30 marzo 2018
“El entorno
de ETA nunca pedirá perdón, aspira a que el tiempo lo difumine todo”
Antonio Rivera Catedrático de Historia
Su relación
con el PSOE “El socialismo que propone Sánchez es radicalismo de izquierda.
Titulares y poco más”
“Si no
dejamos claro entre todos que el terrorismo nunca debió ocurrir, corremos el
riesgo de que otros jóvenes lo repitan en unas décadas”, advierte
El catedrático de Historia de la UPV Antonio Rivera
presenta estos días el libro “Verdaderos creyentes, pensamiento sectario,
radicalización y violencia” (Editorial Catarata). La obra recopila la visión de
reconocidos expertos sobre el fanatismo político y el terrorismo, su última
consecuencia. Desde el yihadismo a ETA, de cuyo entorno no espera guiños. “Hay
dos generaciones de vascos que tienen que reconocer que su apuesta política y
el dolor generado no ha servido para nada. Y eso es duro”.
– ¿Es
peligroso tener ideales?
– Para nada, los ideales por sí mismos son
positivos. Lo peligroso es cuando algunos grupos consideran que sus creencias
son trascendentes y se creen legitimados para imponerlas al resto a cualquier
precio.
– ¿Cómo se
convierte un creyente en un fanático?
– El fanático se hace mediante un proceso complejo.
No hay una razón exclusiva, pero es más fácil que se fanaticen quienes
necesitan dar un sentido a su vida y quienes viven en entornos concretos. Por
mucho que se diga, la mayoría no se radicaliza en internet sino en casa.
– ¿Cuánto
tiene Puigdemont de creyente en el “procés” y cuánto de estratega político?
– Cualquiera que pretende transformar radicalmente
la sociedad tiene mucho de creyente. No lo definiría como fanático, pero sí que
hay algo sólido que le impulsa en el camino que ha recorrido. Y se cumple la
premisa: cree que su objetivo mejorará la vida de mucha gente.
– ¿Hay
fanáticos peores y mejores?
– A veces lo percibimos así, pero no. Los yihadistas
cuyas masacres en Siria nos horrorizan son lo mismo que ETA, por mucho que
hayamos convivido con los terroristas durante medio siglo.
– ¿La batalla
por el relato es el último objetivo que le queda a ETA y a su entorno?
– Evidentemente. Ha perdido la batalla militar y
quiere ganar la social, lo tienen clarísimo desde antes de que acabara el
tiroteo. El resto también deberíamos estar en eso, pero…
– ¿Pero?
– Ante cualquier sufrimiento siempre intentamos
olvidar lo antes posible y quizá la sociedad quiere cerrar la herida demasiado
pronto. Aún no queda tan claro lo que queda por hacer ni lo que ha habido en
los últimos 50 años.
– ¿Fue un “contigo
o contra mí”?
– Fue un combate entre totalitarios y demócratas. Y
generar un relato de acumulación que contente a ambos, como pretende el PNV, es
muy complicado. Para que no vuelva a ocurrir hay que deslegitimar el recurso a
la violencia. Si nos quedamos en el terreno moral y en que una parte de la
sociedad se equivocó cualquier generación futura puede volver a emprender ese
camino.
– Pues aún no
hemos llegado siquiera a que alguien reconozca que se equivocó…
– Es que ETA militarizó todo su entorno y hay dos
generaciones de vascos que tienen que reconocer que su apuesta política y el
dolor generado no ha servido para nada. Y eso es duro.
– ¿Y
ocurrirá?
– No he escuchado nunca a nadie del IRA decir algo
así. No pedirán perdón, prefieren que pase el tiempo y que todo se difumine.
– Los más
jóvenes no han visto matar a ETA, pero escuchan insistentemente hablar de la
dispersión de los presos, de casos de torturas… ¿la equidistancia es un peligro
real?
– Ni siquiera existe equidistancia, lo único que se
ve son asesinos convertidos en víctimas. No a las que ellos han dejado por el
camino. Para muchos sectores juveniles lo único que queda de todo aquello son
los presos, y les parece que es el único problema que queda por solucionar.
Homenajes «inmorales»
– En ese
puzzle, ¿dónde ubica los homenajes a los presos?
– No digo que sean ilegales, la pregunta es si son
morales.
– ¿Y lo son?
– No. Me parece muy respetable que se hagan
homenajes privados porque la madre de un asesino sigue siendo su madre y lo
quiere, pero el que participa en un acto público es porque no se ha bajado del
burro al que se subió hace 50 años. Simplemente están esperando a que cambien
otra vez las tornas.
– Fue usted
viceconsejero en el Gobierno de Patxi López. ¿Hacia dónde avanza el PSOE de Pedro
Sánchez?
– El socialismo que propone Sánchez es propio del
radicalismo izquierdista y muchos socialdemócratas puede que no se sientan
representados. Buscan respuestas prácticas y no ideas que ocupan titulares pero
no van más lejos.
– ¿Y el PSE?
¿Está rentabilizando su pacto de Gobierno con el PNV?
– No rentabilizó su participación en el Gobierno
vasco de López, como para hacerlo en éste. Evidentemente no. Lo que debe quedar
es que el PSE participó en la construcción de lo mejor de este país y ofrecer una
imagen de utilidad. Y eso es lo que no hace el PSOE de Sánchez.
– ¿No?
– Con esas afirmaciones izquierdistas no tiene
espacio propio. Los jóvenes que puedan quedar encandilados por ese discurso ya
tienen a Podemos; a los sectores intermedios los está enganchando más el
discurso de Rivera, y los viejos grupos que conocieron las mieles del partido
ya están demasiado descreídos.
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