11 mayo 2018
La nueva presidenta de la AVT avisa a Rajoy de que las
víctimas no permitirán nuevas traiciones
Al frente de la Asociación de Víctimas del
Terrorismo (AVT) desde hace una semana, Maite Araluce no
duda, en principio, del compromiso del Gobierno de no cambiar la política
penitenciaria tras la disolución de ETA, pero después de habérsela
"colado" varias veces, las víctimas no permitirán que
las vuelvan a traicionar.
Porque, como subraya Araluce en una entrevista con EFE, el
colectivo no va a consentir que el Gobierno de Mariano Rajoy abra alguna
"rendija" a los terroristas. De ser así, las víctimas volverían a
salir a la calle.
"En principio no tengo por qué
dudar de que la política penitenciaria no va a cambiar, creo al Gobierno y además tengo
la necesidad de creerle, pero obras son amores y tampoco vamos a pecar de
ingenuos porque no sería la primera vez que se nos dice una cosa y
luego...", advierte Araluce después de escuchar junto a otras 24 víctimas,
la promesa de Rajoy de que no se cederá con los etarras ni se permitirá que
legitimen su trayectoria de terror.
Y añade: "Siempre hemos dicho que ni un día más pero
tampoco un día menos, que cumplan lo que tengan que cumplir porque
estamos en un estado de Derecho. Y los beneficios, los que marca la
ley, de forma individualizada, caso a caso, no algo común a
todos para que se escapen por una rendija todos".
La nueva presidenta de la AVT admite que "tiene tajo" por delante
para vigilar, no solo que estos compromisos se cumplen sino también que el
relato de la historia no se desvíe ni un ápice de la verdad.
No le asusta la difícil tarea porque no llega de nuevas y
tras siete años en distintos cargos de responsabilidad del colectivo, asegura
que da el paso de ocupar la presidencia en este momento "como un acto de
responsabilidad personal. "Creo que es algo que debía hacer, por dar la
voz a todos los que no están".
Entre ellos, su padre y presidente de la Diputación de Gipuzkoa,
Juan María Araluce, asesinado en San Sebastián el 4 de
octubre de 1976 junto con su conductor y los tres policías nacionales que eran
sus escoltas. Ella tenía 15 años y, tras la ley de amnistía, se tuvieron que ir de
San Sebastián.
Toda una juventud y vida marcada, dice, antes de lamentar
que la condición de víctima "no prescribe", por lo que la última “campaña
de marketing, blanqueo y humillación” de ETA, incluida su carta de perdón
selectiva, le ha revuelto el estómago, algo que ella, como muchas víctimas
recriminaron a Rajoy en La
Moncloa el jueves por consentir que la foto del final de la
banda no fuera la de unos asesinos derrotados.
Más allá de reproches, Araluce dice que toca exigir que los etarras
colaboren con la Justicia para que se esclarecen los
crímenes sin resolver, que se detenga a los huidos
empezando por Josu Ternera, que se haga "todo lo que se
tenga que hacer" para prohibir los actos de homenaje a etarras y
que les ayuden a entrar en las aulas de colegios e institutos para darles voz.
"Esto no se ha acabado ni mucho menos, hay mucho
trabajo, hay que cambiar a parte de la sociedad vasca porque en calles de Navarra y
País Vasco aún es jaleada ETA", defiende.
Maite Araluce subraya que las víctimas de la banda temen
que se conviertan en "víctimas de la desmemoria", aunque admite que es lógico que la sociedad empatice con ellas en
momentos puntuales. "Todo el mundo se volcó con los atentados de Cataluña,
quién se acuerda hoy de esas víctimas. Las asociaciones somos las que
permanentemente estamos pendientes de arroparlas y ayudarlas", asegura.
A pesar del anuncio del fin de la banda armada, quedan
heridas abiertas y muchos cabos sueltos
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