21 marzo 2015
La precampaña
enturbia las relaciones entre el PNV y la izquierda abertzale
Acusaciones
mutuas, cruces de comunicados y divergencias sobre el proceso de paz enfrentan
a los partidos nacionalistas que optan a las primeras elecciones forales sin la
amenaza de ETA
Las próximas elecciones municipales y forales
dibujarán el nuevo mapa del poder en Euskadi, en el que tanto el PNV como la
izquierda abertzale –hoy representada en Sortu– pretenden ser las fuerzas
hegemónicas del espectro electoral nacionalista. En plena precampaña, esa
situación ha provocado que la relación entre ambas fuerzas se esté viendo
afectada por un encarnizado cruce de acusaciones y de reproches mutuos que se agrava a
medida de que se acerca la fecha de los comicios. La pugna también añade
piedras al camino hacia la unidad abertzale en torno al proceso de paz abierto
en el País Vasco.
El episodio más ilustrativo de este deterioro de las
relaciones se vive en los últimos días en la Diputación de Gipuzkoa
con motivo de la comisión de investigación abierta allí
por un supuesto caso de corrupción. El actual gobierno foral, en manos
de Bildu –coalición que engloba a la izquierda abertzale, EA y Alternatiba–,
denunció en noviembre la gestión del anterior Ejecutivo, del PNV, por un
sobrecoste de 3,4 millones de euros sin justificar en una liquidación de gastos
de 2011 con motivo de la construcción de una autopista de pago. Se trata, en
concreto, de la adquisición de un depósito de tierra y del pago de unos
trabajos de traslados y excavaciones que, según la Diputación , nunca se
realizaron.
Se da la circunstancia de que el diputado general
cuando se produjeron las supuestas irregularidades, Markel Olano, y el diputado
foral de Infraestructuras Viarias de entonces, Eneko Goia, son hoy los
candidatos del PNV a la
Diputación y al Ayuntamiento de San Sebastián,
respectivamente. Por eso desde el partido de ambos, que niega que se produjera
ninguna actuación ilícita, se insiste en que el denominado ‘caso Bidegi’ –es el nombre de la empresa que
gestiona la autopista, y a cuyos exresponsables se les acusa de malversar
fondos públicos– tiene objetivos “electoralistas”. La indignación del PNV fue
aún mayor cuando, apurando los plazos de la legislatura, el gobierno
guipuzcoano decidió convocar la comisión de investigación del caso justo antes
de las elecciones. Bildu recibió entonces el respaldo de PP y Aralar, y el
rechazo de los nacionalistas y del PSE, partidos entre los que existe un
acuerdo de en el Parlamento Vasco para aprobar los presupuestos.
Matonismo político
Mientras tanto, el cruce de acusaciones entre el PNV
y la izquierda abertzale ha sido constante. Esta misma semana, la
coalición independentista ha acusado a Olano y Goia de ser los “responsables
políticos” de esas
supuestas irregularidades en la construcción de la autopista que une la
localidad guipuzcoana de Eibar y Vitoria. Y, en respuesta, el candidato del PNV
a la Alcaldía
de San Sebastián acusaba al partido que integran a la izquierda abertzale, EA y
Alternatiba de “matonismo político” por situarle a él y al cabeza de cartel de
su propio partido a la
Diputación en el centro de la diana de las presuntas
corruptelas. Tildaba lo ocurrido de “una forma miserable de hacer política”, y
emplazaba al Gobierno foral a recapacitar. El miércoles junteros del PNV
ofrecían una rueda de prensa para tratar de justificar que las obras que se
pagaron se ejecutaron, explicaciones que no convencieron a Bildu y al resto de
grupos políticos con representación en las Juntas Generales.
El choque entre las dos fuerzas
políticas abertzales también se ha dado en Gernika (Bizkaia).
EH Bildu —Bildu más Aralar— decidió no renovar al
actual alcalde, José María Gorroño, militante de EA, como candidato para las
próximas elecciones. Pero el PNV ha respaldado a éste y se ha integrado en su
candidatura para la Alcaldía ,
perjudicando claramente los intereses de la izquierda abertzale y provocando un
nuevo conflicto.
