12 marzo 2015
Once años del
fatídico 11-M
La memoria es lo que hace grande y diferencia al ser
humano. Hay que recordar para que la historia no pierda en el olvido y, con esa
filosofía, se cumplen ya once años, once precisamente, de aquel fatídico 11M y
con la efeméride vuelven los homenajes para honrar a las víctimas de los
atentados.
En esta ocasión, no pudo ser de manera unificada,
como el año pasado. Por una parte, desde la Asociación de Víctimas del Terrorismo se pone el
acento en la búsqueda de los “verdaderos culpables”, con una llamada directa a
la unidad para luchar sin descanso contra los terroristas. Y, desde la entidad
que preside Pilar Manjón, se pone el énfasis en el oscurantismo con el que, a
su juicio, se aborda el mayor atentado yihadista sufrido en Europa. En el
fondo, aunque por separado, todas las víctimas reclaman mayor atención del
Ejecutivo, después de haber perdido a seres queridos a manos de la barbarie sin
sentido del terrorismo más radical. 191 fallecidos y más de dos mil heridos
merecen todos los respetos, no solo del Gobierno de turno, sino de toda la
sociedad que se sobrecogió aquella mañana temprano con las explosiones en los
trenes. Sin polémicas políticas, porque el sufrimiento no entiende, o no
debería entender, de partidos ni de siglas
No se puede cerrar en falso la herida que conmocionó
al país como nunca antes en su pasado reciente. Cualquier sombra de duda sobre
la verdadera autoría debe quedar clarificada con transparencia meridiana para
siempre, para que los familiares de aquellos asesinados, y ellos mismos, puedan
descansar tranquilos. Ante todo, mantener la memoria viva de toda la sociedad
para hacer frente a la latente amenaza, cada día más, del fundamentalismo
islamista.
Opinión:
La presente opinión va a ser común en muchas de las noticias publicadas hoy. Y va a ser la misma opinión porque, aunque con algún matiz, la amplia mayoría de noticias destacan la "división" entre las victimas.
La presente opinión va a ser común en muchas de las noticias publicadas hoy. Y va a ser la misma opinión porque, aunque con algún matiz, la amplia mayoría de noticias destacan la "división" entre las victimas.
Con toda
sinceridad, y con todo el dolor, reconozco que esos titulares señalan una
situación real. Triste pero real. El único problema es que no parece haber
interés en entrar a estudiar o localizar los motivos que han llevado a esta
división.
A riesgo de ser
pesado, presento algunas reflexiones que he ido conociendo, contrastando y
comprobando en casi 28 años de asistencia integral a cientos de victimas del
terrorismo, con toda la variedad de opiniones que ello conlleva. Podrá
molestar, pero no me importa lo mas mínimo. Esta documentado.
En la década de
los ochenta solo existía una asociación a nivel estatal que agrupaba a cientos
de victimas del terrorismo, previo reconocimiento judicial y/o administrativo
de haber sido victima de un atentado. Se acercaba algún que otro impostor al
que elegantemente se le invitaba a dar media vuelta y marcharse por donde había
venido. Esa postura de control real y directo de los nuevos miembros que iban
ingresando se ofreció una imagen de seriedad que la sociedad española agradecía
constantemente. De hecho, creo que entonces nadie apagaba la televisión cuando
se hablaba de "victimas del terrorismo". Siguió siendo así en la
década de los 90 porque, pese a los intentos de algunos, desde aquella antigua
AVT continuamos desmarcados del uso, utilización y manipulación partidistas.
Para algunos
altos mandatarios, no fuimos una asociación dominable, maleable y mucho menos
utilizable. Y ahí empezaron a pulular algunos que intentaban infiltrarse (pese
a no tener el reconocimiento como víctima) consiguiendo tiempo después hacerse
con el control gracias al respaldo político de ciertas siglas. Como es lógico y
a partir de ese momento, tal respaldo traería ciertas contrapartidas de uso y
manipulación del dolor ajeno.
Por ello, cuando
ahora se habla de división entre víctimas, me surgen muchas preguntas a las que
espero respuesta por parte de otras ”víctimas” o representantes de víctimas.
Ahí van algunas y que cada cual extraiga sus
respuestas:
Es imposible
hablar de unidad cuando desde algunas representaciones de víctimas (supuestas o
no), se dicen cosas como que
1) sería una
alegría la muerte del etarra Bolinaga,
2) se procede a
insultar en un acto oficial al Presidente de la Audiencia Nacional ,
3) se organizan
manifestaciones supuestamente “contra ETA” para aprovechar a recoger firmas
contra el Estatuto de Cataluña,
4) se presentan
las secuelas de otras víctimas como si fueran las propias,
5) no existe
interés alguno en localizar a cientos de personas que constan en sentencias,
6) se utilizan
actos de supuestos homenajes para lanzar diatribas y mensajes de ideologías
partidistas concretas,
7) se utilizan
homenajes a víctimas del terrorismo yihadista para lanzar mensajes contra otros
tipos de terrorismo,
8) se insulta a
los magistrados por tomar decisiones concretas mientras se esconde a la opinión
pública las actividades personales y/o familiares realizadas por parte de quien
lanza esos insultos,
9) se limita a
las administraciones pertinentes la realidad de los listados de algunas
asociaciones,
10) se permite
la duplicidad (o hasta la sextuplicidad) de ciertas personas (víctimas o no) en
diferentes asociaciones al mismo tiempo,
11) se procede
al intercambio de información personal de las propias víctimas para crear
nuevas asociaciones,
12) se culpa a
ciertas administraciones de no subvencionar a ciertas asociaciones cuando lo
cierto es que algunas asociaciones no justifican los gastos realizados,
13) se procede
al descrédito constante de las instancias judiciales cuando las sentencias no
agradan a los supuestos representantes,
14) se preparan
actos reivindicativos con argumentos u objetivos que jamás son consultados
previamente a los miembros pertenecientes a algunas asociaciones concretas,
15) se ofrece el
respaldo a ciertos políticos y se desacredita a otros, incluso de un mismo
partido,
16) se firman
declaraciones en las que se toman clarísimos posicionamientos ideológicos y
políticos sin consultar a los miembros de la asociación correspondiente sobre
la idoneidad de apoyar tales declaraciones,
17) se amenaza
con que “si no hay justicia habrá venganza”
18) se exige la
salida inmediata de España de diversas organizaciones europeas o transeuropeas,
19) se exige la
inmediata expulsión de España de seres humanos ciudadanos (documentados o no),
20) se utilizan
actos oficiales para lanzar mensajes de ideologías concretas, en la mayoría de
los casos fundamentados en las propias opiniones de los supuestos
“representantes” de “las” víctimas…
Prefiero dejarlo
aquí para no cansar al lector o lectora… pero ¿se entiende la razón por la que
existe división entre víctimas? Sinceramente, es lógico haber llegado a esta
situación cuando en España existen hasta 20 asociaciones de víctimas distintas…
fruto sin duda alguna de aquella repugnante utilización que algunos y algunas
iniciaron allá por el año 2002…
Pata terminar,
unas preguntas mas… ¿en quién debería recaer la responsabilidad de tal
división? ¿quién fue el estratega para llegar al momento actual? ¿ a quién le
interesó, desde el sector político, que existiera tal situación?
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