjuntas “para
acordar los pasos que consoliden una nueva etapa de convivencia en nuestra
sociedad”.
El lugar elegido para esta comparecencia ha sido el Palacio
del Señorío de Bertiz, una edificación situada en medio del parque natural que
lleva ese mismo nombre, al noroeste de Navarra. Primero se fotografiaron a la
entrada, donde esperaba un amplio número de cámaras. Luego, en una sala sin
banderas, llegó el momento de la declaración solemne.
Tanto Barkos como Urkullu habían rehusado participar en el
encuentro internacional celebrado este viernes en Kanbo, donde distintas
personalidades internacionales certificaron la disolución de ETA y llamaron al gobierno
de Mariano Rajoy a aprovechar la histórica situación planteada para dar pasos
hacia la convivencia. Según ha podido confirmar Público, tampoco hubo
representantes de los gobiernos del País Vasco y Navarra en la comparecencia
del jueves en la sede de la
Fundación Henry Dunant en Ginebra, donde representantes de
ese centro comunicaron que ETA había decidido disolverse.
En ese contexto, las oficinas de Prensa de ambos gobiernos
informaron el jueves por la tarde que a las 16.30 de este viernes tendría lugar
una declaración institucional en el Palacio del Señorío de Bertiz, donde darían
a conocer una posición común ante este tema. Había un buen trabajo previo al
que aferrarse: a lo largo del proceso que ha desembocado en la disolución de
ETA, ambas administraciones autonómicas han mantenido una estrecha relación. De
hecho, sus puntos de vista en torno a la paz y la convivencia son absolutamente
coincidentes, tal como ha vuelto a confirmarse en la declaración institucional
dada a conocer desde el corazón del Parque Natural de Bertiz.
La primera parte de la valoración estuvo a cargo de Barkos.
“La declaración de ETA pone fin a un periodo histórico oscuro, marcado por la
violencia y el dolor”, indicó la presidenta navarra, quien destacó que las
instituciones trabajarán para que “comience un nuevo tiempo”. Su intervención
–al igual que la del lehendakari- estuvo marcada por reiteradas alusiones al
carácter “injustificado e injustificable” de la violencia, así como hacia la
memoria de las víctimas. “La acción terrorista de ETA ha provocado dolor y una
pérdida irreparable a miles y miles de personas, víctimas de una violencia
injusta e injustificable ETA nunca debió existir porque nunca nadie debió creer
que podía tomar las armas para atacar a otras personas en la supuesta defensa
de una idea o proyecto o pretender suplantar la legítima expresión de soberanía
emanada del pueblo”, remarcó Barkos.
Tras el abandono de la violencia por parte de ETA, llamó a
“avanzar en una memoria crítica del pasado” que permita “recuperar el relato de
lo acontecido” y, al mismo tiempo, impida caer “en la injusticia del olvido o
de la desmemoria”. “La memoria es la que nos permite además que lo ocurrido en
el pasado no se distorsione o, peor aún, se justifique”, subrayó.
En ese apartado, la mandataria autonómica hizo alusión a la
cuestión de los presos. “Aunque plural y diversa, la memoria debe compartir una
base firme sustentada por los derechos humanos y la dignidad humana como
elementos incuestionables e invulnerables, incluida la superación de la
excepcionalidad en políticas penitenciarias”, expresó.
En esa línea, lamentó que en el comunicado final de ETA “no
se ha proyectado una mirada ética y crítica a las consecuencias de su acción
reconociendo la injusticia del daño causado a todas las víctimas sin
excepción”. No obstante, indicó que tampoco puede obviarse que la disolución
“marca la dirección de un nuevo tiempo”. “Nos sitúa ante un nuevo escenario, en
la que nuestra responsabilidad es convertir la tragedia del pasado en la esperanza
del futuro a partir de una memoria justa y duradera”, precisó.
Por su parte, Urkullu desgranó su discurso en torno a los
cinco conceptos que, a su juicio, provoca el actual momento histórico:
“alegría, memoria, esperanza, ilusión y compromiso”. “Ha costado mucho,
demasiado tiempo, pero finalmente la paz se impone a la violencia”, subrayó.
“ETA desaparece como amenaza; pero no como triste recuerdo.
Queda la memoria de todo el injusto daño generado”, afirmó el lehendakari,
quien al igual que Barkos lamentó que “en su último comunicado, ETA no ha sido
capaz de expresar una palabra de rectificación dirigida a todas las víctimas”.
“Pero la sociedad vasca y las instituciones –continuó- sí podemos hacerlo:
utilizar la violencia y la violación de los derechos humanos como arma política
fue un radical error humano, ético, político y democrático. Nunca más”.