Ambas situaciones han enturbiado tanto las
relaciones entre ambas formaciones, que también parece haber puesto en peligro
la unidad abertzale en torno al proceso de paz abierto en Euskadi desde que ETA
anuncio el cese definitivo de su actividad armada. El presidente del PNV,
Andoni Ortuzar, llegó a decir el martes en una entrevista en Onda Vasca que si
quiere acuerdos con su partido la izquierda
abertzale “tiene que ser más leal en la relación con el PNV en todos los
ámbitos”. “No se puede estar por las mañanas en los juzgados
denunciando, y por las tardes pidiendo acuerdos”, afirmó, en clara alusión a lo
ocurrido en la diputación guipuzcoana. En su opinión la izquierda abertzale
está “empeñada” en descartar a los peneuvistas “porque sabe” que en Gipuzkoa
éstos les están “pisando los talones”. “Ellos, para defenderse, nos llevan a
los juzgados y nos llevan a comisiones de investigación, pero luego apelan a
nosotros”, lamentó.
La lealtad, "con el pueblo"
La lealtad, "con el pueblo"
Sus declaraciones provocaron el miércoles, víspera
de fiesta en Euskadi, un agrio intercambio de comunicados. Por un lado Sortu
acusaba al PNV de intentar “esconder o callar sus prácticas irregulares y
corruptelas” a cambio de acuerdos en el marco del proceso de paz. En una nota,
la formación de la izquierda abertzale aseguraba que los compromisos en ese
sentido “no pueden ser mercancía de trueque, ni tener precio”. “Nuestra lealtad
es con el pueblo y, en consecuencia, denunciaremos todos los casos de ese
tipo”, afirmaba el partido en alusión a las supuestas irregularidades cometidas
en la construcción de la AP 1.
“Es radicalmente falso que Andoni Ortuzar o EAJ-PNV
hayan condicionado jamás, bajo ningún concepto y en ninguna circunstancia, un
hipotético acuerdo en materia de paz y convivencia al cese de la campaña de
descrédito contra EAJ-PNV que llevan orquestando Sortu y EH Bildu en los
últimos tiempos. La única que fija condiciones y que coloca obstáculos en el
camino de la paz es la
Izquierda Abertzale. Esta manipulación de Sortu no es más que
la constatación de su evidente nerviosismo”, respondían en otro
comunicado los nacionalistas. “Ninguna crisis interna, ningún nerviosismo
preelectoral y ningún interés particular constituyen argumentos suficientes ni
para engañar a la ciudadanía, ni para manipular a los medios de comunicación,
ni para comerciar con una materia tan sensible como la paz y la convivencia,
cuya consolidación definitiva los vascos llevamos años reclamando y exigiendo,
un clamor que la
Izquierda Abertzale sigue empeñada en desoír”, concluían.
Esta última frase refleja otro desencuentro entre el
PNV y la izquierda abertzale, que tiene que ver con la propia concepción del
proceso de paz abierto en Euskadi. El partido en el Gobierno Vasco, con el
lehendakari, Iñigo Urkullu, sigue colaborando con el Ejecutivo español en
distintas operaciones policiales puestas en marcha en los últimos meses en el
País Vasco. Exige, además, que la izquierda abertzale sea clara en su desmarque
de la violencia de ETA. Sortu considera que las operaciones se enmarcan dentro
de la dinámica de “represión” diseñada por el Estado contra el pueblo vasco. Y
se centra en reivindicar el acercamiento inmediato de los reclusos a cárceles
cercanas a sus domicilios.
La campaña se anuncia agitada en Euskadi, territorio
en el que a dos meses de las elecciones florecen supuestos casos de corrupción
–como el que afecta a la exalcaldesa de Lasarte-Oria, Ana Urchueguía, del PSE;
o el que afecta al exnúmero dos del PNV alavés, Alfredo de Miguel– y proliferan
las acusaciones y los reproches entre los adversarios políticos. Las
elecciones forales y municipales serán las primeras que se celebran sin la
amenaza violenta de ETA. Además, por primera vez, podría irrumpir en las
Juntas Generales de Gipuzkoa, Bizkaia o Araba la formación Podemos, que
finalmente decidió presentarse a dichos comicios.
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