“Ni una sola de las víctimas provocadas por ETA debió
producirse nunca. Las víctimas son hoy sujetos y partícipes principales de este
logro democrático de la sociedad, sus instituciones, la política y los derechos
humanos”, remarcó.
Propuestas conjuntas
Tras sus intervenciones, desde Vitoria y Pamplona se
distribuyó un documento con las “propuestas y compromisos tras el anuncio de la
definitiva desaparición de ETA”, suscrito por ambos gobiernos. En primer lugar,
marcan una serie de “pasos a corto plazo” que “tienen una relación directa con
el cierre definitivo del capítulo de ETA” y se plasman en “dos objetivos
autónomos”: “una reflexión crítica global sobre el pasado que, incluyendo
explícitamente la violencia de ETA, sea compartida, por primera vez, por todas
las fuerzas políticas”; y por otro lado “un consenso sobre adaptación de la política
penitenciaria al nuevo contexto que, definitivamente, alcance a todas las
fuerzas políticas”.
A medio plazo, plantean consolidar una “memoria plural y compartida,
basada en la clarificación de lo ocurrido en materia de vulneraciones de
derechos humanos”, lo que estaría unido al impulso de “políticas públicas de
reconocimiento y reparación de todas las víctimas del terrorismo, la violencia
y las violaciones de derechos humanos”. También se incluye “la promoción de una
educación y una cultura para la convivencia y los derechos humanos de vocación
preventiva ante el futuro y sus retos emergentes”.
En materia de compromisos, dibujan una serie de “pasos
estratégicos a corto plazo” que pasan por “promover una declaración crítica y
global sobre el pasado que, incluyendo la violencia de ETA, sea compartida, por
primera vez, por todas las fuerzas políticas”. Esos sí, también marcan cuál
debe ser “el punto de partida de cara a esta reflexión crítica y compartida”:
“el final de ETA no puede suponer pasar página sin una valoración crítica y
explícita sobre lo sucedido”.
También debe asumirse que “la construcción del futuro se
asienta en el reconocimiento del daño injusto provocado a las víctimas del
terrorismo y la violencia”, mientras que “la construcción de una memoria plural
y compartida se ha de basar en el rechazo público a cualquier forma de terrorismo
o violencia y a su legitimación o justificación”.
Del mismo modo, consideran que “la normalización de la
convivencia requiere una valoración clara y compartida sobre la injusticia de
la violencia de todas las organizaciones terroristas, y singularmente de ETA”.
“Ante todas las víctimas, es necesario reconocer que ninguna causa tuvo nunca
un valor mayor que la vida, dignidad o integridad de cada una de ellas”,
subrayan.
En esa línea, los gobiernos de Euskadi y Navarra se
comprometen a que “la memoria y el honor de las víctimas no queden relegados
por una mirada al futuro que se olvide del pasado”, así como a reparar a todas
ellas, “sea cual sea la causa de su victimación, rechazando cualquier tipo de
equiparación compensatoria entre unas u otras vulneraciones de derechos
humanos”.
Grupo de trabajo
sobre presos
Respecto a la situación de los presos, anuncian que
promoverán la creación de “un Grupo de trabajo sobre Política Penitenciaria entre
el Gobierno de Navarra, el Gobierno Vasco y el Gobierno español” que tendría
como objetivo desarrollar los “consensos parlamentarios que se alcancen en
Navarra y en Euskadi”.
De cara a lograr ese consenso, se emplazará a los presos a
“desarrollar las vías legales penitenciarias sobre la base de los principios de
individuación, reconocimiento del daño causado y reinserción”. Del mismo modo,
se buscará su acercamiento a cárceles próximas a sus lugares de residencia
“conforme a lo que establece la legislación penitenciaria” y se intentará
“aplicar con criterio humanitario las posibilidades que ofrece el ordenamiento
jurídico tanto para personas presas enfer¬mas o con menores a su cargo, como
septuagenarias”.
Asimismo, se promoverá “una política de reinserción acorde
con su definición constitucional, y con itinerarios viables cuando el riesgo de
reincidencia ha desaparecido fehaciente y definitivamente”.
“Políticas públicas
de justicia”
El acuerdo alcanzado entre ambos gobiernos incluye además
una serie de “pasos estratégicos a medio plazo”, entre los que se encuentra el
desarrollo de “una estrategia integral para la convivencia, otorgando carácter
de prioridad a los siguientes ámbitos de acuerdo” y el impulso de “políticas
públicas de justicia, reparación y solidaridad con todas las víctimas del
terrorismo, y de memoria y clarifica¬ción del pasado”. Se fijarán también
“políticas públicas de educación y cultura de convivencia y derechos humanos,
así como de “de reconocimiento legal de los derechos de las víc¬timas de
vulneraciones de derechos humanos de motivación política”.
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